AFGANISTAN: Siguiendo los pasos de Iraq

La inestabilidad crece sin cesar en Afganistán, país bajo virtual ocupación militar de Estados Unidos y otras fuerzas occidentales. Pero ese panorama queda sepultado por informes sobre violencia, tortura y asesinatos en Iraq.

La seguridad en Afganistán es ”tenue” y ”no muestra señales de mejoría”, según analistas que pronostican para el corto plazo una situación explosiva, tan mala como la de Iraq pero a una escala menor.

Las similitudes son contundentes. La insurgencia afgana y la resistencia iraquí no solo atacan a la fuerza multinacional apostada en sus territorios, sino también a la policía local y a trabajadores humanitarios extranjeros.

El Departamento (ministerio) de Defensa estadounidense (Pentágono) dijo el miércoles, en respuesta a las acusaciones de tortura en Iraq, que 25 prisioneros murieron custodiados por efectivos de ese país tanto allí como en Afganistán.

Pero, a diferencia de Iraq, la potencial desestabilización de Afganistán ganó impulso tras el anuncio la semana pasada de la retirada estadounidense del país.

En una visita a Kabul, el general Richard Myers, presidente del Comando del Estado Mayor Conjunto estadounidense, informó que Washington reducirá gradualmente su contingente de 15.500 soldados a partir de las elecciones afganas previstas para septiembre.

Analistas afganos advirtieron que una retirada sería la receta para el desastre político y militar.

”Un recorte de la presencia militar estadounidense sería la confirmación de lo que muchos temían: que el interés de Washington no es estabilizar el país o mejorar la vida de su pueblo sino hacer que parezca un éxito de la 'guerra contra el terror' antes de las presidenciales de noviembre”, dijo James Ingalls, del Instituto de Tecnología de California.

Ingalls, director y fundador de la Misión de Mujeres Afganas, es escéptico sobre la capacidad del gobierno de Karzai para supervisar ”elecciones libres y justas”, las cuales fueron postergadas desde su convocatoria inicial para junio.

”Los señores de la guerra respaldados por Estados Unidos todavía controlan parte del país con impunidad. Si se les permite participar en el proceso político, querrán hacerlo de manera intimidante, para llegar al parlamento”, sostuvo.

”Aquellos que no lo logren recurrirán a la fuerza. Tienen poco incentivo para comportarse de otro modo”, afirmó Ingalls.

”En el mejor de los casos, las elecciones carecerán de sentido, porque el pueblo no tiene alternativas reales. ¿Quiénes son los rivales de Karzai? En el peor de los casos, los comicios desatarán una nueva guerra civil”, concluyó.

Mark Sedra, investigador asociado del Centro Internacional de Conversión de Bonn (BICC), es igualmente pesimista.

”Una importante reducción de los soldados estadounidenses en Afganistán será una señal muy negativa par el pueblo afgano”, dijo Sedra a IPS.

”Eso alentaría la creciente percepción entre los afganos de que Estados Unidos y la comunidad internacional le vuelven otra vez la espalda, tal como lo hicieron cuando se retiró la Unión Soviética”, explicó.

Las tropas soviéticas ocuparon Afganistán en 1979 se retiraron en 1989. Luego de un periodo de desorden, el movimiento islámico Talibán pasó a controlar en 1996 la mayor parte del territorio afgano.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, Estados Unidos lanzó la guerra en Afganistán, desalojó a Talibán del poder e instaló a Karzai. Muchos lo consideran una marioneta del gobierno de Bush.

Los grupos insurgentes, entre ellos Talibán, no pueden derrocar al gobierno de Karzai, pero aún constituyen un riesgo de seguridad importante, según Sedra. Las operaciones de estas milicias consisten ahora en atacar a trabajadores humanitarios y empleados del gobierno.

El Banco Mundial y la Organización de las Naciones Unidas, entre otras agencias, retiraron a la mayor parte de sus trabajadores extranjeros en territorio afgano por esa razón.

Talibán, la actividad de los señores de la guerra y el auge del tráfico de opio son las principales amenazas que se ciernen sobre la reconstrucción de Afganistán, según Sedra.

”La presencia militar estadounidense, si bien limitada en comparación con Iraq, sirve como poderoso disuasivo al estallido de grandes choques, tanto iniciados por Talibán como por los señores de la guerra regionales”, explicó.

Luego de regresar de Kabul en enero, el representante especial de la ONU en Afganistán, Lakhdar Brahimi, dijo que el país carecía de estado de derecho a pesar de la gran presencia militar occidental.

Brahimi atribuyó la situación al gobierno, la policía, el ejército, la comunidad internacional y a la fuerza multinacional de 4.500 efectivos.

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