REFUGIADOS-VENEZUELA: Legalización a cuentagotas

Venezuela concedió el estatuto de refugiado a 47 personas que huyeron de la guerra civil en Colombia, un primer paso considerado importante pero que aún debe alcanzar a otros 2.338 solicitantes formales de ese beneficio humanitario.

María Virginia Trimarco, delegada en los países andinos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), saludó este martes la decisión del gobierno venezolano como ”importante, ya que legaliza la situación de los solicitantes y les permite gozar de sus derechos básicos dignamente”.

”Venezuela entra en una nueva e importante fase en la ejecución de sus compromisos internacionales en el tema de refugio, y estamos apoyando fuertemente esa iniciativa, apuntó.

Por su parte, el sacerdote Alfredo Infante, del Servicio Jesuita a Refugiados, dijo que la decisión ”es un hito importante en materia humanitaria para Venezuela, que había postergado la instrumentación concreta de las disposiciones sobre refugio en su Constitución de 1999 y las leyes y reglamentos que la siguieron”.

La situación ”contrasta favorablemente con la anterior posición de Caracas, que consideraba a estas personas como 'desplazados internos (colombianos) en tránsito', lo que obstaculizaba el ejercicio de sus derechos básicos en Venezuela”, indicó Infante a IPS.

Lo que ha ocurrido ahora es que la Comisión Nacional para los Refugiados, integrada por representantes de distintos ministerios y con oficinas en municipios de frontera con Colombia, le otorgó estatuto de refugiado a un primer grupo de los solicitantes.

Salvador, un albañil de 57 años que en 1991 huyó a Venezuela desde el noroccidental departamento colombiano de Antioquia, explicó a IPS que la decisión oficial ”cambia el sistema que teníamos en mi familia, con una boleta de presentación mensual a las autoridades, que nos dejaba casi como si estuviéramos detenidos”.

Sin embargo ”lo que nos han dado es una visa de transeúnte, casi lo mismo que puede conseguir cualquier colombiano que tenga un pasaporte, y en nuestro caso la han dado para dos de mis tres hijos, dejando a uno sin los papeles reglamentarios. Aparte de eso, no nos han dado ningún otro beneficio”, comentó.

La familia de Salvador escapó del asedio de grupos paramilitares de derecha en Antioquia. ”Allí no se trataba de huir de luchas entre (las paramilitares) Autodefensas (Unidas de Colombia) y guerrillas (izquierdistas) sino de las masacres de los 'paras' contra gente buena, a la que desaparecen”, comentó.

Ahora lo que más desea es ”ayuda para reinsertarnos en un tercer país, donde podamos trabajar, ejercer nuestro oficio, y los hijos estudiar”, sostuvo Salvador desde la ciudad del centro de Venezuela donde actualmente reside.

Datos de la Consultoría de Derechos Humanos de Colombia indican que desde 1985 han debido dejar sus hogares a causa de la guerra civil más de tres millones de personas.

Desde la llegada a la presidencia de Colombia en agosto de 2002 del derechista Alvaro Uribe arreció la ofensiva militar contra las guerrillas, lo que incrementó los desplazamientos.

Según el estadounidense Comité para los Refugiados (USCR, por sus siglas en inglés) durante el año pasado el conflicto interno armado colombiano expulsó del país a unas 325.000 personas, calculándose que entre 50.000 y 75.000 se radicaron en Venezuela.

El director adjunto de Acnur, Kamel Morjane, dijo en enero en Bogotá que ”la crisis colombiana es la tercera en el mundo por su magnitud y número de población desplazada (después de las de Sudán y Congo), y la primera o segunda por su complejidad”.

Diplomáticos y organizaciones no gubernamentales en Caracas estiman que en los occidentales estados venezolanos de Apure, Táchira y Zulia, fronterizos con Colombia, puede haber más de 150.000 colombianos desplazados a causa del conflicto armado.

”Es una inmigración a cuentagotas, pero constante y ya un fenómeno cuasi masivo”, advirtió Infante. ”Se nota incluso en el crecimiento de barriadas marginales alrededor de ciudades del oeste venezolano, como Maracaibo o San Cristóbal”, señaló.

Recordó que hasta 1983 (cuando empezó a desmoronarse el ”boom de la Venezuela saudita” por la importancia del petróleo) hubo una fuerte corriente inmigratoria desde Colombia, de gente atraída por las mejores condiciones sociales y económicas, pero ese caudal amainó hasta 1996.

”Desde que en 1997 se intensifica el conflicto armado interno en Colombia, llegan más inmigrantes, ilegales casi siempre y a menudo sin información sobre sus derechos o cómo tramitarlos ante las autoridades”, agregó el sacerdote jesuita.

Acnur confía en que la decisión de esta semana en Caracas ”abra oportunidades para que muchas otras solicitudes se resuelvan en los próximos meses” y los refugiados ”tendrán el derecho de vivir, trabajar y estudiar de manera legal y permanente en Venezuela”.

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