CHINA-TAIWAN: Se agitan las aguas del estrecho

Cuando faltan menos de seis semanas para los comicios presidenciales en Taiwan, Beijing lanzó su propia campaña propagandística y diplomática para reducir las probabilidades de reelección del líder pro-independentista Chen Shui-bian.

El gobierno chino, que considera a Taiwan una provincia renegada y aspira a la reunificación, también quiere frustrar los planes del presidente Chen de realizar un referendo sobre las relaciones con China continental el mismo día de las elecciones, previstas para el 20 de marzo.

Pero Beijing teme que las amenazas militares directas, similares a las que realizó antes de las elecciones presidenciales taiwanesas en 1996, puedan provocar el enojo público y hacer que los votantes de la isla se vuelquen a favor del movimiento independentista.

Por esa razón, esta vez el gobierno chino prefirió enviar una dura advertencia al electorado taiwanés mediante una serie de artículos publicados en la prensa oficial con motivo de los comicios en la isla.

En el plano diplomático, Beijing envió equipos de delegados a Washington con la esperanza de obtener el apoyo de la Casa Blanca para bloquear los planes de Chen de celebrar una consulta popular.

El mensaje de China a Estados Unidos es que la oposición inequívoca de Washington al referendo en Taiwan sería la mejor recompensa a los esfuerzos de Beijing para que Corea del Norte regrese a la mesa de negociaciones multilaterales, a fines de febrero.

En el referendo, los votantes se pronunciarán sobre si Taiwan debe fortalecer su defensa en caso de que Beijing se niegue a desmantelar unos 500 misiles que apuntan hacia la isla, y si el gobierno debe entablar conversaciones con China continental sobre un marco de ”paz y estabilidad” a través del estrecho de Taiwan.

Las autoridades chinas insisten en que antes de comenzar negociaciones formales, Taiwan debe aceptar que forma parte inseparable de China. El presidente taiwanés se niega a aceptar esta precondición.

Sin embargo, si la mayoría de los taiwaneses votan por negociar con China continental y Beijing ignora esa decisión, el gobierno chino será visto como un opresor de la voluntad de ”paz y estabilidad” de los habitantes de la isla.

Ambas partes se convirtieron en enemigas tras la victoria en 1949 de las fuerzas comunistas en China continental y la huida de los líderes del partido nacionalista Kuomintang hacia Taiwan, donde establecieron un gobierno rival.

Beijing insiste en que Taiwan, con un régimen democrático, pertenece a China y amenazó con usar la fuerza si la isla se declara independiente o se niega a reunificarse.

Las autoridades chinas temen que una consulta popular sobre cualquier asunto relacionado con el estatuto territorial de Taiwan siente un precedente peligroso para que la isla rechace algún día la eventual reunificación con el continente.

”Es sabido que Taiwan forma parte del territorio de China, por lo tanto cualquier referendo debería incluir a todo el pueblo chino, no sólo a los taiwaneses. De lo contrario, sería ilegítimo e inválido”, declaró Li Jiaquan, investigador de asuntos taiwaneses de la Academia China de Ciencias Sociales.

Los comentarios de Li aparecieron en el diario de lengua inglesa China Daily. El periódico, uno de los principales medios propagandísticos del gobierno, advirtió a los taiwaneses que a ellos corresponde decidir si quieren la paz o la guerra a través del estrecho de Taiwan.

Si votan por Chen Shui-bian y su independentista Partido Democrático Progresista, estarán votando por la guerra, amenazó otro artículo publicado en el diario el 3 de febrero.

”La llave de la paz o la guerra está en manos de Chen. El está jugando con fuego”, escribió Luo Yuan, investigador del Centro de Investigaciones del Estrecho de Taiwan, con sede en Beijing.

En medio de este juego político, Beijing no pierde oportunidad de influir en Washington en la esperanza de que critique el referendo propuesto.

Los planes de Chen ya provocaron críticas de Francia e incluso de Estados Unidos, ambos temerosos de que la consulta popular altere el delicado equilibrio en el estrecho de Taiwan.

En virtud de la Ley de Relaciones con Taiwan, Estados Unidos está comprometido a vender armas defensivas a la isla y a protegerla en caso de que Beijing la ataque.

Pero en diciembre, el presidente estadounidense George W. Bush se retractó de su declaración de marzo de 2001 de que Washington haría ”lo que fuera necesario para defender a Taiwan”.

En honor a la tradicional ambigüedad en cuanto a la cuestión de Taiwan, Bush dijo al primer ministro chino Wen Jiabao, cuando estuvo de visita en Washington, que Estados Unidos se oponía a los esfuerzos de Taipei para modificar el status quo en el estrecho.

Ahora, Beijing está intensificando sus esfuerzos diplomáticos para extraer declaraciones más claras de Washington, opuestas a cualquier convocatoria de referendo en la isla. A esos efectos, Chen Yunlin, jefe de la Oficina de Asuntos Taiwaneses, visitó Washington la semana pasada y conversó con funcionarios de la Casa Blanca.

El general Peng Guangqian, un estratega militar chino, declaró que Beijing está preparado para una serie de reveses políticos y económicos, incluido un boicot internacional a los Juegos Olímpicos de 2008 y una caída de las inversiones extranjeras, en caso de que considere necesario invadir Taiwan.

”Pagaremos el precio de la reunificación si es necesario”, expresó. (

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