IRAQ-JAPON: Secuestro cuestiona vocación militarista de Koizumi

La toma de tres civiles japoneses como rehenes en Iraq sacudió a la mayoritariamente pacifista población de la potencia asiática, y dejó en entredicho los intentos de Tokio de derogar la renuncia constitucional a participar en guerras.

Los secuestradores, integrantes de las insurgentes Brigadas Mujahidín, amenazaron con quemar vivos a los rehenes en la meridional localidad de Samawa si Japón no retira a sus soldados de Iraq en un plazo de tres días.

”La noticia es horripilante. Rezamos por su seguridad”, dijo llorando la hermana mayor de Noriaki Imai, Yosuke, luego de conocer su secuestro el jueves. Imai es un periodista de 18 años.

Cientos de militantes pacifistas se manifestaron frente a edificios del gobierno este viernes, con letreros en que exigían el regreso de los 500 soldados de las Fuerzas de Autodefensa japonesas apostados en Iraq desde enero.

Uno de los carteles interpelaba a Junichiro Koizumi, el primer ministro: ”Koizumi, ¿por qué no va a Iraq en lugar de los rehenes?” Pero el jefe de gobierno dijo este mismo viernes: ”Japón no debe ceder ante las despreciables amenazas de los terroristas.”
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Las Brigadas Mujaidín, integradas por practicantes del Islam chiita, tomaron como rehenes a una docena de extranjeros (japoneses, surcoreanos, canadienses y árabes israelíes). Los siete surcoreanos fueron liberados, y un británico está desaparecido, al parecer también secuestrado.

La toma de rehenes deja en evidencia la ”estúpida” política internacional de Koizumi, dijo en la manifestación el ama de casa Akiko Osawa, de 34 años.

”El público estaba en contra de que nos enredáramos en la guerra de Estados Unidos, librada en beneficio de (el presidente estadounidense George W.) Bush sin que depare nada positivo para Japón”, sostuvo.

El envío de tropas de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, lo más parecido a un ejército que tiene este país, ha sido un problema delicado. Pero los secuestros encendieron aun más el debate.

Koizumi hizo una apuesta fuerte al acompañar a Estados Unidos en la ocupación de Iraq.

Tokio ha sido un estrecho aliado político de Washington tras la segunda guerra mundial (1939-1945). Ahora, el gobierno conservador resolvió el primer despliegue de las Fuerzas de Autodefensa en un área de conflicto extranjera.

”El ambiente está muy sensible. Koizumi está haciendo una demostración de fortaleza, pero afronta una situación difícil en la que el público podría volverse en su contra en cualquier momento”, dijo el comentarista en asuntos internacionales Koichi Ishiyama.

”Koizumi se muestra invencible para convencer al público de que Japón es un país fuerte. Está jugando con las emociones mezcladas de la gente”, agregó el ex periodista y escritor Yasuo Kurata.

El incidente mostró el avance de los conservadores del gobernante Partido Liberal Democrático en su intención de fortalecer militarmente a Japón.

”Ubicar la reconstrucción de Iraq como prioridad de la política exterior está de acuerdo con la nueva estrategia japonesa de asistencia al desarrollo extranjero (como herramienta) para promover la seguridad y la paz mundiales”, dijo el funcionario de la cancillería Yota Kato.

Tokio ya comprometió 5.000 millones de dólares en asistencia para Iraq entre este año y 2007.

Encuestas recientes muestran un gradual aumento del apoyo popular japonés al envío de tropas a Iraq. Sesenta por ciento de los entrevistados por la agencia de noticias Kyodo apoyaron esa medida.

Mientras, Koizumi encabeza gestiones para reformar en 2007 la denominada Constitución de la Paz, elaborada con patrocinio de Estados Unidos tras la segunda guerra mundial con la intención de poner fin al imperialismo japonés.

En esa constitución, Japón renuncia formalmente a combatir contra otros países. ”Jamás volveremos a sufrir los horrores de la guerra por decisión del gobierno”, reza su preámbulo. Una reforma creó en 1954 las Fuerzas de Autodefensa

Tokio y Washington firmaron en 1951 un acuerdo de seguridad por el cual Estados Unidos instaló bases para defender sus intereses en Asia. Ese pacto dio inicio a la estrecha alianza que aún hoy continúa.

En julio, un equipo de expertos completó la redacción de un proyecto de nueva Constitución, que incluye la creación de nuevas fuerzas de defensa y que permite a Japón tomar parte de acciones militares.

”A menos que se revise la Constitución, Japón nunca podrá participar en fuerzas multinacionales aun cuando tuviese un asiento permanente en el Consejo de Seguridad” de la Organización de las Naciones Unidas, dijo entonces Koizumi.

Los medios de comunicación parecen estar de acuerdo con la política de Koizumi. La mayoría de los editoriales de los periódicos de este viernes no pidieron la retirada de las tropas de Iraq.

Los rehenes estaban en el país árabe ”con la intención de ayudar a los iraquíes”, sostuvo el diario Nihon Keizai Shimbun. ”No debemos ceder jamás a una cobarde amenaza”, dijo el periódico derechista Yomiuri.

Pero activistas advierten que el secuestro rompió en muchos japoneses la creencia de que la presencia de las Fuerzas de Autodefensa ayudaría a mitigar el sufrimiento de los iraquíes.

”La imagen de Japón como país amante de la paz ha sido destruida. El gobierno debe hacerse responsable de eso”, dijo Rie Nagase, directivo del no gubernamental Centro de Recursos de Asia-Pacífico.

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