Estados Unidos añadió más tensión en el Caribe al anunciar que donará cerca de 20.000 rifles M-16 a República Dominicana, país que comparte la isla Española con Haití.
El 29 de febrero, el presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide abandonó el país mientras por insurgentes bien armados que se dirigían a Puerto Príncipe, la capital. Aristide acusa ahora a Estados Unidos y Francia de haberlo depuesto y secuestrado.
Algunos observadores advierten que estos rifles podrían fácilmente ser trasladados a Haití, dado que en la frontera hay muy poca vigilancia.
Pero el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense indicó que el acuerdo de donación de las armas a Santo Domingo impone un estricto control del destino de las armas.
El anuncio se produce pocos días después de que las fuerzas estadounidenses desplegadas en Haití dieron marcha atrás en su plan inicial de desarmar a los rebeldes.
El sábado, el primer ministro interino Gerard Latortue presenció un acto en la noroccidental ciudad de Gonaives en que los rebeldes entregaron parte de sus armas como gesto de buena voluntad para con el nuevo gobierno.
Latortue dijo que todos los insurgentes, la mayoría ex convictos por asesinatos y acusados de violaciones de derechos humanos, entregarán todas sus armas cuando sea el momento.
Washington hará en los próximos 90 días una primera entrega de entre 2.000 y 3.000 rifles, confirmó un portavoz de la Agencia de Cooperación en Seguridad del Departamento de Defensa.
El acuerdo para esta donación a República Dominicana, alcanzado en 2002 con la aprobación del Congreso legislativo, prevé estrictos controles para impedir que las armas terminen en manos de criminales, dijo a IPS un portavoz del Departamento de Estado.
Quien sugiera que estas armas son para los rebeldes haitianos está equivocado. Específicamente le digo que son para el uso de las Fuerzas Armadas dominicanas. Para usarlas en otra cosa, nos tienen que preguntar primero, señaló.
No podemos garantizar 100 por ciento (el destino de las armas), pero hemos puesto las condiciones para la transferencia a las Fuerzas Armadas dominicanas y haremos controles de tanto en tanto, añadió.
Mientras, la analista Rachel Stohl, del estadounidense Centro de Información sobre Defensa, con sede en Washington, aseguró que la mayoría de las armas que usan los insurgentes proceden de República Dominicana.
Está muy claro que algunas armas datan de 1994, pero otras son nuevas, traídas del exterior, y hay suficiente evidencia como para decir que llegan a través de la frontera, afirmó Stohl.
Si se contrabandean con facilidad muchos artículos por esa frontera, no hay razón para pensar que no sucederá lo mismo con las armas, advirtió la experta.
Washington ya había enviado tropas a Haití en 1994 para restablecer en el poder a Aristide, depuesto por un golpe de Estado. Este ex sacerdote católico fue reelegido en 2000, pero la oposición lo acusó de haber fraguado los comicios.
A comienzos de este año, la tensión política aumentó y grupos insurgentes se alzaron contra el mandatario, desencadenado una ola de violencia en todo el país en la que murieron cerca de 200 personas.
El 29 de febrero, cuando los rebeldes llegaban a la capital, el presidente abandonó Puerto Príncipe en un avión estadounidense y se trasladó a República Centroafricana. Pero Aristide negó haber renunciado por su voluntad y acusó a Washington de secuestrarlo.
Pocos después, el líder rebelde Guy Philippe, ex jefe de policía de la septentrional ciudad de Cap Haitien, se proclamó como nuevo jefe militar del país.
Pero Estados Unidos rechazó las pretensiones de Philippe y advirtió que los rebeldes debían ser desarmados y quedar fuera del proceso político.
Los rebeldes deben dejar sus armas e irse, dijo el 2 de este mes el portavoz oficial del Departamento de Estado, Richard Boucher.
Dos días después, Philippe anunció públicamente que aceptaba la exhortación de Washington, al parecer luego de ser persuadido por el embajador estadounidense en Puerto Príncipe, James Foley.
Pero el sábado, altos mandos de las fuerzas estadounidenses en Haití que integran la fuerza multinacional de paz desplegada por la Organización de las Naciones Unidas, señalaron que dejarán sin efecto el plan inicial de desarmar a los rebeldes.
Este es un país con muchas armas y el desarme no es nuestra misión. Nuestra misión es estabilizar al país, dijo un portavoz militar a la agencia de noticias Reuters.
Al principio decían que iban a desarmar a todos, que no iban a tolerar bandas armadas en las calles, pero ahora dicen claramente que no lo van a hacer, dijo a IPS la activista Jocelyn McCalla, directora ejecutiva de la Coalición Nacional para los Derechos Haitianos.
Estados Unidos distingue entre estabilidad política y desarme. Pero, en mi opinión, no se puede tener estabilidad política a menos que desarmes a esos hombres, añadió McCalla desde Nueva York, donde está radicada la Coalición.
La fuerza de paz de la ONU prevé abandonar Haití antes del 29 de mayo.
Stohl advirtió que los líderes que ahora controlan Haití corren el riesgo de cometer los mismos errores del pasado.
No se puede tener un Haití estable ni seguro para su pueblo sin desarme. Debe haber alguna forma de desarmar a los grupos rebeldes, a las bandas criminales, a aquellos que están aprovechando la oportunidad para aterrorizar a toda la población, afirmó.
Los ciudadanos, si no se sienten seguros, querrán tener sus propias armas. Eso es lo que pasó en 1994, advirtió