Los países de Asia deben adherir a pleno al sistema mundial de libre comercio para acabar con la miseria de millones de personas, según funcionarios participantes en una conferencia regional celebrada este lunes en la capital de Tailandia.
Cualquier acuerdo de cooperación entre países asiáticos debe aprovechar el inmenso potencial de la expansión del comercio justo, dijo el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jacques Diouf.
Al abrir una conferencia de dos días sobre pobreza e inseguridad alimentaria en el área Asia-Pacífico, Diouf sostuvo que tal expansión se desencadenó con los acuerdos de la Ronda Uruguay y el establecimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Una exhortación similar a la del jefe de la FAO fue lanzada por el holandés Geert van der Linden, uno de los cuatro vicepresidentes del Banco Asiático de Desarrollo (AsDB), rama regional del Banco Mundial.
El establecimiento de un sistema comercial abierto y no discriminatorio dará beneficios masivos para las economías en desarrollo y acelerará el proceso para la reducción de la pobreza, dijo Van der Linden.
Diouf consideró que los gobiernos deberían lanzarse con decisión a desarrollar la agricultura, dado el carácter mayoritariamente rural de la pobreza en Asia.
Alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio respecto de la erradicación de la pobreza externa y del hambre depende de la asignación de recursos suficientes a esos sectores, dijo el funcionario a los ministros, legisladores y altos funcionarios de 14 países reunidos en Bangkok.
Las ocho Metas de Desarrollo del Milenio fueron formuladas por la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2000 y rubricadas entonces por gran cantidad de jefes de Estado y de gobierno que asistieron a esa sesión..
Entre esos objetivos figuran el de reducir a la mitad la población pobre y la hambrienta para 2015, alcanzar la educación primaria universal y detener la epidemia de sida.
Según Van der Linden, la experiencia de cuatro países asiáticos —China, India, Tailandia y Vietnam— indica que la pobreza puede ser derrotada si los gobiernos siguen políticas adecuadas.
Entre esas políticas, el funcionario mencionó inversiones en infraestructura que abran posibilidades de crecimiento.
Aun antes de la crisis financiera asiática (de 1997), solo alrededor de cuatro por ciento del producto bruto interno se asignaba a infraestructura, ante la necesidad de asignar entre seis y siete por ciento. Luego de la crisis, la inversión cayó, explicó Van der Linden.
De todos modos, la población de Asia-Pacífico debajo del umbral de la pobreza se redujo de 34 a 24 por ciento entre 1990 y 2002, según informes distribuidos en la conferencia en Bangkok.
La de China fue una contribución fundamental para alcanzar tal avance, indicó Raj Kumar, director de la División de Pobreza y Desarrollo de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Asia-Pacífico (ESCAP), Raj Kumar.
Además de China, los mayores éxitos contra la pobreza se encuentran en el sudeste de Asia. Todos los países de esta región redujeron la proporción de habitantes que viven con menos de un dólar diario. Indonesia y Vietnam tuvieron los avances más destacables, sostuvo Kumar.
De todos modos, las cifras no dan respiro: unos 768 millones entre los 1.200 millones de pobres del mundo viven en Asia-Pacífico. Uno de cada seis habitantes de la región son asiáticos.
La pobreza, agregó Kumar, es mayoritariamente rural, con Bangladesh, Camboya, Filipinas, India, Indonesia y Pakistán como ejemplos más típicos. En Bangladesh, 37 por ciento de los habitantes del campo son pobres, pero 19 por ciento de la población urbana.
En Camboya, esas proporciones son de 40 a 21 por ciento, y en Filipinas, de 48 a 18.
Pero expertos en desarrollo asistentes a la conferencia en Bangkok dijeron a IPS que la OMC sólo será un aliado significativo en la lucha contra la pobreza si media una reforma al sistema internacional de comercio.
Los altos subsidios del Norte industrial al sector agrícola es la mayor preocupación. Estos ascienden a 311.000 millones de dólares al año, según el Informe sobre Desarrollo Humano publicado el año pasado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Estos subsidios son tan grandes que afectan los precios de los bienes agrícolas en el mercado mundial, dañando directamente a los países pobres, indicaba el informe.
La Unión Europea, por ejemplo, paga 913 dólares al año a los productores por cada vaca lechera, y Japón, 2.700 dólares.
Pero los intentos de allanar el terreno de juego han sido hasta ahora infructuosos, pues la Unión Europea y Estados Unidos aún no consideran la propuesta de poner fin a los subsidios.
Las negociaciones comerciales de la OMC colapsaron el año pasado en la conferencia ministerial de Cancún, México, por el conflicto desatado a causa de las políticas proteccionistas del Norte.
Si hay un campo de juego nivelado, los pobres de zonas rurales ganarán, pues sus productos serán más competitivos. Eso ayudará a reducir la gran cantidad de pobres en los campos de Asia-Pacífico, dijo a IPS Saifullah Seyed, de la oficina regional de la FAO. (