Brasil entró en la carrera en busca de un lugar destacado en el campo tecnológico mundial, también llamada la nueva economía. Para eso, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva está dispuesto a ofrecer a las empresas transnacionales de tecnología de punta condiciones especiales de financiamiento e incentivos fiscales para que instalen en el país fábricas de circuitos integrados, el cerebro de la microelectrónica actual. Esta industria, que mueve cerca de 140.000 millones de dólares por año, está concentrada hoy en Estados Unidos, en países de la Unión Europea y en Asia.