El escritor polaco Milan Kundera lo considera un precursor de la novela moderna europea, y el mexicano Carlos Fuentes dice que una de sus novelas debería figurar entre las 10 mejores del siglo. Pero el polaco Witold Gombrowicz, no avizoraba la fama cuando vivía en Argentina como un paria.
Este año, cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, Gombrowicz (1904-1969) será homenajeado en diversos foros de Buenos Aires, donde pasó 24 años muy productivos de su carrera literaria, pero alejado de los círculos célebres de escritores locales, y sobreviviendo apenas en infinidad de pensiones y hoteles baratos.
Debieron pasar algunos años, luego de que el autor de ”Ferdydurke” se embarcara de nuevo hacia Polonia en 1969, para que numerosos escritores quedaran prendidos de la estela que dejó su partida. Ahora su obra es reconocida en todo el mundo y también en Argentina, aunque en este país sus libros sólo se consiguen carísimos y con demoras.
No es considerado un escritor para público masivo, aunque los libreros dicen que siempre es muy solicitado, las editoriales no importan sus obras, y cuando las librerías lo hacen en forma directa, el precio resulta muy alto para el consumidor, sobre todo luego de la devaluación de enero de 2002, que llevó el precio del dólar de un peso a los actuales casi tres.
”El enigma de Gombrowicz”, una exposición de cartas, fotos, dibujos y fragmentos de su diario, será un homenaje al autor del Centro Cultural Borges de Buenos Aires, con auspicio de la embajada de Polonia. La muestra, que será acompañada por mesas redondas, se presentará del 18 de este mes hasta mediados de abril.
Luego habrá reconocimientos en la 30 Feria del Libro de Buenos Aires, que se inaugurará en abril, y una función especial en el Teatro Colón de la opereta ”Geschichte”, sobre una obra de Gombrowicz , en noviembre.
El asesor literario del Centro Cultural Borges, Alejandro Vacaro, dijo a IPS que Gombrowicz y su obra ”siguen siendo un enigma” para muchos argentinos, ya que el ahora famoso escritor polaco ”cultivaba entre sus pares el arte de desagradar, y tampoco trabajó para difundir su obra”, lo que explica cierta indiferencia local hacia él.
Después de abandonar Argentina, Gombrowicz fue el primero en sorprenderse por su fama. En poco tiempo fue reivindicado por sus colegas europeos y de Argentina, y en los años 70 se lo mencionó como candidato al Premio Nobel de Literatura.
Kundera ha sostenido que ”fue un precursor de la novela moderna europea”, y lo comparó nada menos que con el checo Franz Kafka.
Según Fuentes, ”Ferdydurke” (inhallable en Argentina, debería ser destacada como ”una de las 10 mejores novelas de los últimos 100 años”.
El escritor argentino Santiago Vega, autor de ”Cosa de negros”, dijo a IPS que Gombrowicz y su entrañable amigo el poeta cubano exiliado Virgilio Piñera (”La isla en peso”), que vivió 14 años en Buenos Aires como funcionario del consulado de su país, eran ”marginales” de los círculos literarios argentinos de su época, pero destacó que paradójicamente los dos ”reinventaron la literatura argentina del futuro”.
Gombrowicz era rechazado en el ambiente de escritores liderados por la argentina Victoria Ocampo, directora de la revista Sur, donde publicaban los célebres Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Sí lo trataban Piñera, y los argentinos Carlos Mastronardi, Arturo Capdevila y Juan Carlos Gómez, entre otros.
Vega recordó que el polaco tenía ”una banda de seguidores” que le ayudaron a traducir ”Ferdydurke” al español. Esos asistentes de lujo eran los autores cubanos Piñera y Humberto Rodriguez Tomeu, y otros escritores extranjeros y argentinos, entre ellos Adolfo de Obieta y Luis Centurión.
Para la faena, los intelectuales se reunían en un café. Gombrowicz les explicaba lo que decía cada párrafo y el improvisado equipo lo traducía. ”Me alegro de que Ferdydurke haya nacido al castellano de tal modo y no en los tristes talleres del comercio libresco”, admitió el autor en la primera edición en habla hispana.
Vega destacó como rareza que ”lo mejor de la literatura argentina haya sido escrito por dos inmigrantes”, y atribuyó la presunta marginalidad de esos autores a su forma alegre y delirante de hacer literatura, ”a su imaginación desaforada”. ”Hoy son leídos porque en ellos estaba todo lo que se escribió en los últimos 30 años”, remarcó.
Además de ”Ferdydurke”, escrito justo antes de venir a Argentina, Gombrowicz escribió ”El casamiento”, ”Transatlántico”, ”Seducción”, ”Cosmos” y ”Diario Argentino” entre otras novelas, ensayos y obras de teatro. La mayor parte de su literatura se escribió en este país, donde el autor llegó a pasar hambre según Vacaro.
El polaco desembarcó en Buenos Aires pensando en una visita breve, pero la segunda guerra mundial (1939-1945) lo decidió a permanecer exiliado. Su obra fue crítica de la intelectualidad de su país, involucrada en las corrientes extremas del pensamiento ideológico de aquella época que no admitía medias tintas.
En Argentina, lejos de limitarse a añorar su tierra, escribió numerosas obras, y en algunas de ellas logró describir la idiosincrasia de los argentinos como lo habían hecho pocos de los autores locales, en gran medida influenciados por escritores y críticos europeos.
En este sentido, el autor decía que quizá la publicación de ”Ferdydurke” en América Latina tenía su razón de ser.
”Existen analogías entre la situación espiritual de Polonia y la de este continente. Aquí como allá el problema de la inmadurez cultural es palpitante. Aquí como allá el mayor esfuerzo de la literatura se pierde en imitar las 'maduras' literaturas extranjeras. Aquí y allá los literatos se preocupan por todo menos por verificar sus derechos a escribir como escriben”, sostuvo en el prefacio de la edición de 1947.
”En Polonia como en Sudamérica, todos prefieren lamentarse de su condición inferior de menores y peores, en vez de aceptarla como un nuevo y fecundo punto de partida (…). ”Dudo mucho si mis razones serán compartidas por los maestros consagrados de ambas literaturas, pero fijo mis esperanzas en los maestros que están por nacer”. (