"Crisis hay. Lo que no hay es emergencia". Por primera vez desde que comenzaron a fines de 2003 los cortes de gas y electricidad en Argentina, el secretario de Energía, Daniel Cameron, se refirió públicamente al problema que más urge al gobierno en estos momentos. La confesión se concretó el jueves, durante un encuentro ante la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados. "Es cierto que vamos a tener un invierno que no va a ser fácil", admitió ante los legisladores. Cameron agregó que el aumento de la demanda de gas, principal desencadenante de la crisis, había estado fuera de los cálculos del gobierno y del sector privado. "El gobierno ha tomado decisiones, ha mostrado capacidad de reacción", le dijo a los diputados, y recordó que una de las principales medidas había sido la importación de energía eléctrica de Brasil. Pero alertó sobre las consecuencias de la escasez de gas, y deslizó una realidad que haora ninguna autoridad había reconocido y es que no sólo los servicios interrumpibles de grandes empresas corren riesgos de cortes durante el invierno austral que se avecina, sino también los firmes, aquellos que utilizan las empresas que han pagado una tarifa más alta para resguardarse.