AMERICA CENTRAL: Abandono de cafetales afecta ecosistemas

La fuerte crisis de la producción de café en América Central afecta el equilibrio ambiental, ya que el cese de cultivos en miles de hectáreas disminuye la generación de carbono y oxígeno, al tiempo que propicia un aumento de la erosión de suelos, indicaron expertos.

La caída de los precios internacionales del grano obligó a miles de pequeños y medianos productores de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua a dejar sus tierras y buscar alternativas, de modo que muchas áreas de cultivos quedaron abandonadas o dedicadas a la ganadería extensiva.

La caficultura se ha asociado con prácticas negativas para el ambiente, como el excesivo uso de agua y la contaminación de ríos por el depósito de la broza, pero también contribuye al equilibrio ecológico, según especialistas.

”Las plantaciones de café son bosques naturales fijadores de carbono y liberadores de oxígeno, por lo que su disminución altera el ambiente”, dijo a Tierramérica el ingeniero Luis Zamora, del Instituto Costarricense del Café.

Además, para el cultivo de café se usa terreno ”muy quebrado”, en el que es necesario aplicar técnicas de conservación como las terrazas, que evitan la erosión de los suelos, indicó Zamora.

El ministro de Agricultura de El Salvador, Salvador Urrutia, explicó a Tierramérica que los cafetales son prácticamente las únicas zonas boscosas que quedan en su país, por lo que su constante desaparición generará ”fuertes efectos” sobre el equilibrio ecológico.

Un criterio similar sostuvo Dagoberto Suazo, de la Central de Cooperativas de Café de Honduras, para quien los cambios en el régimen de lluvias de su país en los últimos dos años tienen relación con la deforestación y el abandono de áreas cafetaleras.

En Costa Rica, el fortalecimiento de la conciencia ambiental en los últimos años llevó a que se retome el cultivo del ”café con sombra”, usando en las plantaciones árboles como el poró (Erythrina poeppigiana), la guaba (Inga Edulis) y el eucalipto (Eucaliptus camaldulensis).

Ese tipo de cultivo había sido desplazado por el de ”café bajo sol”, para aumentar el número de plantas por hectárea, de 1.000 o 1.500 a 3.000 y aun 4.000. Estudios indican que en Costa Rica 40 por ciento de la producción se efectúa mediante esa modalidad.

Zamora aseguró que también existe conciencia para usar cada vez menos los agroquímicos insecticidas, nematicidas y herbicidas, como el dicloro difenil tricloroetano (DDT) y el Paraquat, prohibidos ya en los países industrializados, cuya utilización es reprochada a los cafetaleros por estudiosos y protectores del ambiente.

La práctica de ”control biológico” contra la broca, una plaga que afecta a la planta y al grano, muestra la voluntad de cuidar el ambiente, adujo.

En el Salvador, la crisis cafetalera ha causado el abandono de unas 10.000 hectáreas, con pérdida de 60 mil empleos, según el ministro Urrutia.

”El café es uno de los cultivos más beneficiosos en el país, porque emplea suelos marginales con mucha pendiente, como en la cordillera central, donde si no fuera por el café la erosión de los suelos sería dramática”, explicó.

”En cada hectárea ubicamos un promedio de 3.333 plantas de café y de 80 a 130 árboles, sería muy bueno que la comunidad internacional reconociera estas bondades del cultivo del café y lo apoyara”, dijo.

En Honduras, al menos unas 10.000 hectáreas de café han sido abandonadas en los últimos cinco años, y ”es lamentable que la comunidad internacional no haya considerado el importante valor social y ambiental” de ese cultivo, opinó Dagoberto Suazo, de la Central de Cooperativas Cafetaleras.

”La mayoría de nuestros cafetales, del tipo con sombra, se encuentran en laderas en las que no es posible desarrollar otro producto, y evitan la fuerte erosión de los suelos”, recalcó.

Suazo sostuvo que muchos de los integrantes de grupos de delincuencia juvenil llamados maras, de crecimiento explosivo en su país, proceden de zonas cafetaleras de las que sus familias tuvieron que emigrar a la ciudad, en busca de un nuevo porvenir.

En Nicaragua, el abandono de fincas cafetaleras ocasionó la pérdida de 122.000 empleos y una crisis alimentaria en el departamento de Matagalpa, al norte de Managua, acompañada por efectos negativos para el ambiente.

La Unión Nicaragüense de Caficultores impulsa un proyecto de producción con criterios de protección ambiental, que incentive el uso de especies maderables, frutales y arbustos en las plantaciones, como complemento ecológico y económico. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe