La violencia que sacude a Iraq mantiene fuera del país árabe a las organizaciones humanitarias internacionales, que comenzaron a retirarse luego del atentado contra la ONU en septiembre.
Las grandes instituciones humanitarias abandonaron Iraq después de que una bomba contra la oficina de la ONU matara a unas 20 personas, entre ellas el subsecretario general del foro mundial, Sergio Vieira de Mello. Un mes después, un ataque contra la Cruz Roja segó 12 vidas.
Hacer el bien se convirtió en Iraq en una labor peligrosa. Pero trabajadores locales mantuvieron un esqueleto de los servicios que brindaban las organizaciones en retirada, el cual sufrió una nueva sacudida con los últimos combates y con la toma de rehenes extranjeros.
Dejamos de enviar personal no iraquí a la región poco después de la destrucción del edificio de la ONU. Esa medida se mantiene a la luz de los últimos acontecimientos, dijo a IPS el activista Dominic Nutt, de la organización Christian Aid.
Desde entonces, Christian Aid, que reúne a iglesias cristianas de Gran Bretaña e Irlanda, opera a través de otros grupos, entre ellos algunas iraquíes, comprometidos con labores educativas, humanitarias y de derechos humanos. Pero eso se nos hace muy difícil, dijo Nutt.
Christian Aid comenzó a desarrollar su trabajo en el sur de Iraq, luego de una intensa labor en áreas kurdas del norte del país en los últimos 10 años. Todo ese esfuerzo está hoy en peligro.
Otra importante organización humanitaria, la católica Oxfam Internacional, también retiró su personal no iraquí a causa de la inseguridad. Aún tenemos personal local perforando pozos de agua y potabilizándola en varias zonas, dijo a IPS un portavoz de la entidad.
Pero esa es una pequeña parte del trabajo que Oxfam desea hacer en Iraq. Esta organización también se ha visto obligada a reducir sus ambiciones y a operar a través de otras instituciones, a las que el portavoz no identificó por razones de seguridad.
La organización católica Care Internacional, que mantiene su oficina activa en Bagdad, también hace grandes esfuerzos para seguir realizando su labor humanitaria.
Obviamente, nuestro trabajo es más difícil en estas circunstancias, y debemos mantener un papel muy discreto. Nuestro personal continúa haciendo su tarea lo mejor posible, dijo a IPS un portavoz de la institución.
El trabajo de Care Internacional en Iraq es realizado por empleados iraquíes. No queremos publicitar demasiado su tarea, agregó el portavoz.
Varios de los proyectos de Care Internacional comenzaron antes de la invasión lanzada el 20 de marzo de 2003 por una coalición que encabezaron Estados Unidos y Gran Bretaña.
Entre esos proyectos figuran la potabilización y distribución de agua en 14 provincias del centro y el sur de Iraq, así como la entrega de suministros médicos a hospitales.
La Agencia Católica para el Desarrollo Extranjero (Cafod) es una de las pocas de su clase que mantiene sus operaciones en medio de la violencia, en su caso a través de su asociada, Caritas Iraq, dijo a IPS una portavoz de la organización.
Los programas de Cafod en Iraq incluyen reconstrucción y desarrollo de poblados y de sistemas escolares, en el largo plazo, y suplementos alimenticios para niños y mujeres, explicó.
La labor humanitaria y la seguridad no van juntas. Varias importantes instituciones de la sociedad civil nunca lograron ni siquiera incursionar en terreno iraquí. La organización ActionAid debió restringirse a declaraciones políticas en las que reclama un mayor rol de la ONU en Iraq.
Otra importante organización humanitaria británica, Tearfund, eligió no trabajar en Iraq, ni directamente ni a través de instituciones asociadas, dijo a IPS una portavoz del grupo.