A pesar de las críticas de la comunidad internacional, la dictadura militar de Birmania abrió un proceso de redacción de una nueva constitución sin que participen los partidos prodemocráticos.
La premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi continúa bajo arresto domiciliario a pesar de que varios ministros aseguraron que sería liberada antes de la Convención Nacional, cuyas sesiones comenzaron este lunes.
La Convención integrada por más de 1.000 delegados designados a dedo por el régimen se reunió en las afueras de Rangún, en una ceremonia plena de lujos y pompa.
Pero la ausencia del partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (LND), es un duro golpe para la credibilidad del proceso de supuesta reconciliación nacional lanzado por el gobierno.
Las embajadas de Estados Unidos y de los países europeos no enviaron representantes a la ceremonia de apertura de la Convención Nacional, dada la decisión tomada el viernes por la LND de boicotear el proceso.
La LND no cree que sea capaz de beneficiar a la nación participando en la Convención Nacional, dijo a la prensa el presidente del partido, Aung Shwe, cuando anunció al decisión de no participar en el órgano.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, también desacreditó el proceso en una declaración emitida después de la apertura de la Convención Nacional.
Mientras, un diplomático de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) sostuvo que el bloque no considera creíble la Convención Nacional sin la participación de la LND. Birmania pertenece a esa organización.
El hecho de que permanezcan en arresto domiciliario dos de los principales dirigentes del partido opositor, Aung San Suu Kyi y U Tin Oo, hizo imposible para el sector considerar de manera realista su participación en la Convención.
La LND estaba en una posición imposible. Si asistían a la Convención, eso habría sido interpretado como un aval a la continua detención de ambos líderes, dijo un diplomático asiático radicado en Rangún.
Durante semanas circularon versiones sobre negociaciones entre el régimen y Aung San Suu Kyi para permitir la participación de la LND en la Convención. En los últimos dos meses, las autoridades militares han permitido a los dirigentes opositores reunirse regularmente en la residencia donde su líder está detenida.
Pero mientras la LND procuraba resolver algunas de sus diferencias con el régimen sobre los procedimientos de la convención y asegurarse de que hubiera libertad de debate y de asociación durante las deliberaciones, los militares parecían más interesados en mantener un conveniente silencio.
Durante más de dos semanas, la junta militar evitó contestar una carta formal remitida por la LND sobre esos problemas.
Los asuntos clave eran la liberación de los dirigentes del partido hoy en arresto domiciliario, la reapertura de los locales de la oposición, el reconocimiento del derecho a la libertad de debate en la Convención y el derecho de los dirigentes de reunión y de discusión fuera del ámbito del órgeno.
Fuentes diplomáticas occidentales aseguraron que Aun San Suu Kyi llegó a enviar una carta personal al líder de la junta, general Than Shwe, que fue ignorada por su destinatario.
El primer ministro Khin Nyunt comprende la importancia de incluir a los partidos prodemocráticos en la Convención, pero su superior, Than Shwe, no ve la necesidad de ello, dijo un diplomático asiático en Rangún.
La tensión entre los generales birmanos ha bloqueado el proceso de reconciliación. Los pragmáticos están encabezados por el primer ministro Khin Nyunt, quien, para Than Shwe, se ha vuelto demasiado fuerte.
El proceso ha sido controlado por un comité de seis generales en el que participa el primer ministro. La inercia parece sugerir que sus días al frente del gobierno están contados.
La coalición Alianza Unida de Nacionalidades también decidió no participar en la Convención Nacional. La Liga de Nacionalidades Shan, integrante de la Alianza, fue el segundo partido en las elecciones de 1990 detrás de la LND, que obtuvo 80 por ciento de los votos.
Desde esos comicios, la dictadura dejó sin efecto las libertades políticas y reprimió a cualquier persona que percibiera como una amenaza para su poder. Aung San Suu Kyi es una de las víctimas habituales, pues fue puesta en arresto domiciliario en varias ocasiones.
La ley 5/96 de la dictadura prohíben cualquier manifestación crítica a la modalidad de discusión diseñada por los militares para la Convención Nacional.
La norma también prohíbe a los convencionales diseñar un proyecto alternativo a la constitución que establezca el régimen y establece restricciones a los discursos, que deben ser escritos de antemano y aprobados por la junta.
Los que violen la ley 5/96 pueden ser condenados a penas que van de los cinco a los 20 años de prisión.
El proyecto de constitución de los militares asigna a las fuerzas armadas un papel central en la política nacional, según Bejoy Sen, del no gubernamental Consejo de Abogados de Birmania.
Las sesiones de la Convención Nacional que comenzó a sesionar en 1993 para redactar una constitución terminaron de forma abrupta cuando la LND se retiró del órgano en 1996 en protesta por la represión que sufría el país.
En esa ocasión, un parlamentario fue condenado al amparo de la ley 5/96 a 20 años de prisión por distribuir copias de un discurso que no había sido aprobado por las autoridades militares.
Suu Kyi y altos dirigentes de la LND están arrestados desde mayo de 2003, el mismo día en que matones simpatizantes de la dictadura los atacaron violentamente.
Luego, Rangún mostró ciertos cambios, entre ellos el anuncio por parte de Khin Nyunt de un programa de reformas políticas de siete puntos, entre ellos la convocatoria este año de la Convención Nacional para redactar una nueva constitución.