La creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) camina con pies de plomo y cuesta arriba a sólo 10 meses de la fecha límite para finalizar las negociaciones al respecto.
Habida cuenta de las diferencias existentes hoy, lo que podría firmarse a comienzos de 2005, si se cumple el cronograma fijado, es un ALCA híbrido y general que no tendría mayor impacto en los esquemas de liberalización comercial en América, mientras que un grupo de países avanzaría por separado en la apertura, vaticinó el experto en integración Germán de la Reza.
Es que el último capítulo de negociaciones terminó sin acuerdos en torno a definir un conjunto "equilibrado" de obligaciones y derechos para los países en acceso a mercados, agricultura, inversión, servicios, compras del sector público, propiedad intelectual, política de competencias, subsidios, antidumping (normas contra comercio desleal), derechos compensatorios y solución de controversias.
Cada uno de esos rubros debían ser acordados para lograr lo que se denomina un ALCA de primer nivel, al que se pueden sumar los países en los tiempos que deseen desde inicios de 2005, fecha prevista para finalizar las negociaciones.
Otro punto cuyas resolución se frustró en la reunión de esta semana en la meridional ciudad mexicana de Puebla fue la prevista concertación de procedimientos y alcances de las negociaciones bilaterales y plurilaterales para los países que quieran acceder a un ALCA de segundo nivel, donde la meta es alcanzar acuerdos de liberalización más profundos. En la cita de cancilleres y ministros de Comercio de América, realizada en noviembre en Miami, fue donde se definió abrir ese acuerdo hemisférico de "dos pisos" y a varias velocidades, una solución tras la cual comenzó a ser llamado el "ALCA light.
Pero en "ninguno de los dos pisos hay consensos, pues algunos países quieren estar en el primer nivel, pero siempre que obtenga beneficios del segundo, y los segundos no quieren dar mayores concesiones", explicó a IPS De la Reza.
Estados Unidos y sus ya socios comerciales Canadá, Costa Rica, Chile y México son los que están dispuestos a iniciar la apertura en el segundo nivel a partir el año próximo.
A ese grupo, denominado G-14, se suman los que están negociando acuerdos o ya tienen en puerta la liberación comercial con Estados Unidos, que son Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y El Salvador.
Edgardo Lander, uno de los negociadores de Venezuela en la cita de Puebla, reconoció que las posiciones en la actualidad están polarizadas en dos grandes bloques.
Lo que pasa es que el ALCA light del que se habla ahora "no significa que sea menos peligroso", declaró Lander.
Lander fue uno de los participantes en la reunión de cuatro días en Puebla, finalizada el viernes el viernes sin consensos. Por ello los 34 países que negocian el ALCA, todos los del continente excepto Cuba, decidieron trasladar sus discrepancias hasta marzo para allanar algún camino de acuerdo.
Sin embargo, las diferencias no aminoran aunque el diálogo ya no apunta a definir un acuerdo amplio y general de liberalización comercial en 2005, como era el objetivo de la iniciativa presentada por Estados Unidos a mediados de los años 90, sino uno al que se sumen los países en los tiempos y áreas que mejor los convenga.
El vicerepresentante de Comercio estadounidense, Peter Allgeier, aseguró que el resultado de la cita de Puebla "no es un fracaso". No obstante, el ambiente con el que finalizó la cita parecía decir lo contrario.
En el escenario, las partes en disputa son el llamado G-14 y el que se integra por los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, más Bolivia y Venezuela.
Ambos bandos difieren en materias de subsidios a la agricultura, en el que Washington no quiere ceder, pero también en temas como compras gubernamentales, ayuda a los países menos desarrollados y derechos de propiedad intelectual, entre otros.
"Lastimosamente hay posiciones irreductibles", dijo a IPS una fuente del gobierno mexicano que participa en las negociaciones. Mientras, representantes de la sociedad civil hablaron de diferencias insalvables, que "para el bien del continente llevarán al ALCA a un fracaso irremediable".
Para Oxfam Internacional, el acuerdo no tiene sentido sino integra el componente social. "No se puede hablar de integración sin tomar en cuenta que casi la mitad de los habitantes del hemisferio viven en la pobreza, una cuarta parte depende de la agricultura y hay enormes diferencias en cuanto a tamaño, riqueza y desarrollo", entre los países, señaló ese grupo.
El ALCA fue diseñado en los años 90 a impulsos de Estados Unidos y su meta original era crear en 2005 una zona de libre comercio de Alaska a Ushuaia, con la única salvedad de Cuba suspendida desde comienzo de los años 60 de la Organización de Estados Americanos.
Al iniciarse las negociaciones, todos los países suscribieron la idea del mercado común, pero mientras se fue acercando la fecha para que arranque el proyecto, las diferencias emergieron cada vez con mayor fuerza y con ella el activismo de grupos civiles que cuestionaron el proceso de integración.
Los críticos señalan que no puede haber integración con iguales obligaciones y derechos comerciales en una región donde las diferencias de poderío económico con gigantescas.
Los impulsores del proyecto responden que por eso el ALCA tiene definidos capítulos para ayudar a los países menos avanzados. Sin embargo, en los hechos esos rubros del acuerdo han sido poco desarrollados y aún no hay fondos ni planes acabados para respaldar a esos países en el proceso de integración.
Uno de los temas que más llama la atención en las negociaciones, es la insistencia que expresan los delegados de Estados Unidos en abrir los mercados de toda la región, cuando los suyos mantienen altos subsidios en materia agrícola, sector sensible para países como Argentina y Brasil.
Ante la demanda de sus vecinos, Washington señala que el tema de los subsidios se negocia en el marco de la Organización Mundial de Comercio. Además, advierte que si cede en ese punto, estaría en desventaja frente a la Unión Europea y a Japón, cuyas ayudas a sus respectivos agricultores son también elevadas.
Alianza Social Continental, una red de grupos no gubernamentales de América, celebró que en Puebla los negociadores no hayan alcanzado acuerdos y con ello alejado las posibilidades de que el ALCA se concrete.
Según esa organización, "la presión social en todos los países del continente ha logrado que algunos gobiernos no se atrevan a dar concesiones que sus pueblos les reclamarían".
La reunión de Puebla "terminó tan sólo con acuerdos vagos en los temas menos importantes", y sus negociadores "subrayaron que en particular los países ricos rechazan la mención explícita de los fondos de compensación" para eliminar desigualdades entre los países, señaló en un comunicado.
Alianza Social Continental añadió que mantendrá su lucha "contra cualquier ALCA" y que intensificará su movilizaciones para convertirse "en sombra de los negociadores".