Millares de creyentes de Cuba guardan desde principios de año las predicciones de los babalawos, máximas autoridades del culto afrocubano más extendido en la isla, como la guía que marcará sus vidas en los siguientes 12 meses.
”Uno se rige por el signo y va viendo cómo se cumple. Se siguen las orientaciones para mejorar”, dijo a IPS la santera Milagros Rodríguez, de 52 años, para quien 2003 ”terminó mal”, de acuerdo a los vaticinios, con frío, muchos accidentes, enfermedades y violencia.
Cada 31 de diciembre, los babalawos, sacerdotes de la Regla de Ocha o Santería, se reúnen para ”sacar” la ”letra del año”, especie de oráculo que determina qué divinidades (orishas) regirán en el período, recomendaciones o consejos y tareas a realizar.
El acto se realiza mediante el pase de una mano a la otra de una hilera de piezas o ikines (16), atadas por un cordel vegetal. Con esa cadena, el babalawo principal de la ceremonia recoge unas 4.000 combinaciones, en una especie de teoría de las probabilidades.
Las profecías son difundidas, generalmente de forma gratuita, mediante comunicados escritos, solicitados aun por muchos no creyentes, pero igualmente interesados en saber lo que les depara el oráculo.
Con el correr del tiempo, la forma de distribución de los vaticinios anuales ha ido ajustándose a las nuevas tecnologías, como en la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, que cuenta con fax, acceso a correo electrónico y hasta una página en Internet.
Las predicciones son válidas para cualquier país y de un campo muy variado, y se acompañan de recomendaciones orientadas a la vida religiosa, social y acontecimientos a los que se debe poner atención.
”La letra del año es un mensaje de los babalawos cubanos para el mundo”, nosotros no nos referimos a un determinado lugar, ni hablamos de un dirigente o un país específico, advirtió Lázaro Cuesta, al dar a conocer esta semana los pronósticos para 2004.
Cuesta, portavoz de la Comisión Organizadora de la Letra del Año, dijo que los 12 meses que comienzan serán de una ”ligera mejoría” en comparación con 2003 si las personas cambian y mejoran su conducta.
Sin embargo, alertó, en 2004 se mantendrán ”los peligros de guerra e intervenciones militares” y puede haber pérdidas de personas mayores religiosas y personalidades públicas.
También se vaticina un aumento de la lucha por el poder, traiciones en las altas esferas, elevación del nivel de mar (penetraciones e inundaciones) y trastornos climáticos que afectarán la regularidad de las lluvias.
El signo del año es Baba Eyiobe, la divinidad regente, Obatalá, diosa de la creación y protectora de los seres deformes, acompañada de Oshún, diosa de la maternidad y protectora de los niños.
”Baba Eyiobe es un signo fuerte, de primera posición, en el cual comienza y termina todo. Hay que estar muy lúcidos, porque de lo contrario nuestros pasos estarán desacertados”, dijo a IPS el santero Leonilo García Morín, de 47 años.
García advirtió que al alcohol es ”enemigo” de esta letra, porque embota los sentidos. ”Como es un signo cuya calidad principal es la cabeza, debemos evitar que se nos intoxique”, afirmó.
”Dicen que es el signo de la inteligencia y no me sorprende en un mundo tan complejo”, consideró Enrique López Oliva, ex profesor de historia de las religiones de la Universidad de La Habana.
López Oliva reconoce que la religiosidad de origen africano está bastante extendida en Cuba y que la letra influye en la conducta social de los creyentes. ”Sus predicciones son puntos de referencia de las personas”, acotó.
”Hay un mayor interés por saber qué dice la letra del año, quizás bajo el peso de las dificultades”, comentó Jorge Ramírez Calzadilla, del gubernamental Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.
Entre las enfermedades de cuidado que señala la letra figuran este año las cardiopatías y los males pulmonares y neurológicos, embolias e isquemias cerebrales, además de trastornos oftalmológicos y del sistema nervioso motivados por estrés.
La letra también incluye refranes tomados como guías de conducta. ”La cabeza lleva al cuerpo y un solo rey gobierna a un pueblo” (delegar la orientación al mayor de la familia), reza uno de los dichos de este año.
Otro (”las palmas jóvenes crecen mucho más altas y frondosas que las viejas”) recomienda dar oportunidades a la juventud en todas las esferas sociales y mejorar los planes y métodos educativos.
Para observadores resultó llamativo este refrán: ”Las contradicciones sacan a la luz de su escondite”, referido a ”crear concilios abiertos y sin presiones donde se puedan plantear los criterios antagónicos”.
Cuesta circunscribió el dicho a los conflictos armados, que no son más que el antagonismo entre personas ”que quieren hacer prevalecer su derecho por medio de la fuerza”.
”Por eso hacemos un llamado a un concilio armonioso donde no exista la presión, sino el respeto del uno para el otro. El día que el hombre logre entenderse en una reunión, sin hacer prevalecer la fuerza por sobre la razón, cesará la guerra”, sentenció.
La Comisión Organizadora de la Letra del Año y la Asociación Cultural Yoruba agrupan a las más importantes ramas de sacerdotes de Ifá que ejercen en la isla, y realizan sus ceremonias por separado, con letras del año diferentes en cada caso.
Según el oráculo de la Asociación Yoruba, en 2004 regirá Ogunda Meji, un signo que García considera ”trágico”, pues las calamidades, accidentes e imprevistos obligan a ”cuidarse más”.
La deidad gobernante, en tanto, es Oshún y la acompañante, Obatalá, a la inversa de la letra entregada por la Comisión, conocida popularmente como ”La casona”.
Según especialistas, en la Regla de Ocha se advierten dos grandes conjuntos religiosos, ambos derivados del sistema de creencias del pueblo yoruba, etnia que llegó a la isla, como muchas otras, por la trata de esclavos africanos durante la etapa colonial.
Uno de estos conjuntos es el culto a Ifá y el otro el culto a los orishas, deidades que en las condiciones cubanas se fusionaron con figuras del santoral católico. Así, Oshún es la virgen de la Caridad del cobre y Obatalá, la virgen de la Merced.
Según estudios realizados en 1980, sólo 15 por ciento de la población cubana mostraba concepciones religiosas bien elaboradas, debido a lo cual Ramírez Calzadilla considera aventurado dar cifras sobre el tema.
”Pero en años posteriores se ha producido un fortalecimiento de la presencia de la religión en las personas” y si en el catolicismo y el protestantismo se ha duplicado la membresía, también aumentaron los iniciados en la santería, reconoció el estudioso.