ISRAEL: Judíos y árabes rumbo a colisión frontal

Mientras la atención internacional se concentra en el conflicto palestino-israelí, crece peligrosamente la tensión entre los ciudadanos árabes y judíos dentro de Israel, sin que el mundo exterior le preste atención.

”Esto no es una democracia, es una etnocracia”, se quejó Assad Ghanem, profesor de ciencia política de la Universidad de Haifa.

Ghanem es un árabe israelí, descendiente de habitantes ancestrales que no huyeron ni fueron desplazados durante la guerra de 1948-1949, cuando se fundó el estado judío.

Los árabes israelíes constituyen cerca de 20 por ciento de los más de seis millones de habitantes de Israel. En un país que se define como judío y que siempre ha estado en conflicto con sus vecinos árabes, la posición de esa minoría siempre ha sido incómoda.

Desde el estallido de la segunda ”intifada” palestina (insurrección contra la ocupación israelí) en septiembre de 2000, las relaciones entre árabes y judíos israelíes han empeorado.

La minoría árabe reaccionó con indignación cuando la policía mató a 13 miembros de su comunidad en las manifestaciones dentro de Israel durante los primeros días de la intifada.

Del mismo modo, la comunidad judía se conmocionó por las manifestaciones pro-palestinas y el consiguiente incremento en el número de árabes israelíes que habrían colaborado con ataques terroristas palestinos contra objetivos israelíes.

Esta semana, el Grupo Internacional de Crisis (ICG), una organización no gubernamental que busca ayudar a resolver situaciones de conflicto, emitió un informe sobre las tensiones entre Israel y sus ciudadanos árabes.

El ICG concluyó que el problema ha sido ignorado, y advirtió que esta situación podría amenazar la estabilidad de Israel a largo plazo.

Assad Ghanem se ríe de su condición de ”ciudadano” de Israel. ”No somos ciudadanos plenos; este país es sólo para los judíos”, dijo a IPS.

La decepción de Ghanem creció en los últimos dos años. ”La forma en que la policía masacró a nuestra gente en 2000 demuestra que nosotros no contamos, que no tenemos siquiera la posibilidad de exigir nuestros derechos”, se quejó.

El informe advirtió que el problema ”afecta la esencia de la autodefinición de Israel como estado judío y democrático, debido a la compleja naturaleza de las relaciones intercomunales: una minoría árabe que vive en un estado judío que a su vez está en conflicto con los vecinos árabes, mucho más numerosos”.

Ghanem está de acuerdo en cierta medida. El académico cree que la única solución es ”un cambio de régimen”, que significaría ”el fin de la hegemonía judía en Israel”.

La naturaleza judía del estado, dijo, podría expresarse simbólicamente a través de la bandera y el himno nacional. Salvo ese cambio de régimen, Ghanem no concibe otra solución, dado que la minoría árabe carece de interlocutores.

Yithzak Reiter, profesor de ciencia política de la Universidad Hebrea de Jerusalén, concuerda hasta cierto punto. Ni los judíos ni los árabes están dispuestos por el momento a ceder en sus demandas, y esto significa que están en rumbo a una colisión inevitable, dijo a IPS.

La mayoría judía no está dispuesta a ceder en lo que considera los atributos esenciales de un estado judío, mientras la minoría árabe pretende eliminar todas las expresiones prácticas del judaísmo del estado.

Reiter cree que el problema podría resolverse si, como recomienda el ICG, ambos grupos comienzan un diálogo constructivo. El resultado final podría ser un estado que mantuviera los símbolos del judaísmo, como sugiere Ghanem, y algunos medios prácticos ”mínimos” que garanticen la condición del país como refugio de judíos.

El país conservaría la mayoría judía, lo que implica el control de la política inmigratoria, dijo Reiter.

Ghanem, Reiter y el informe del ICG coinciden en que los árabes israelíes sufren graves discriminaciones.

Ghanem criticó las campañas de ”judaización” en algunas partes del país, como Galilea, donde el gobierno considera importante establecer mayorías judías.

Por otra parte, los ciudadanos árabes de Israel ”gozan de derechos políticos desconocidos en otros países de la región”, como el voto y la libertad de expresión y asociación, destacó el ICG, pero observó que la minoría árabe está políticamente subrepresentada.

Reiter opinó que esa subrepresentación se debe a que los partidos sionistas nunca aceptan árabes en un gobierno de coalición, y agregó que los árabes también están subrepresentados entre los funcionarios públicos.

El académico propuso la creación de un organismo árabe formal para representar a la comunidad, de modo que sus quejas puedan ser atendidas más rápidamente.

Por supuesto, un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos facilitaría la reconciliación dentro del país, señalaron el ICG y Reiter. ”Sin un acuerdo de paz, no veo de qué manera podría mejorar la situación”, dijo Reiter.

Por ahora, la minoría árabe se siente cada vez más frustrada y aislada. ”El hecho de que no haya violencia no significa que estemos satisfechos. Significa que tenemos miedo”, declaró Ghanem.

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