SUDAFRICA: De la reconciliación al buen gobierno

Los sudafricanos ya no se conforman con promesas de reconciliación interétnica. El gobernante Congreso Nacional Africano (CNA), favorito para las elecciones generales del 14 de abril, deberá probar en su próximo mandato que es capaz de mejorar el nivel de vida de la mayoría negra.

”Las elecciones de 1994 y 1999 se concentraron en la reconciliación y en la disipación de los miedos de la minoría (blanca). En 2004, vamos a ver al ANC afirmándose como partido con un programa definido”, predijo Khabele Matlosa, del Instituto Electoral de Africa Austral, de Johannesburgo.

Los comicios presidenciales y legislativos de abril adquieren especial importancia por coincidir con el décimo aniversario de las primeras elecciones democráticas de Sudáfrica, que dieron la victoria a Nelson Mandela y marcaron el fin del ”apartheid” o régimen de segregación racial.

La plataforma electoral del ANC incluye el alivio de la pobreza, la creación de empleos y la aceleración de las acciones afirmativas de la mayoría negra, en especial en materia económica.

Como resultado de años de segregación, la vasta mayoría de la población negra (76 por ciento del total) vive en la pobreza y carece de oportunidades económicas y educativas.

Chris Landsberg, analista del Centro de Estudios Políticos, de Johannesburgo, está preocupado por el nivel de hostilidad de la campaña.

”Me sorprende la tensión, el miedo y los ataques de algunos partidos políticos”, declaró ante un taller realizado en Johannesburgo, la capital económica de Sudáfrica y de la región.

Según Landsberg, la mayoría de los partidos de oposición temen al poder del gobernante ANC. ”Creen que el ANC tiene mucho poder y que por tanto deben detenerlo formando alianzas”, declaró el analista.

Las encuestas de opinión coinciden en que el ANC ganará las elecciones, igual que en 1994 y 1999. La mayoría de sus seguidores pertenecen a la mayoría negra residente en áreas rurales, aunque el partido también tiene apoyo entre la población negra urbana.

Aunque las exigencias de los seguidores del ANC son ahora mayores que en 1994, esos votantes no consideran otra opción electoral. A ellos no les preocupa si el partido ha cumplido con sus anteriores promesas electorales, porque ”votan con el corazón”, afirmó Landsberg.

”Votan por el ANC porque es su identidad, porque es el partido que les dio la libertad, el que combatió el apartheid, el que luchó contra el racismo y la injusticia”, resaltó.

Mientras, la opositora Alianza Democrática teme que el partido de gobierno use su mayoría parlamentaria superior a dos tercios de los escaños para reformar la Constitución nacional, aunque Pretoria ha descartado esa posibilidad en varias ocasiones.

En particular, los opositores temen una reforma constitucional que autorice tres mandatos presidenciales consecutivos, en lugar de dos, como en la actualidad.

La Alianza Democrática, cuya consigna de campaña es ”Sudáfrica se merece algo mejor”, lanzó una serie de críticas a lo que considera la cuestionable política de derechos humanos del gobierno.

El líder de la Alianza, Tony Leon, acusó al presidente Thabo Mbeki de adoptar una postura ”flexible” en materia de derechos humanos al ignorar abusos de ciertos mandatarios africanos. Leon hizo esta acusación en un discurso preparado para el Día Nacional de los Derechos Humanos, el lunes 22.

Los mandatarios aludidos por el líder opositor incluyen al presidente del vecino Zimbabwe, Robert Mugabe, cuya controversial reforma agraria y reelección fraudulenta en 2002 han dividido a los sudafricanos.

Mbeki practica una ”diplomacia tranquila” hacia Zimbabwe, con el argumento de que es la mejor manera de ayudar a poner fin a la crisis política y económica en el país vecino.

Pero según la oposición, Mugabe ha interpretado esa política como una luz verde para continuar con las violaciones a los derechos humanos.

Leon incluyó en la lista de dictadores a su criterio consentidos por Mbeki al ex presidente de Iraq, Saddam Hussein, y al presidente de Cuba, Fidel Castro.

Aunque la base electoral de la Alianza Democrática es mayoritariamente blanca, la agrupación opositora también está incursionando en el electorado de origen indio y mestizo.

Ya se han registrado 142 partidos, ”pero sólo 37 participarán de los comicios”, señaló Matlosa. Menos de un tercio presentarán candidatos para cargos nacionales y provinciales, explicó.

Landsberg cree que la mayoría de los partidos desaparecerán de la escena tras las elecciones de abril, mientras otros serán absorbidos por los principales grupos políticos.

Uno de los partidos pequeños que los sudafricanos observan con atención es el de los Demócratas Independientes, de un año de antigüedad, encabezado por Patricia de Lille.

De Lille adquirió notoriedad cuando acusó al gobierno de fraude en una multimillonaria compra de armas. Además, es una incansable activista contra el VIH/sida, una credencial importante frente a un gobierno criticado por su negligencia y demora en el suministro de drogas antirretrovirales a las víctimas de esa enfermedad.

Cerca de cinco millones del total de 40 millones de sudafricanos están infectados con el VIH o virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida.

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