Al anunciar su boicot a la Convención Constitucional de Birmania, el principal partido opositor envió un mensaje inequívoco al régimen militar: con la democracia no se juega.
La Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de la encarcelada premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, informó este viernes su negativa a participar en el proceso de elaboración de una nueva carta política, que comenzará el lunes 17.
Al mismo tiempo, ocho partidos políticos de origen étnico integrantes de la Alianza Unida de Nacionalidades anunciaron este viernes la misma medida.
Dirigentes de la LND atribuyeron la decisión del partido al clima de opresión en las vísperas de las sesiones, incluida la reticencia de la junta a liberar de su arresto domiciliario a Aung San Suu Kyi.
La decisión fue inevitable, porque no había espacio para el debate abierto y la discusión en la Convención Nacional, dijo a IPS Teddy Bury, líder del bloque de parlamentarios opositores electos en el exilio.
La LND es un partido legítimo con una base democrática, y no participaremos en un proceso hostil a las normas de la democracia, agregó Bury, electo parlamentario en los comicios de 1990, cuyo resultado se ha negado a reconocer la dictadura.
Otros dirigentes en el exilio destacaron la decisión de la LND de mantenerse al margen de un proceso político que con tanto ahínco promocionó en el exterior la junta militar en el exterior, autodenominada Consejo para la Paz y el Desarrollo del Estado.
La LND es un partido del pueblo y no puede abusar de la confianza que le ha asignado el pueblo birmano, dijo el director de Relaciones Exteriores de la Red para la Democracia y el Desarrollo, un grupo de birmanos exiliados en Bangkok.
Si asisten a una convención que no traerá democracia al pueblo, eso sería visto como una traición. La pelota está ahora en la cancha de la junta, y depende de ella si el juego será suave o fuerte, advirtió.
Al boicotear la Convención Constitucional, la Alianza Unida de Nacionalidades dejó en evidencia que el proceso abierto por la junta militar no tiene sentido, indicó la revista Irrawaddy, que se publica en la septentrional ciudad tailandesa de Chang Mai.
La Liga de Nacionalidades Shan, integrante de la Alianza, fue el segundo partido más votado en las elecciones de 1990 detrás de la LND, que obtuvo 80 por ciento de los sufragios.
Desde esas elecciones, la dictadura dejó sin efecto las libertades políticas y reprimió a cualquier persona que percibiera como una amenaza para su poder. Aung San Suu Kyi es una de las víctimas habituales, pues fue puesta en arresto domiciliario en varias ocasiones.
La falta de vocación democrática de la junta volvería a salir a la luz en la Convención Nacional, porque las ley 5/96 de la dictadura prohíben cualquier manifestación crítica a la modalidad de discusión diseñada por los militares ara el órgano.
Aun peor, la norma prohíbe a los convencionales diseñar un proyecto alternativo a la constitución que diseñe el régimen y establecen restricciones a los discursos, que deben ser escritos de antemano y aprobados por la junta.
Los que violen la ley 5/96 pueden ser condenados a penas que van de los cinco a los 20 años de prisión.
El proyecto de constitución de los militares asigna a las fuerzas armadas un papel central en la política nacional, según Bejoy Sen, del no gubernamental Consejo de Abogados de Birmania.
En esto, al menos, han sido abiertos y honestos. No ocultaron sus intenciones, agregó Sen.
Las sesiones de la Convención Nacional que comenzó a sesionar en 1993 para redactar una constitución terminaron de forma abrupta cuando la LND se retiró del órgano en 1996 en protesta por la represión que sufría el país.
En esa ocasión, un parlamentario fue condenado al amparo de la ley 5/96 a 20 años de prisión por distribuir copias de un discurso que no había sido aprobado por las autoridades militares.
Suu Kyi y altos dirigentes de la LND fueron arrestados en mayo de 2003, el mismo día en que matones simpatizantes de la dictadura los atacaron violentamente. Se trata, apenas, de la última detención a la que fue sometida la líder desde la irrupción de los militares en el poder, en 1988.
Luego, Rangún mostró ciertos cambios, entre ellos el anuncio por parte del primer ministro general Khin Nyunt de un programa de reformas políticas de siete puntos, entre ellos la convocatoria este año de la Convención Nacional para redactar una nueva constitución.