La oposición de Venezuela se debate entre aceptar el dictamen del poder electoral que la obliga a un camino de espinas para lograr un referendo contra el presidente Hugo Chávez, o declararse en desobediencia y buscar otras formas de lograr su propósito: la caída del mandatario.
Su decisión puede cerrar o mantener abierta la salida electoral para superar la crisis venezolana, pactada en mayo de 2003 entre gobierno y oposición, bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA), el estadounidense Centro Carter para la Paz y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
Henry Ramos, jefe del partido socialdemócrata Acción Democrática, principal de la oposición, reclamó este miércoles una definición de la Coordinadora Democrática, coalición de 27 partidos y 40 asociaciones adversarias del presidente Chávez.
¿Qué hacemos?, demandó públicamente Ramos a sus aliados de oposición. ¿Nos quedamos en casa, vamos al revocatorio o cogemos la calle?.
Para activar el referendo revocatorio se necesitan algo más de 2,4 millones de firmas. El Consejo Nacional Electoral dictaminó el martes que la oposición recogió apenas 1,8 millones de rúbricas válidas para solicitar la consulta, pero dejó más de un millón en observación, que podrán ser ratificadas por parte de los ciudadanos firmantes.
O tratamos de lograr algunas condiciones para ir a ese 'firmazo' (los reparos) o simplemente decimos que no vamos y entonces debemos ver qué situación llevamos adelante como oposición, dijo Ramos. Lo demás son pamplinadas, sentenció.
Desde que se supo una semana atrás que el poder electoral no validaría firmas suficientes para convocar el referendo, miles de opositores levantaron barricadas y enfrentaron a la policía militarizada en urbanizaciones de clase media de Caracas y otras ciudades, con un saldo de siete muertos y decenas de heridos y detenidos.
Al margen de la Coordinadora, grupos más radicales sostienen la protesta callejera en varias ciudades, sobre todo al caer la noche, e invocan artículos de la Constitución referidos al derecho a la desobediencia. Los anima el llamado Bloque Democrático, reunión de varias asociaciones de militares antichavistas retirados.
Apenas el Consejo Electoral dio su dictamen, dos portavoces de la Coordinadora, Julio Borges, del centroderechista partido Primero Justicia, y Antonio Ledezma, dijeron que ante el robo de un millón de firmas, llamamos al pueblo a mantener su lucha cívica en las calles de toda Venezuela.
Pero, simultáneamente, pidieron a los observadores de la OEA y del Centro Carter intervinieran ante el poder electoral para que rectificara su decisión.
Es un discurso poco claro, la Coordinadora debe tomar por un camino u otro, porque lo que está en juego es mantener abierto el camino a la democracia, observó a IPS Luis Salamanca, director del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central.
Según el politólogo, la Coordinadora podría acudir a los reparos, pero en la medida en que no sean inútiles, una trampa cazabobos, como intuye la gente en la calle.
El analista Teodoro Petkoff, director del vespertino Tal Cual, ex aliado y ahora crítico de Chávez, estimó que la oposición tiene tres caminos, el primero de los cuales es sostener la protesta callejera hasta que el Consejo Electoral acepte como buenas las firmas objetadas. Y se preguntó: ¿Tiene eso futuro?
El segundo es declarar que no se aceptan los reparos, con lo cual no habría referendo revocatorio y se cierra el juego. La OEA y el Centro Carter se retirarían, porque ya no habría nada qué observar, dijo.
Y la tercera vía es que si el lapso de reparos se alarga razonablemente, convocar a la gente a ratificar su firma. Esta opción debe examinarse sin dejar que las emociones nublen el entendimiento. Con 1.832.493 firmas ya validadas, faltarían 600.000 para alcanzar los 2,4 millones necesarios, señaló Petkoff.
El historiador opositor Jorge Olavarría opinó que el referendo está vivo y la democracia puede salvarse: la reparación es difícil, requiere organización, mística y ganas de ganar, pero tenemos todo eso y no debemos dejarnos ganar por el pesimismo y el derrotismo.
Hasta ahora, para la ratificación de las firmas dudosas se habilitarían durante dos días 2.700 centros en todo el país. La asociación opositora Súmate, que coordinó la recolección de rúbricas en noviembre, considera que ese lapso es insuficiente.
Un destacado líder de oposición, Henrique Salas, rival de Chávez en las elecciones presidenciales de 1998, rechazó abiertamente el camino de los reparos.
No podemos negociar los derechos. Es cuestión de vergüenza. Hemos llegado al límite y no podemos retroceder, dijo Salas.
Argumentó que si la oposición acepta el mecanismo de reparos, quedará atada de manos para acudir a reclamar luego, ante los organismos internacionales, cualquier nueva falla o demora que imponga el Consejo Electoral.
La OEA y el Centro Carter produjeron una declaración conjunta en la que reconocieron la decisión del Consejo Electoral venezolano -adoptada en una votación tres a dos de sus cinco miembros- pero discreparon de la decisión de enviar a reparo una cantidad de firmas que podría afectar el resultado del proceso.
La central patronal Fedecámaras, alineada con la oposición, criticó la decisión del poder electoral y anunció que la impugnará ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Pero la Coordinadora Democrática ha eludido esa vía pues considera que implica alargar el proceso. Además de ser una vía lenta puede ser terminal, pues una decisión adversa liquidaría la posibilidad del referendo, comentó Salamanca.
La prisa opositora obedece a que si el referendo se efectúa antes del 19 de agosto y Chávez lo pierde, habrá nuevas elecciones presidenciales, pero si ocurre después de esa fecha entonces el vicepresidente, designado por el mandatario, completará el período hasta enero de 2007 y Chávez podría ser nuevamente candidato a fines de 2006.
La oposición empieza a vivir días como los que siguieron al golpe de abril de 2002 -que depuso a Chávez durante dos días- y al paro petrolero (y de otros sectores de la economía) de fines de 2002 y comienzos de 2003, dijo el vicepresidente José Vicente Rangel.
Esos movimientos de fuerza no coronaron su objetivo de desalojar del poder a Chávez, quien ganó respaldo popular en ambas ocasiones, según las encuestas, en tanto la oposición ha diluido en el tiempo el examen de sus culpas por esos reveses.
A ello se refirió claramente Ramos este miércoles: Si aquí se quema cualquier dirigente, pues que se queme, pero hay que decirle a la gente la verdad con crudeza, y además correr con las consecuencias de nuestra decisión.
Desde que el Consejo Electoral anunció su dictamen la noche del martes no aparece en público el principal dirigente de la Coordinadora Democrática, Enrique Mendoza, de tendencia socialcristiana y gobernador del estado de Miranda, que cubre parte de la capital y las zonas vecinas hacia el oriente.
El Consejo Electoral, representantes del oficialismo y la oposición, y delegados de la OEA y el Centro Carter, continuaban negociando una fórmula aceptable para todos en el tema de los reparos, informó Ezequiel Zamora, uno de los dos rectores que en el órgano comicial defiende los intereses opositores.
Se ha abierto un espacio de diálogo. Si sirve para hacer viables los reparos, que se logre el referendo, y por la paz de la República, creo que vale la pena, dijo Zamora.