Manuel Prado y Colón de Carvajal, el operador financiero y amigo íntimo del Rey de España, Juan Carlos I de Borbón, fue puesto este lunes en prisión para cumplir una condena de dos años por apropiación indebida de fondos.
La sección primera de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, una especie de tribunal federal, lo consideró culpable de apropiación indebida por haber recibido 11,4 millones de euros en 1992, unos 13,5 millones de dólares al cambio actual, procedentes del Grupo Torras, filial española de la empresa kuwaití KIO.
Prado y Colón de Carvajal, es nacido en Chile y descendiente de Cristóbal Colón, el famoso navegante genovés que llegó en 1492 por primera vez a América al mando de una flota de tres carabelas españolas.
En 1975 y a los pocos días de ser coronado rey, Juan Carlos I lo ubicó como presidente de la empresa aérea española Iberia. Dos años después lo designó su Embajador Especial, sin destino fijo, y presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana.
También lo designó senador, como lo permitía la legislatura constituyente (1977-1978). El Senado estuvo integrado en ese lapso por senadores electos por los ciudadanos y por un grupo de notables nombrados por el monarca. Una vez aprobada la Constitución (1978) todos los cargos legislativos son elegidos.
De todos esos cargos el único que mantiene hoy Prado es el de Embajador Especial, pues no se publicó ningún decreto o resolución por el cual haya sido anulado. IPS consultó a la cancillería si sigue vigente la designación, recibiendo por respuesta que no lo saben y que debería preguntar en la Casa del Rey.
Consultada la Casa del Rey la réplica fue similar, pero en sentido inverso: que debería preguntar en el Ministerio de Relaciones Exteriores. También el silencio fue la respuesta de la Casa al interrogante de si el condenado sigue siendo amigo íntimo de Juan Carlos I y de su familia.
La relación entre ambos fue tal que el 23 de febrero de 1981, cuando se produjo un intento de golpe de Estado que mantuvo casi 24 horas prisioneros a todos los integrantes del gobierno y a todos los legisladores dentro del Congreso, Prado fue el único civil que permaneció en el Palacio Real, al lado del Rey.
Durante su presidencia de Iberia se hizo famosa una fotografía a bordo de un avión de esa línea, en la que el monarca aparece llevándole hasta su asiento una torta de cumpleaños, con las velas encendidas, para que el hoy condenado las apagase.
Hasta que empezaron los juicios por el caso Torras-KIO, el ahora encarcelado estaba un día sí y otro también en la Casa del Rey, donde organizaba y coordinaba almuerzos y cenas a las que invitaba a personalidades del mundo de los negocios y de la política.
El analista Jesús Cacho, en su libro El negocio de la libertad, recuerda que Juan Carlos I llegó al trono de España literalmente con lo puestoà pero hoy es un hombre rico.
Cacho añade que una de las primeras formas conocidas (de hacerse rico) fue el petróleo, las comisiones del crudo que importaba España para cubrir sus necesidades de energía. Todo parecía normal… Nada más ocupar Juan Carlos I el trono à Manuel Prado se dedicó a remitir varias misivas reales a otros tantos monarcas reinantes, especialmente del mundo árabe, para pedirles dinero en nombre del rey de España.
Según el experto, la monarquía saudí respondió favorablemente con la concesión de un crédito por 100 millones de dólares, que no se devolvió. La misma cantidad la dio la empresa kuwaití KIO, a través del empresario Javier de la Rosa, agrgó.
Los pagos se justificaron en Kuwait por la necesidad de que, durante la llamada 'Tormenta del Desierto' (la primera guerra liderada por Estados Unidos contra Iraq, en 1991), la aviación estadounidense pudiera disponer a su antojo de las bases aéreas españolas de Rota y Torrejón, para lo que era preciso 'untar' (dar comisiones ilegales) a los políticos, adicionó el analista.
Otro analista y director del semanario El Siglo, José García Abad, rememoró que en el juicio del caso Torras, en el que fueron condenados Prado y su entonces socio, De la Rosa, quedó probado que los 100 millones de dólares fueron ingresados a una cuenta encriptada (cifrada, secreta), en Suiza.
Y también recordó que en otro juicio, éste celebrado en Londres y por el mismo caso, un ejecutivo de KIO reconoció que los 100 millones de dólares se pagaron a una persona cercana al Rey de España.
El delito por el cual Prado ingresó este lunes a la cárcel, según la Sala Penal, consiste en apropiación indebida, por haber recibido 11,4 millones de euros procedentes del Grupo Torras, del que De la Rosa era entonces el primer ejecutivo.
El ahora sentenciado a dos años de prisión declaró una y otra vez ante el juez que ese dinero lo recibió porque De la Rosa se lo debía por negocios particulares entre ellos y en ningún momento mencionó al Rey.
De la Rosa y su ex socio Jorge Núñez también ya están en prisión, para cumplir condenas de cinco años y medio y cuatro años y medio, respectivamente, por el mismo caso.
Ante el reclamo de la empresa KIO, del estado kuwaití, de que Prado devolviera el monto entregado en una especie de comisión y una multa al respecto, totalizando casi 30 millones de euros (35,5 millones de dólares), éste alegó que no podría pagar pero que una parte se podría lograr con la ejecución de las sociedades que le fueron intervenidas durante el proceso, varias de ellas ubicadas en paraísos fiscales.
Fuentes judiciales admitieron que existe esa posibilidad, pero que el sumario de responsabilidad civil todavía en curso podría tardar años en concluir, motivo que llevó a la Sala Penal a ordenar su ingreso en prisión, considerando además que el acusado podría hacer frente a sus responsabilidades dado el lucro que obtuvo y que desvió al extranjero.