Millones de personas reciben mensajes de correo electrónico procedentes de Nigeria, que los tientan a enriquecerse participando en la transferencia internacional de grandes fortunas. Ahora el gobierno nigeriano busca poner fin a esas estafas.
Quizá no logremos atrapar a todos, pero debemos empezar con algunos, y tratar de que sus casos sirvan de escarmiento, para que cometer estos delitos sea menos atractivo, explicó el vicegobernador del Banco Central de Nigeria, Shamsudeen Usman.
El caso que Usman quiere que sirva como escarmiento es el de cinco personas juzgadas por estafa en Abuja, que podrían también quedar registradas en el Libro Guinness de los Records.
Esos cinco nigerianos son acusados por una estafa de 242 millones de dólares en perjuicio del brasileño Banco Noroeste de Sao Paulo, la mayor de su tipo conocida en el mundo según Nuhu Ribadu, director de la Comisión Nigeriana de Delitos Económicos y Financieros (EFCC, por sus siglas en inglés), que actúa como fiscalía en este caso.
Según los investigadores, el director financiero internacional del Banco Noroeste fue tentado con la oferta de recibir parte del dinero pagado para construir un ficticio nuevo aeropuerto en Abuja, mordió el anzuelo y transfirió dinero del banco a cuentas de los cinco nigerianos.
El caso es sólo un espectacular ejemplo de las llamadas estafas 419 (por el artículo del Código Penal que tipifica la inducción fraudulenta a realizar pagos por adelantado), una actividad internacional realizada intensamente desde Nigeria en los últimos 15 o más años.
El procedimiento típico es el envío masivo de cartas, cada una de ellas dirigida aparentemente a una sola persona, sobre una ficticia gran suma de dinero de la cual el remitente dice poder apoderarse con ayuda del destinatario, a quien se ofrece una parte de la fortuna.
A quienes caen en el engaño se les pide pronto, de costumbre, un adelanto de dinero para cubrir costos de transferencia u otros gastos relacionados con la presunta operación financiera.
Hay informes sobre otras modalidades de estafa que comienzan del mismo modo pero se desarrollan de forma más burda (cuando se pide a las víctimas su número de cuenta bancaria) o más violenta (cuando se las insta a viajar a un tercer país, con la intención de secuestrarlos y pedir rescate).
Los estafadores suelen presentarse como altos funcionarios nigerianos, y en los últimos tiempos también como colaboradores de dictadores o ex dictadores de Nigeria u otros países, o familiares de acaudalados granjeros de Zimbabwe, entre otras falsas identidades que puedan tener cierta verosimilitud.
Investigadores de esas estafas calculan que las víctimas, en su mayor parte residentes en Estados Unidos o Europa occidental (las partes del mundo con más usuarios de correo electrónico) son despojadas cada año de cientos de millones de dólares.
Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, aumentó la presión internacional sobre Nigeria para que combatiera esos delitos, sobre todo desde el gobierno estadounidense y el intergubernamental Grupo de Acción Financiera sobre el Lavado de Capitales (GAFI o FATF, por sus siglas en inglés), con sede en París.
Esas presiones se han basado en la hipótesis de que el dinero procedente de las estafas 419 puede ser usado en última instancia para financiar a terroristas.
Bajo amenaza de sanciones por parte del GAFI, Nigeria reformó su legislación contra el lavado de dinero y creó la EFCC. También tomó cartas en el asunto el Banco Central nigeriano, porque los estafadores comenzaron a falsificar documentos de esa institución y a presentarse como si fueran funcionarios de la misma.
Según Usman, uno de las acciones más importantes del Banco Central en la materia ha sido informar a los bancos comerciales, mediante una circular, que cuando sus sistemas se usaran para transacciones en estafas 419, serían considerados responsables de devolver el dinero a las víctimas que hubieran actuado de buena fe.
Pese a esos esfuerzos, parece que las estafas se multiplican.
El Servicio Secreto de Estados Unidos, dependiente del Departamento del Tesoro (Ministerio de Hacienda), advirtió a la población de ese país sobre indicios de que el Fraude de Pago por Adelantado cosecha cada año cientos de millones de dólares y las pérdidas continúan en aumento.
Lo más probable es que haya víctimas que no informan sobre sus pérdidas, por temor o vergüenza, añadió.
No hay duda de que la codicia de las víctimas desempeñó un papel importante en el éxito de las estafas 419. También influyó el aumento del desempleo en Nigeria, que hace más tentador cometer delitos, pero según expertos, el factor más importante por sí mismo es el crecimiento de la tecnología de la información.
Con Internet, es más fácil, más barato y más rápido enviar cartas a personas del mundo entero, con la intención de engañarlas, dijo a IPS Everest Amaefule, especialista nigeriano en tecnologías de la información.
Los cibercafés, cuyo número aumenta cada día en las mayores ciudades nigerianas, son el lugar ideal para que los delincuentes envíen sus cartas y busquen direcciones de correo electrónico de posibles víctimas, con pocas posibilidades de ser detectados.
El Poder Ejecutivo formó una comisión integrada por expertos en seguridad y en tecnologías de la información, para investigar ese tipo de fraudes.
Los propietarios de cibercafés han sido acusados de mirar hacia otro lado mientras se cometen esos delitos, pero aseguran que están dispuestos a cooperar con el gobierno en este asunto, e incluso han formado una asociación de lucha contra el delito. (