El diálogo entre el gobierno y los emigrados de Cuba es un proceso irreversible, obstaculizado sólo por la política hostil de Washington hacia las autoridades del país, según fuentes oficiales cubanas.
No existen problemas de fondo hoy entre las parte convocadas a la III Conferencia La Nación y la Emigración, sostuvo este viernes el canciller cubano Felipe Pérez Roque al inaugurar ese encuentro.
El ministro afirmó que el mayor obstáculo para la normalización plena de las relaciones consideradas en la Conferencia es el bloqueo económico y la política de agresión contra Cuba del gobierno del presidente estadounidense George W. Bush.
Cuando las sanciones económicas a Cuba sean eliminadas, ejemplificó Pérez Roque, los emigrantes cubanos podrán viajar libremente a su país de origen, invertir en él o regresar tras jubilarse.
Las críticas del canciller al plan para una transición democrática en Cuba, tras la hipotética caída del gobierno del presidente Fidel Castro, aprobado por Bush este mes, fueron compartidas por el presidente de la organización opositora Cambio Cubano y el ex preso político Eloy Gutiérrez Menoyo.
Ese programa plantea medidas para endurecer el embargo económico decretado hace más de 40 años, apoyar a la oposición interna y restringir las visitas a la isla que pueden realizar las personas de origen cubano residentes en Estados Unidos, así como sus remesas a la isla.
La transición es un asunto interno nuestro, de los cubanos, dijo Gutiérrez Menoyo, quien el año pasado decidió quedarse en La Habana al término de una visita familiar y cuya situación en el país aún no fue definida por las autoridades.
Ese político opositor, cubano de origen español y antiguo compañero de guerrilla de Castro, quien asistió a las conferencias anteriores de 1994 y 1995, aclaró que aún no sabía si había sido invitado al foro como nación o como emigración.
Fuentes oficiales cubanas consideraron sorprendente la asistencia al foro de 465 personas de 45 países, más de 200 procedentes de Estados Unidos. Más de mil habían sido invitadas, pero a inicios de semana se esperaban sólo alrededor de 200.
El gobierno suspendió la exigencia de un permiso de entrada al país para los cubanos procedentes de cualquier país del mundo, y Pérez Roque anunció un paquete de otras medidas en el mismo sentido, que podría ampliarse durante la conferencia, prevista hasta el domingo.
Ese paquete incluye la garantía de procedimientos aduaneros expeditos y seguros, becas universitarias y financiación de cursos de idioma español, historia y cultura cubanas a descendientes de emigrantes, así como la creación de un nuevo departamento oficial que ampliará las relaciones con la diáspora.
Cuba tiene una población de 11,2 millones de habitantes y una comunidad emigrada de 1,5 millones de personas, de las cuales 1,3 millones viven en Estados Unidos, 70.000 en España y 50.000 en Venezuela.
La III Conferencia La Nación y la Emigración incluirá presentaciones y paneles sobre temas migratorios, relaciones Cuba-Estados Unidos, intercambios culturales, negocios e inversión.
Todos los problemas, por muy graves que sean, son problemas que se pueden resolver entre los cubanos sin una intervención extranjera, dijo el emigrante Luis Tornés, de 80 años, participante en una invasión que intentó derrocar a Castro con apoyo de Washington hace 42 años
A Tornés y otros seis integrantes de la Brigada 2506, que desembarcó en Playa Girón, al sur de Cuba, en abril de 1962, les fue restituida este viernes la ciudadanía cubana, sanción accesoria dictada por un tribunal revolucionario tras el fracaso de aquella incursión.
No es un acto de olvido, dijo el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del parlamento cubano, José Luis Toledo, al presentar esa decisión del Consejo de Estado, máximo organismo de gobierno, fechada el miércoles.
Toledo aseguró que más allá de las diferencias, la restitución se extiende a personas que actualmente defienden la independencia de Cuba y han dado muestras de voluntad para el estable cimiento de relaciones normales con el país.
El gobierno cubano realiza este gesto sin odios estériles ni espíritu de venganza, añadió.
No soy comunista, ni socialista. Estuve 28 años luchando contra Cuba. Un día comprendí que el único camino era el diálogo, dijo Tornés y consideró la restitución de la ciudadanía como un símbolo de reconciliación.