El ultranacionalista ex primer ministro de Eslovaquia, Vladimir Meciar, sufrió una fuerte derrota en los comicios presidenciales a manos de su ex aliado Ivan Gasparovic, en lo que observadores calificaron de elección del menor entre dos males.
En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, poco antes de que el país se una a la Unión Europea (UE) el 1 de mayo, Gasparovic obtuvo el sábado 60 por ciento de los votos y triunfó en 42 de los 50 distritos.
Gasparovic parece una opción más atractiva para Occidente, pues Meciar es recordado por llevar a Eslovaquia hacia el aislamiento internacional en los años 90. Pero la victoria de Gasparovic es percibida más como una derrota de Meciar que como un logro propio.
Meciar también es recordado como artífice de la separación de Eslovaquia de República Checa, concretada en 1991.
La ciudadanía pareció votar por el menos malo. Gasparovic contaba con el apoyo del derechista y nacionalista Partido Nacional Eslovaco, y la UE no tendría tanto optimismo si estudiara con detenimiento su trayectoria , dijo a IPS el cientista político Michal Vasecka.
Gasparovic no es muy conocido, y por esa razón es más aceptable para Occidente, agregó Vasecka. Pero no hay mucha diferencia entre él y Meciar, y, además, podrían surgir problemas en la cooperación entre el gobierno (del primer ministro derechista Mikulas Dzurinda) y el presidente, sostuvo.
Presidente del parlamento entre 1996 y 1998 y mano derecha de Meciar en el Movimiento por una Eslovaquia Democrática (HZDS) hasta hace dos años, Gasparovic ha estado vinculado con muchos de los escándalos que convirtieron a su ex líder en un paria internacional.
Abusos de derechos humanos, entre ellos vigilancia policial a opositores y periodistas, fraude en un referéndum para el ingreso en la OTAN que terminó con Eslovaquia fuera de la ampliación de la alianza y privatizaciones vidriosas marcaron los tres gobiernos del HZDS entre 1993 y 1998.
En su camino hacia las elecciones, Gasparovic se distanció de los escándalos de su antiguo partido. Pero su discurso reformista queda en entredicho por su pasada pertenencia a HZDS, sus críticas a iniciativas anteriores de reforma del Estado y al apoyo que recibió del opositor partido Smer, nacionalista de izquierda.
Además, Gasparovic cuestionó duramente en su campaña las medidas reformistas promovidas por el gobierno de Dzurinda.
En su carácter de presidente, Gasparovic tendrá poder de veto sobre las leyes que apruebe el parlamento. En ese caso, la oposición podrá superar la decisión presidencial mediante una mayoría especial de 76 votos en un total de 150 escaños.
Expertos temen que el gobierno quede paralizado si el presidente adopta la práctica de devolver al parlamento permanentemente las leyes que el gobierno promueve para impulsar reformas económicas.
En sus cinco años como presidente, Rudolf Schuster, el jefe de Estado saliente, llegó a ser considerado uno de los mayores opositores al gobierno por vetar varias leyes, entre ellas normas impositivas y otro tipo de reformas.
Nadie está seguro de cómo utilizará Gasparovic sus facultades, dijo Vasecka.
El presidente electo dijo después de las elecciones que no quiere detener o revertir las reformas en curso, pero sí encontrar soluciones a los efectos de algunas de esas reformas, indicó, entrevistado por la cadena privada de televisión JoJ TV.
Los líderes de la coalición triunfante mostraron un cauto optimismo respecto de la futura cooperación con el presidente.
El primer ministro Mikulas Dzurinda, de la derechista Unión Democrática y Cristiana Eslovaca, dijo a la prensa el domingo: En lo que me concierne, con la llegada de Gasparovic a la presidencia podemos continuar con las reformas.
El representante de la UE en Eslovaquia, Eric Van der Linden, dijo que el pasado partidario de Gasparovic no debería obstaculizar las reformas en curso.
Eslovaquia tiene una buena imagen internacional, y los logros del país han sido ampliamente aplaudidos. Estoy convencido de que el nuevo presidente apoyará el proceso de transformaciones de la sociedad eslovaca, sostuvo Van der Linden.
El señor Gasparovic usará su gran experiencia política para ver el país moviéndose en la dirección correcta, concluyó.
Los votos en el referéndum realizado en mayo pasado por la incorporación de Eslovaquia en la UE fueron apenas suficientes. Solo 52,15 por ciento de los ciudadanos habilitados acudieron a las urnas, cuando el sábado.
El mínimo exigido por la constitución para que un referéndum tenga validez es de 50 por ciento. De todos modos, 92,5 por ciento de los votantes indicó estar de acuerdo con que Eslovaquia se convierta en parte de la UE. (