La mayor parte de los gobiernos de Europa tomaron distancia de la guerra en Iraq tras los actos terroristas del 11 de marzo en Madrid, realizados en nombre de la resistencia islámica a la ocupación de ese país, pero también alegan que ahora no es posible cesar dicha ocupación.
Un comentario del analista internacional Mathias Nass, del derechista semanario alemán Die Zeit, ilustra claramente ambas posiciones.
Nass escribió que la política estadounidense en Iraq fue poco convincente desde un comienzo, a pesar de que el semanario respaldó abiertamente la ofensiva militar encabezada por Washington contra ese país árabe hace un año.
Luego de subrayar que nunca se encontraron las armas de destrucción masiva que, según la Casa Blanca, escondía el depuesto presidente iraquí Saddam Hussein, Nass señaló que Iraq es un patio de recreo para el terrorismo islámico desde que Estados Unidos lo invadió.
El analista también condenó el irresponsable comportamiento de Estados Unidos luego de la guerra.
Pero Nass también advirtió sobre el peligro de que las tropas estadounidenses y europeas se retiren ahora de Iraq.
Nadie, ni siquiera los que el año pasado consideraron perjudicial la decisión de Estados Unidos de invadir, puede ahora apoyar un repliegue precipitado, escribió.
Al mismo tiempo, Nass dijo que la reacción a los atentados en Madrid demostraron que Europa mantendrá su unidad con Washington. El fundamentalismo islámico, que alimenta el odio contra Estados Unidos, también declaró la guerra a la Europa liberal y secular, anotó.
Por toda Europa se manifiestan posturas en esa doble línea.
El gobierno de Alemania rechazó el pedido de enviar tropas a Iraq o de unirse a la fuerza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) encabezada por Estados Unidos en Medio Oriente.
El ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, se distancia de las intenciones anteriores para hablar de la reconstrucción de Occidente a la luz de la crisis en Iraq y de lo que él mismo denominó fascismo islámico.
Sí, adhiero al enfoque transatlántico, dijo Fischer, en rererencia al papel central jugado por la OTAN, alianza de defensa liderada por Estados Unidos y fundada para contrarrestar la alianza en torno de la Unión Soviética durante la guerra fría.
Además de repetir la terminología acuñada por los ideólogos neoconservadores estadounidenses luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, Fischer afirma ahora que un eje alemán-francés como el que se opuso a la guerra en Iraq podría ser ahora contraproducente para Europa.
Fischer defendía hasta hace poco el nucleamiento Alemania-Francia como centro gravitacional para el desarrollo de la Unión Europea (UE).
La crisis iraquí dividió la UE en dos. Liderada por Washington, Londres y Madrid, una nueva Europa apoyó los planes de guerra de George W. Bush, en oposición a la vieja Europa en derredor del eje Berlín-París.
Pero la creciente evidencia de que el gobierno estadounidense mintió para justificar la guerra debilitó a sus aliados en la UE y dio un nuevo impulso a la vieja propuesta de eje formulada por Fischer.
El nuevo presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que trabajará de manera estrecha con Alemania y Francia en la UE.
Además, aseguró que su gobierno retirará las tropas españolas apostadas en Iraq antes del 30 de junio, a menos que un mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) legalice su presencia allí, un anuncio aplaudido por Berlín y París.
Hemos sido engañados para entrar en la guerra, dijo, por su parte, el presidente de Polonia, Alexandre Kwasniewski, el mes pasado. Pero también anunció que las tropas polacas permanecerían en el Golfo. No podemos poner fin a nuestra misión en Iraq, pues eso aumentaría la inestabilidad, sostuvo.
Las fricciones también son evidentes entre Estados Unidos y su principal aliado, Gran Bretaña.
Michael Rubin, ex colaborador de la principal autoridad civil de la ocupación estadounidense en Iraq, Paul Bremer, acusó a Londres de traicionar los objetivos comunes de la coalición al negociar con ex seguidores del depuesto presidente iraquí Saddam Hussein en la ciudad de Basora y con grupos iraníes en el sur del país.
El primer ministro británico Tony Blair, de visita en Estados Unidos, se reunió el jueves con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y al día siguiente con Bush. Eso se interpretó como una toma de distancia con el gobernante estadounidense.
Pero estas señales no significan que la UE se esté apartando por completo de la guerra contra el terrorismo lanzada por Bush después de los atentados de septiembre de 2001. Fischer sostuvo, por ejemplo, que Europa debe hacer frente a la amenaza del totalitarismo islámico.
El jefe de la diplomacia alemana también cree que la OTAN debe conservar su función militar, aunque con un nuevo equilibrio entre Estados Unidos y Europa.
Sólo una Europa unida puede tener la dimensión estratégica necesaria para ejercer influencia en el diseño de un nuevo orden mundial, arguyó, pero no dijo en torno a qué posiciones cree viable la unificación de la diplomacia europea. (