Tanto en México como en Brasil, las megaciudades devoran los recursos hídricos, dejan una estela de agua contaminada y recurren a lugares cada vez más lejanos para abastecerse. Pero el problema no se origina en la escasez del líquido, sino en el desperdicio, aseguran expertos.
Es necesario reducir el consumo excesivo, dijo a Tierramérica el especialista brasileño Aldo Rebouças, quien apunta a una gestión de la demanda como única salida para la crisis del abastecimiento en la región metropolitana de Sao Paulo, que enfrenta el riesgo de racionamiento en los próximos meses.
La amenaza pesa desde el año pasado sobre los 18 millones de habitantes del conjunto de 38 municipios de la Gran Sao Paulo. Lluvias torrenciales provocaron muchas inundaciones este verano, pero no alejaron el riesgo de desabastecimiento.
Las lluvias fueron más intensas en barrios poblados que en el lugar donde más se las necesitaba, la sierra de Cantareira.
Las represas del sistema Cantareira, que abastecen la mitad de la población metropolitana, están con apenas 17 por ciento de su capacidad total y tendrían que alcanzar 40 por ciento hasta fin de mes para evitar el racionamiento, según los técnicos de la estatal Compañía de Saneamiento Básico del Estado de Sao Paulo (SABESP).
Por eso la empresa decidió, en un último intento de evitar el colapso, ofrecer a los usuarios que reduzcan su consumo en por lo menos 20 por ciento, con un descuento proporcional en sus cuentas en los próximos seis meses.
La SABESP tiene una capacidad de producción de 68 metros cúbicos por segundo para la región metropolitana, pero limitó el suministro a 61 o 62 metros cúbicos por segundo en los últimos meses, informó a Tierramérica Francisco José Paracampos, superintendente de Planificación y Apoyo de Distribución.
Debido al escaso margen, vulnerable a cualquier sequía, la empresa que monopoliza el suministro en la región está elaborando planes para incrementar su capacidad de producción en 12 a 15 metros cúbicos por segundo en los próximos 15 años, señaló Paracampos.
Esta opción mantiene la cultura de la abundancia, que prefiere incrementar la oferta en lugar de promover el ahorro y el uso más eficiente de los recursos hídricos, según Rebouças, ingeniero hidráulico de la Universidad de Sao Paulo. Cada habitante de la Gran Sao Paulo consume hoy 180 litros diarios de agua, pero 100 litros serían suficientes, sostuvo.
Los nuevos proyectos son muy caros, porque dependen de manantiales más lejanos, con gastos adicionales de energía para elevar el agua a la altitud de Sao Paulo, cerca de 800 metros, destacó el especialista.
Pero Paracampos discrepa: considera que los planes de la SABESP combinan aumento de oferta y control de demanda. El consumo en la Gran Sao Paulo bajó 20 por ciento en los seis últimos años, aseguró.
Problemas similares a los de Sao Paulo enfrenta la zona metropolitana del Valle de México, compuesta de la capital nacional y el vecino estado de México, con sus 20 millones de habitantes aglomerados en una altitud de unos dos mil 240 metros.
La región es favorecida por abundante agua subterránea, que responde por 70 por ciento del abasto, pero cuya sobreexplotación provocó hundimiento del suelo y daños estructurales en construcciones.
Se estima que la extracción excede en 50 a 80 por ciento la recarga natural de los acuíferos, y los planes oficiales incluyen sacarles más agua y aprovechar ríos lejanos en altitudes más bajas. Entretanto, se calcula que 35 por ciento del agua se derrocha a través de fugas en el sistema de tuberías.
De no tomarse medidas correctivas, asegura el estudio GEO del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el déficit de agua en el Valle de México en 2020 será de 21 metros cúbicos por segundo (46 por ciento del consumo actual).
Grandes inversiones se hacen en el Sistema de drenaje profundo en la zona, que ya tiene 153 kilómetros de túneles que se piensa ampliar en otros 39 hasta 2007 a un costo de 760 millones de dólares. Se busca así evitar inundaciones, un drama de la ciudad construida sobre lo que fue un conjunto de lagos.
La zona sufre además una grave confusión institucional, con más de 20 instancias administrativas. Hay duplicación de tareas en la gestión, políticas opuestas entre organismos de una misma entidad, observó Manuel Perló, director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad.
Tanto en México como Sao Paulo, las autoridades promueven campañas estimulando el ahorro. Pero los precios mexicanos subsidiados contrarían ese esfuerzo.
En Sao Paulo las crisis se repiten sin un cambio efectivo de estrategia, los nuevos proyectos comprenden tuberías para suministrar 250 litros diarios por persona, un volumen de derroche, criticó Rebouças.
Incrementar la oferta también implica gastos adicionales en el desagüe, ya que 80 por ciento del agua potable se convierte en agua servida, observó a Tierramérica Ivanildo Hespanhol, experto en reutilización de la Universidad de Sao Paulo.
Además de educar a la población, es necesario sustituir equipos. En los sanitarios, que representan 26 por ciento del consumo residencial, la descarga puede bajar a seis litros de agua, un tercio del gasto actual, sin perder eficiencia, dijo Hespanhol.
La reutilización puede postergar la necesidad de nuevos manantiales lejanos, sostuvo. Es ventajosa en la agricultura, porque contiene material orgánico fertilizante, en industrias que consumen mucha agua, en el lavado de calles y el riego de jardines urbanos.
Decenas de empresas industriales ya la emplean en la Gran Sao Paulo. Pero es una alternativa incipiente que tiene que ser impuesta por decisión política, ya que no interesa a las compañías de saneamiento debido al precio más bajo del agua reutilizable, opinó el especialista. * Con aporte de Diego Cevallos (México). (