Argentina, sólo seis años después de haber cortado las importaciones de gas natural por el fuerte aumento de la producción local que la convirtió en un exportador a los países vecinos, tuvo que volver sobre sus pasos al firmar el miércoles con Bolivia una compra de emergencia de cuatro millones de metros cúbicos diarios de ese combustible. Sin embargo, el convenio suscrito entre el presidente Néstor Kirchner y su homólogo boliviano, Carlos Mesa, obliga a Buenos Aires a utilizar el gas sólo a cubrir los problemas de suministro desatados en febrero y no para cumplir con el requerimiento de Chile de la entrega comprometida tiempos atrás por contrato. Kirchner y Mesa suscribieron en ese marco la denominada "Declaración de Buenos Aires", que incluyó además otros acuerdos bilaterales.