La jerarquía de la Iglesia Católica de México siente que es ridiculizada en los medios de comunicación por oponerse al uso de la llamada píldora del día después, que impide embarazos no deseados, mientras su grey recurre con mayor frecuencia a los métodos anticonceptivos y desoye las amenazas de excomunión.
La Asociación Nacional de Farmacias informó que en la última semana de enero y la primera de este mes aumentó entre cinco y 10 por ciento la venta de anticonceptivos en el país, un hecho que atribuyó al debate que generó las autorización que el 21 de enero dio el gobierno al uso de la píldora del día después para casos de emergencia.
En ese fecha, la Secretaría de Salud de México publicó un nuevo reglamento para sus estrategias de planificación familiar en la que incluyó a esa pastilla como uno de los medicamentos que usará en sus centros de atención médica y recomendará a través de sus brigadas de salud a quienes hayan tenido relaciones sexuales no deseadas o sin protección.
En seguida, la jerarquía de la Iglesia Católica puso el grito en el cielo y amenazó con excomulgar a quienes usen el medicamento por considerarlo abortivo, pero grupos de corte feminista y otros aplaudieron la decisión del gobierno.
La andanada de críticas de la Iglesia, a la que sumó el grupo antiabortista Provida, no amainó pese a que las autoridades brindaron evidencia científica que indica que la píldora, autorizada por la Organización Mundial de la Salud, no provoca abortos sino que detiene la implantación del óvulo en el útero y por tanto el embarazo.
El anticonceptivo postcoital es un método de asesinar inocentes, sentenció el arzobispo primado de México, Norberto Ribera.
Las autoridades de la Iglesia Católica están invitadas a revisar la evidencia para establecer un diálogo con bases científicas y no con especulaciones, dijo a IPS Patricia Uribe, directora del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud.
Uribe cree que esa Iglesia confundió a la píldora del día después con la que se conoce como RU-486, que sí es abortiva.
La también llamada píldora del día siguiente, se toma hasta 72 horas luego de las relaciones sexuales y actúa antes de que se dé el embarazo. Lo previene y no lo interrumpe, apuntó la funcionaria.
Según la Secretaría de Salud, la píldora del día después está recomendada para casos de emergencia, como violación o cuando se estima que otro método pudo haber fallado al momento de mantener relaciones.
Aunque México es el segundo país del mundo con más católicos, detrás de Brasil, poco efecto parecen tener en esos fieles la doctrina contra los anticonceptivos.
Del total de mujeres católicas mexicanas, estimada en 92 por ciento de la población femenina, más de 77 por ciento utiliza métodos anticonceptivos y casi 20 por ciento experimentó un aborto, afirman estudios coincidentes.
La firma Estadística Aplicada realizó el año pasado una encuesta a 2.328 personas que se declararon católicas, en 17 de los 32 estados de México, y descubrió que 80 por ciento de ellas está en desacuerdo con la doctrina que predica la Iglesia Católica sobre los métodos de anticoncepción.
Además, 85 por ciento de los entrevistados opinaron que la Iglesia debe permitir el uso del condón para prevenir el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y 91 por ciento cree que los adultos deben tener acceso a anticonceptivos de todo tipo.
Sobre la píldora del día después, 88 por ciento de los consultados se mostraron a favor de que las mujeres violadas tengan acceso inmediato a ese medicamento.
La concepción es la implantación del óvulo fecundado en el útero, aproximadamente 14 días después de la fertilización, por lo que la píldora del día después no es un método abortivo, pues actúa antes de la concepción, explicó la Unidad de Medicina Experimental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La función de la píldora es evitar que haya liberación del óvulo o impedir que el óvulo, si ya fue liberado, sea fecundado y por último frenar la implantación en el útero de un óvulo fecundado, indicó.
En su semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis de México afirmó el domingo 8 que sus críticos y los medios de comunicación han intentando linchar y ridiculizar a la Iglesia y hacerla pasar como ignorante y enemiga de las mujeres y sus derechos por pedir que el gobierno revierta su decisión de permitir el uso de la controvertida píldora.
Sin embargo, advirtió que la Iglesia Católica no ha callado ni callará en denunciar los métodos abortivos que promueven las autoridades de salud.
El gobierno difunde y promueve el uso del condón y de los métodos anticonceptivos en sus campañas de planificación familiar, a pesar de las quejas de la Iglesia.
Las estrategia no desmaya aunque el presidente Vicente Fox, en funciones desde diciembre de 2000, se declara un seguidor de la doctrina católica y a que sus críticos lo señalan como un creyente y conservador.
Según las autoridades de salud, aunque la Iglesia Católica se oponga, los más de 300.000 abortos clandestinos que se practican cada año y las más de 1.500 muertas que por esa causa se producen en México, así como la necesidad de mantener políticas de planificación familiar, son motivos suficientes para continuar con sus políticas de salud reproductiva.