El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, despliega una campaña internacional para lograr respaldo dentro del Fondo Monetario Internacional (FMI) a su propuesta de calcular de modo diferente el superávit fiscal primario, los ahorros destinados al pago de la deuda pública. Brasil propone que no se computen como gastos, sino como inversiones, los fondos presupuestales destinados a infraestructura, lo que afecta las cuentas públicas. Lula dialogó telefónicamente esta semana con su par de Estados Unidos, George W. Bush, y hará lo mismo este jueves con sus homólogos Jacques Chirac, de Francia, y Gerhard Schroeder, de Alemania. El país sudamericano ya había planteado al FMI la necesidad de destinar más recuros públicos a la infraestructura.