Egipto e Irán avanzan a paso lento hacia la restauración de sus relaciones diplomáticas, que Teherán interrumpió hace 25 años cuando El Cairo hizo las paces con Israel.
Creo que en los próximos meses habrá negociaciones oficiales con miras a normalizar los vínculos, dijo a IPS el analista político Hassan Abu Taleb, del Centro Al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos.
Teherán nunca perdonó a El Cairo la firma en 1978 de los acuerdos de paz de Camp David con Israel, que por ese tratado devolvió a Egipto el desierto del Sinaí. Tampoco olvida que las autoridades egipcias dieron asilo al derrocado sha de Irán, Mohammed Reza Pahlevi, tras la Revolución Islámica de 1979.
Por su parte, Egipto tiene presentes los intentos de Irán por deponer al gobierno de Hosni Mubarak durante la década de 1990. El Cairo acusa a Teherán de financiar a organizaciones fundamentalistas que pretendían instaurar en Egipto un estado islámico.
Las relaciones entre Egipto e Irán siempre han sido tirantes, recordó Abu Taleb.
Sin embargo, las similitudes son tan importantes como las diferencias. Ambos países tienen una población cercana a los 70 millones y comparten básicamente la misma religión y cultura.
Egipto e Irán son dos potencias regionales, destacó Hassan Nafaa, decano del departamento de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo. Egipto es el centro del Islam sunita, e Irán es el centro del Islam chiita. Mediante la cooperación, pueden resolver sus diferencias, añadió.
Desde fines de los años 70, ambos ejes regionales partieron en direcciones opuestas. Egipto se convirtió en un Estado casi laico, con una política de liberación económica y de mediación en los conflictos del mundo árabe.
Por el contrario, Irán se convirtió desde la Revolución Islámica en una estricta teocracia con una política aislacionista, y en muchos casos de enfrentamiento.
En los últimos años, las relaciones entre ambos países permanecieron congeladas, mientras los reformistas de Irán intentaban enmendar sus relaciones con los países árabes.
Un diplomático egipcio anunció en febrero que los dos gobiernos acordaron en principio restaurar plenamente sus lazos diplomáticos, pero la victoria de los conservadores islámicos en las elecciones del mes pasado en Irán parece haber estancado esos esfuerzos.
A los conservadores no les entusiasma mucho mejorar las relaciones con Egipto, por lo tanto cualquier avance dependerá del peso de los reformistas, dijo Nafaa a IPS.
Sin embargo, la cercanía de Egipto con Estados Unidos podría interesar a Irán, porque pese a su imagen negativa, los conservadores no quieren llevar demasiado lejos las diferencias con Washington, opinó.
Mohammed Shaker, presidente del Consejo Egipcio de Asuntos Exteriores, cree que el revés es sólo transitorio.
No creo que esto afecte los planes de restauración de las relaciones diplomáticas. Probablemente habrá algún movimiento una vez que las cosas se asienten, dijo.
Un importante obstáculo para la normalización de los vínculos ya fue eliminado cuando el concejo municipal de Teherán acordó cambiar el nombre de una calle llamada Jaled Al-Islambouli por Avenida de la Intifada, en tributo a la insurrección palestina contra la ocupación israelí.
Jaled Al-Islambouli es el nombre del fundamentalista islámico que asesinó al presidente egipcio Anwar el-Sadat en 1981.
Por supuesto, las diferencias entre los dos países van mucho más allá de un nombre, pero ciertamente ponerle a una calle el nombre del asesino de un presidente de Egipto era una provocación muy flagrante, señaló Shaker.
Abu Taleb, del Centro Al-Ahram, opinó que El Cairo no aceptará ningún acuerdo a menos que Irán demuestre su compromiso de cooperar con la seguridad. El gobierno egipcio cree que Teherán tiene información vital sobre grupos terroristas egipcios que se han refugiado en territorio iraní..
La mayor preocupación de Egipto es la seguridad. Es muy importante que Irán revele toda la información sobre los miembros egipcios de Al Qaeda y otros grupos extremistas islámicos que huyeron de Afganistán a Irán a fines de 2001, tras el derrocamiento de la organización fundamentalista Talibán por Estados Unidos, resaltó Abu Taleb.
Si ambos gobiernos logran resolver sus diferencias políticas, el comercio bilateral debería mejorar, pero los economistas no esperan demasiado.
El comercio bilateral apenas llegó a 23 millones de dólares en 2002. La principal exportación de Egipto a Irán son los textiles. Egipto importa de Irán cantidades modestas de alfombras y frutas secas.
El intercambio nunca ha sido importante porque la estructura económica de ambos países es muy similar, comentó Samir Radwan, director gerente del Foro de Investigación Económica de El Cairo.
Los dos tienen más o menos la misma población, la misma base agrícola y los mismos procesos de industrialización, por lo tanto no tienen demasiadas ventajas comparativas en el intercambio comercial, dijo.
Sin embargo, agregó, cada una de las partes podría aprovechar la capacitación laboral de la otra. El sector de la informática es fuerte en Egipto, mientras que los planificadores urbanos de Irán son muy bien considerados.
Según informes de prensa, Egipto invertiría 500 millones de dólares en Irán en los próximos cinco años. Por su parte, Irán destinaría unos 200 millones de dólares a una fábrica textil y una suma no determinada al sector turístico de Egipto. (