En el punto más crítico desde que empezó la crisis energética en Argentina, las empresas eléctricas privadas tomaron el lunes la primera medida drástica al reducir cinco por ciento la tensión del suministro para todo el país, lo cual significa despedirse por un tiempo de los 220 voltios para pasar a 209 hasta que baje la demanda y se pueda eliminar el déficit actual. La medida, algo común en momentos de reparación o desperfectos de usinas o torres de distribución energética, se toma por primera vez en condiciones técnicas normales durante los últimos 16 años. A simple vista, aunque perjudicará sin dudas algunas etapas de producción industriales, no será perceptible en los hogares. La crisis energética desencadenada por falta de gas, principal insumo de las centrales eléctricas, afecta también a Chile y Uruguay, receptores de energía argentina cuando su propia producción también se restringe.