El servicio de conexión a Internet en los llamados telecentros no sólo ayuda a cerrar la brecha digital, sino que también fomenta la vida comunitaria en barrios pobres, y facilita actividades culturales y oportunidades de trabajo para jóvenes en riesgo de caer en la criminalidad, según expertos latinoamericanos.
La diseminación de esos centros, con computadoras que emplean programas de uso libre, fue la preocupación central de la Semana de Inclusión Social, realizada en Sao Paulo y constituida por cuatro actividades paralelas.
El tercer Encuentro Latinoamericano de Telecentros, del jueves a este sábado, clausuró la semana iniciada el domingo, durante la cual se desarrollaron también el Encuentro Nacional de Telecentros brasileños, un Taller de Inclusión Social y el Foro de Gobierno Electrónico.
El doble carácter de inclusión digital y social que tiene la actividad de los telecentros fue destacado a IPS por Jesulino Alves, ex obrero químico que se ha convertido, a los 39 años de edad, en un activo agente técnico de los telecentros comunitarios que la alcaldía de Sao Paulo está implantando en los barrios más pobres.
Alves habla con entusiasmo de su experiencia tres años como voluntario y luego técnico y gerente del telecentro de Ciudad Tiradentes, un barrio con 290.000 habitantes que está entre los más poblados, más pobres y mas violentos de Sao Paulo.
Allí el telecentro "revitalizó un area antes deteriorada y afectada por la criminalidad", y a su lado se reactivaron varias instituciones, entre ellas las asociaciones de Pobladores y de Deficientes Físicos, así como un dispensario y el comercio, ejemplificó.
Cerca de 180 personas pasan diariamente por el local para frecuentar cursos o usar las computadoras conectadas a Internet mediante banda ancha. Si a ellas se suman las que van a la biblioteca instalada en el mismo local, puede haber hasta 250 personas en determinados momentos, señaló Alves, que hoy coordina varios telecentros.
Sesenta por ciento de los usuarios tienen menos de 16 años, una edad "de riesgo" en que muchos son atraídos por las drogas. Un ejemplo de joven beneficiado es Cleber, adolescente que tuvo dos hermanos presos y cuya vida tomó otro rumbo gracias al telecentro.
"De usuario pasó a voluntario y actualmente es contratado como monitor, con conocimientos de programador, e incluso presta servicios a empresas", contó Alves.
La alcaldía de Sao Paulo ya instaló 106 telecentros en barrios pobres, que atienden a unos 380.000 vecinos. Sus cursos ya brindaron a 80.000 personas conocimientos básicos de informática, creación de sitios en Internet, arte digital y procesamiento de imágenes.
Es poco, ya que lo ideal sería que hubiera más de 800 telecentros en una ciudad como Sao Paulo, con más de diez millones de habitantes y un tercio de elos sin acceso a la informática, dijo a IPS Carlos Afonso, director de Planificación y Estrategia de la Red de Información del Tercer Sector (RITS), co-organizadora de la Semana de Inclusión Social.
Pero Sao Paulo es un ejemplo positivo, tal como la meridional Porto Alegre, que adoptó una política de inclusión digital, implantando su propia red de fibra óptica, destacó el experto.
Así Porto Alegre, conocida su presupuesto participativo, en que asambleas populares definen inversiones, amplía las posibilidades de esa participación en la gestión pública, indicó.
El sueño de Afonso es recorrer el país para convencer todos los alcaldes de ciudades con más de 100.000 habitantes de las ventajas de una red propia de telecentros en las comunidades pobres. Los costos pueden ser muy bajos y los beneficios muy grandes, permitiendo reducir costos de administración y crear fuentes de ingresos, argumentó.
El gobierno central brasileño tiene planes para instalar 6.000 telecentros en el país hasta 2007, anunció el secretario de Tecnología de la Información del Ministerio de Planificación, Rogerio Santanna.
Las computadoras para esos centros, y también para escuelas, bibliotecas y otras instituciones de servicio a las comunidades, serán aportadas mediante un programa de recuperación de máquinas desechadas por empresas estatales y privadas
El encuentro latinoamericano formalizó la asociación regional llamada Red Somos@Telecentros, y eligió a sus coordinadores.
La participación de la comunidad es indispensable para el éxito de proyectos de inclusión social como los telecentros, destacaron representantes de varios países, que expusieron sus experiencias nacionales en la materia.
En México hay casos de éxito y de fracaso de los denominados Centros Comunitarios Digitales, creados por iniciativas gubernamentales con participación de la sociedad, reveló Gilberto Kapleman. El colombiano Julián Casabuenas contó que fue testigo del cierre de dos centros, que atribuyó a una visión muy comercial de la tecnología.
Tal como en Sao Paulo, las actividades relatadas no se realizan solamente mediante conexiones a Internet. Los usuarios de un telecentro de Perú, por ejemplo, deben leer por lo menos durante 15 minutos en la biblioteca local antes de usar una computadora.