Un centenar de investigadores y técnicos argentinos trabajará los próximos dos años en un programa que permitirá medir las emisiones que provocan el efecto invernadero y establecer vulnerabilidades propias del país ante el aumento de la temperatura del planeta.
El proyecto será financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), que otorgará al gobierno 1,14 millones de dólares, pero la coordinación y administración del programa quedaron en manos de la no gubernamental Fundación Bariloche.
El presidente de la fundación, el economista Daniel Bouille, explicó a Tierramérica que el proyecto permitirá conocer cuán vulnerable es el país a los cambios de clima. Y adelantó que las áreas sobre las que se va a trabajar son prioritarias por su importancia desde el punto de vista económico y social.
El programa tiene cuatro objetivos. Primero, se va a realizar un inventario de gases que provocan el calentamiento global, a fin de presentar un informe a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
El primer informe se realizó en 1990, y sus datos se actualizaron hasta 1999. El estudio tomará ahora estadísticas de 2000 para hacer una nueva medición, que correrá por cuenta de 10 expertos de la Fundación Bariloche que intervinieron ya en la elaboración del primer inventario.
Las emisiones originadas por el uso de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) en Argentina representan 0,5 por ciento del volumen global. El país ratificó en 2001 el Protocolo de Kyoto para controlar los gases de efecto invernadero.
El segundo objetivo del proyecto de la Fundación Bariloche es el de la vulnerabilidad propia del país ante la variabilidad del clima y el incremento de la temperatura en el más largo plazo. Para ello trabajarán otros 90 científicos y técnicos de instituciones de todo el país, y a esa labor se destinará la mayor parte de los fondos, según remarcó Bouille.
En esta materia hay una gama de problemas que se registran en zonas clave desde el punto de vista económico y social y en las que los expertos concentrarán su atención, anticipó a Tierramérica el director de la oficina de Asuntos Ambientales de la cancillería argentina, Raúl Estrada Oyuela.
Estrada adelantó que se va a analizar, por ejemplo, el impacto del cambio climático en la producción agrícola de la Pampa Húmeda, en el centro del país. En esa zona fértil, de donde viene la mayoría de las exportaciones agropecuarias del país, fuertes lluvias provocan inundaciones debido al escaso declive de la llanura.
Hace poco más de un año, casi 20 por ciento del área sembrada estaba bajo agua.
En la planicie el agua puede filtrarse a las napas o evaporarse, pero tras fuertes precipitaciones la capacidad de absorción se satura. El problema se agrava si el tipo de cultivo no ayuda a la evaporación de aguas como pasa con la soja, principal producto de exportación argentino, que ocupa más de la mitad de la superficie sembrada del país.
Hay regiones del noreste en las que una sequía prolongada resiente el funcionamiento de represas hidroeléctricas. En otras, las lluvias intensas provocan inundaciones graves, como ocurrió en 2003 en la occidental provincia de Santa Fe con el desborde del río Salado.
Esa crecida, que se desató en apenas unas horas, anegó casi la mitad de la capital provincial y provocó la muerte de 23 personas, además de dejar a miles de familias sin vivienda. Barrios enteros, establecidos junto al río, desaparecieron bajo el agua.
También se analizarán los efectos del aumento de la temperatura en el incremento del nivel del mar en la provincia de Buenos Aires, donde se registran periódicamente tormentas de viento desde el sur que provocan la subida del Río de la Plata, con consecuentes inundaciones en esas riberas.
Se estudiará, asimismo, el deterioro del suelo de la región patagónica, al sur del país. Esa área, afectada por la desertificación, podría ser azotada por lluvias cada vez más fuertes debido al cambio climático, un fenómeno que agravaría el actual problema de erosión del suelo.
Otra meta es formular un Programa Nacional de Mitigación, que incluya reducir las emisiones de gases invernadero, que retienen calor en la atmósfera. Los especialistas deberán plantear acciones políticas tendentes a neutralizar los daños que producen en la atmósfera el dióxido de carbono y el metano.
A modo de ejemplo, Estrada señaló un estudio que realizan expertos argentinos para reducir las emisiones de metano provenientes de la fermentación entérica del ganado, mediante cambios en su dieta que generarían un beneficio adicional, al mejorar la producción de carne y leche.
Finalmente, el proyecto compromete a los involucrados a llevar adelante una serie de actividades para crear capacidad en el país, y sobre todo conciencia entre la opinión pública sobre la relación entre las emisiones, el aumento de la temperatura y el impacto de los cambios del clima en la población.
* Publicado originalmente el 14 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (