El exceso de violencia se vuelve banal en los programas de televisión y juegos electrónicos importados que consume el público infantil latinoamericano, y su carácter y contenidos son abstractos y sin raíces locales, apuntan productores y especialistas.
En esos programas y juegos todo el mundo se mata y, como la muerte está tan cerca en Colombia, esta banalización genera problemas para los niños, afirmó la directora de la organización no gubernamental colombiana Fundación Imaginario, Patricia Castaño.
La preferencia de los canales latinoamericanos por producciones importadas constituye una amenaza a la identidad cultural de los niños: se trata de programas cargados de una violencia que está fuera de su contexto cultural, sostuvo.
La influencia de la violencia televisiva en niñas y niños fue tema de análisis para los participantes en la IV Cumbre de los Medios para Niños y Adolescentes, que se realiza en Río de Janeiro desde el lunes hasta este viernes.
Castaño dijo a IPS que habría que dar a niños y adolescentes parámetros de relación diferentes, mostrarles que existen relaciones positivas, de cooperación, además de la violencia que viven en los juegos electrónicos y en la televisión.
Castaño sugirió incentivar la producción de programas infantiles locales, que reflejen nuestra realidad, nuestra historia, nuestras tradiciones, que digan a los niños en qué país viven y les muestren todo lo que hay de positivo, que no lo ven, porque sólo ven los noticieros en los que la gente se mata.
Las propuestas de la educadora colombiana incluyen una mayor producción nacional de programas infantiles, en los que la violencia no sea presentada porque sí o de cualquier manera.
En un país que vive un conflicto armado de cuatro décadas, los productores de televisión tienen que entender que la violencia debe ser mostrada en su contexto, tanto en los programas infantiles como en los noticieros.
Como los menores permanecen ante la televisión entre cuatro y seis horas por día y ven programación para adultos, sería preciso que ésta fuera producida tomando en cuenta el público real que la recibe, añadió.
Los participantes de la Cumbre (cineastas, educadores, periodistas, psicólogos y miembros de organizaciones no gubernamentales dedicadas a la infancia y la adolescencia) sugieren una orientación más responsable de los medios, que tenga más en cuenta la influencia que la televisión y los juegos electrónicos ejercen en niñas y niños.
El productor uruguayo de dibujos animados Walter Tournier, habló con IPS luego de una exhibición de dibujos estadounidenses cargados de violencia. Propuso simplemente trasmitir nuestras historias honestamente, que el contexto viene después.
Tournier, premiado internacionalmente, puso énfasis en las limitaciones tecnológicas de buena parte de los productores latinoamericanos. Hay cosas que no puedo hacer, simplemente porque no tengo esas técnicas; uso papel, plastilina y barro para trasmitir lo que tengo, dijo.
No es poco lo que podemos hacer si tenemos buenas historias para contar, pero tenemos el límite de nuestras carencias tecnológicas, expresó.
El periodista brasileño André Trigueiro, uno de los responsables de la programación del canal Globonews, reconoció que en los programas infantiles y juegos electrónicos hay mucha violencia, con dibujos repletos de peleas, odio y sangre.
Pero, la batalla por un cambio de orientación sin la adhesión de los padres, es una lucha perdida, sentenció.
Trigueiro espera que esta Cumbre acelere el proceso de cambio hacia medios de comunicación más éticos, ciudadanos, responsables, cuyos profesionales sean estimulados a reflexionar sobre sus trabajos y productos, y recordó que cada ciudadano debería sentirse responsable por lo que los medios hacen o dejan de hacer.
La australiana Patricia Edgar, quien preside la Fundación de las Cumbres de Medios para Niños, apuntó que buena parte de la programación dirigida a los niños se basa en el consumo y apunta exclusivamente a la venta de productos, sin preocuparse por el desarrollo infantil.
Se forma un círculo vicioso: los comerciantes perciben que el mercado infantil es extremadamente lucrativo y que los niños ejercen un enorme poder de consumo.
Debido a esto, muchas veces la programación televisiva se somete a los intereses del mercado, puesto que la publicidad se torna necesaria para financiar la producción del programa, dijo Edgar.
La investigadora de la brasileña Universidad Estatal Paulista Fátima Cabral afirmó que los juegos electrónicos tienden a despersonalizar a los niños y a homogeneizar valores y comportamientos pues, para poder ser vendidos en todos los países y a todas las clases sociales, tienen un carácter abstracto y desenraizado.
Además, observó, es innegable el llamado a la violencia que gran parte de los juegos pone a disposición de los jugadores.
Es como si cada jugador o jugadora fuera naturalmente violento y esperara apenas una oportunidad de vivir su día de furia, justificado por la lógica violenta e inhumana de los juegos, en los que las cualidades más humanas de los personajes parecen ser los músculos y la fuerza bruta, sentenció.