Una escalada de violencia sin precedentes en el sur de Tailandia ocasionó al menos 113 muertes este miércoles y dejó a la populosa comunidad musulmana en graves dificultades.
Estamos muy preocupados por la situación. Hay mucha tensión en el área. El público está conmocionado por los ataques, y no se sabe quién está detrás de ellos, dijo a IPS el presidente del Consejo de Organizaciones Musulmanas de Tailandia, Niti Hassan.
El gobierno atribuye los últimos ataques a grupos separatistas musulmanas como la Organización Unida Pattani de Liberación (PULO), que comenzó su actividad en los años 70. Pero la población local no está convencida de esas teorías.
Más de 30 insurgentes, la mayoría de ellos muy jóvenes, fueron muertos al enfrentarse con soldados fuertemente armados en las ruinas de la mezquita Kru Se, en la meridional provincia de Pattani, a más de 1.000 kilómetros de Bangkok.
Se trata de un templo de 200 años de antigüedad muy apreciado por los seis millones de musulmanes tailandeses, dado su valor como santuario del reino islámico de Pattani, anexado hace más de un siglo por Siam, nombre con que entonces se conocía al país.
Hemos sabido que las fuerzas de seguridad atacaron la mezquita cuando un grupo de rebeldes se refugiaron en ella, dijo Hassan.
Ese choque se registró en el marco de una serie de ataques coordinados contra 11 comisarías y puestos de control militar en Pattani, Yala y Songkhla, tres de las cinco provincias tailandesas de mayoría musulmana. En total, el país tiene 76 provincias.
La prensa informó que las autoridades identificaron entre los insurgentes a adolescentes musulmanes locales. Tenían unas pocas pistolas y algunos portaban armas, dijo a IPS Supalak Ganjanakhundee, que informa desde el sur al diario The Nation.
La televisión tailandesa ofreció imágenes de los resultados de los combates en las provincias meridionales, limítrofes con Malasia, incluidas varias de grupos de rebeldes muertos.
Fuentes oficiales calcularon las muertes en 113 —entre ellas las de 107 insurgentes, cinco soldados y dos policías— y que ese número seguramente aumentará.
Integrantes del gobierno del primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra se congratularon del éxito alcanzado por las fuerzas de seguridad al enfrentarse con los rebeldes.
Se trata de un acontecimiento trágico. Nos preocupa que los atacantes fueran tailandeses. Estos militantes planificaron los ataques en 11 sitios simbólicos de la autoridad del gobierno, y debimos responder, dijo a IPS el portavoz del gobierno Jakrapob Penkair.
Pero perdimos muy pocos funcionarios de seguridad en los ataques y ellos perdieron más, agregó
Penkair agregó que las autoridades fueron advertidas de la proximidad de los ataques por la población local, lo que refleja la fe de la población en los esfuerzos del gobierno en el sur de Tailandia.
El portavoz admitió que los atacantes son jóvenes musulmanes del área pero que el cerebro de la operación sigue siendo desconocido.
Los ataques de esta semana llevan a un nivel más alto la violencia que en los últimos meses afectó la vida de la población del sur de Tailandia.
Esto es más violento de lo que hayamos visto en el pasado, en particular a fines de 2002, cuando el gobierno apostó al ejército en el sur, dijo el periodista Chris Baker.
Kavi Chongkittavorn, editor y columnista del diario The Nation, consideró que los del miércoles fueron uno de los mayores incidentes en la historia del sur de Tailandia. Pero lo peor podría estar por venir, advirtió.
Después de esto, el conflicto en el sur cambiará, advirtió.
El 4 de enero, atacantes desconocidos irrumpieron en un campamento del ejército en el sur y robaron gran cantidad de armas, entre ellas 380 rifles de asalto M-16, siete lanzaderas de granadas a cohete, dos ametralladoras M-60 y 24 pistolas.
Los ataques contra puestos de policía, e incluso contra escuelas, continuaron desde entonces. Soldados, policías, monjes budistas y funcionarios del gobierno figuraron entre los cerca de 70 muertos por desconocidos entre el ataque de enero y el de este miércoles.
Los musulmanes, que representan seis millones de los 63 millones de habitantes de este país mayoritariamente budista, acusan al gobierno de postergar el desarrollo del sur.
Los musulmanes también se distinguen del resto de los tailandeses por su historia y tradiciones culturales, así como por el lenguaje yawi, un dialecto del malayo.
Hace más de un siglo, las hoy cinco provincias mayoritariamente musulmanes pertenecían al reino de Pattani, anexado en 1902 por Siam, como era conocida entonces Tailandia.