El ex mandatario estadounidense Jimmy Carter despejó este martes cualquier duda que pudiera existir sobre el proceso en busca de poner en marcha en Venezuela el referéndum revocatorio del mandato presidencial de Hugo Chávez, al lograr que las autoridades electorales abrieran las puertas a la inspección internacional.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) aceptó que observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del centro que lleva el nombre y dirige Carter participen en la verificación de las firmas presentadas para pedir la consulta sobre la permanencia de Chávez y legisladores oficialistas y opositores, confirmó Jorge Rodríguez, uno de los cinco miembros de ese poder comicial.
Representantes de uno y otro bando también vigilan todas las fases de revisión y cómputo de las firmas presentadas. En el caso de la presidencia, la cantidad de rúbricas válidas deberá ser mayor a 2.436.082 para que se convoque a los 12,2 millones de habilitados para votar si se revoca o no el mandato de seis años iniciado por Chávez en agosto de 2000.
La oposición asegura haber presentado 3,2 millones de firmas, pero los sectores afines al gobierno sostienen que las válidas no alcanzarían el mínimo exigido por la Constitución para poner en marcha la herramienta del referéndum.
Que revisen hasta por debajo de la alfombra, dijo Chávez este martes después de reunirse en Caracas con Carter, quien gobernó su país de 1977 a 1981 y obtuvo el premio Nobel de la Paz en 2002.
No tengo ningún complejo nacionalista: que la OEA y el Centro Carter de la Paz revisen todo, resaltó el gobernante venezolano.
Carter, en estos dos días de visita, se entrevistó con Chávez y los líderes de la coalición opositora Coordinadora Democrática, con los directivos del CNE, del parlamento, del Tribunal Supremo de Justicia y con representantes de grupos civiles, de campesinos, obreros y medios de comunicación.
Su visita coincidió con una demanda de la OEA para que sus 38 observadores del proceso puedan monitorizar los trabajos de los técnicos que examina las hojas con firmas y de un comité superior que decidirá sobre las planillas y rúbricas anómalas.
Un miembro del CNE que se identifica con la oposición, Ezequiel Zamora, denunció el fin de semana pasado amagos de sabotaje mediante descalificación indebida de planillas en una de las salas de análisis técnico del Consejo, pero el presidente de ese organismo, Francisco Carrasquero, replicó que la falla se subsanó en cuestión de horas.
Ante un eventual referéndum que revoque su mandato, el presidente Chávez me manifestó, durante las dos reuniones que sostuvimos, que está dispuesto a aceptar la decisión del CNE y que en caso de ser revocado se separará del cargo, de conformidad con las leyes, indicó Carter en conferencia de prensa.
No hay pronunciamientos análogos del lado de la oposición, y mientras unos hablan del tema, otros no dan sus puntos de vista, no hay unanimidad. Serán ellos los que deberán pronunciarse, dijo el premio Nobel estadounidense.
Un miembro del grupo de cinco líderes que dirige la Coordinadora, quien pidió reserva de su nombre mientras discuten el tema, dijo a IPS que la carga de la prueba en estos casos corresponde a quien está en el poder, de si actuará o no como es debido. Nosotros no podemos dar un cheque en blanco al CNE.
Carter dijo que el futuro político de Venezuela descansa en los hombros del CNE. Todas sus decisiones han estado ajustadas a la Constitución y a las leyes. Estoy seguro de que está bien visto por el pueblo venezolano.
Una reciente encuesta nacional de la firma Datanálisis entregó 71 por ciento de aceptación favorable de la población a la labor del CNE. Tenemos un porcentaje mayor que el de la Iglesia católica, se ufanó Carrasquero ante corresponsales extranjeros.
La presencia de Carter en Venezuela ayuda a que se valore la presencia de organismos internacionales en el proceso, no sólo en el exterior sino entre los venezolanos, dijo a IPS el sociólogo Tulio Hernández, portavoz del grupo de intelectuales. Aquí cabemos todos y uno de los interlocutores del Nobel.
Ello porque del tipo de operación que se produzca al verificar las firmas, dependerá la percepción de la ciudadanía y el futuro de la convivencia y paz en Venezuela, dijo Hernández.
Si cualquiera de los dos bandos sale insatisfecho con la decisión entraremos en una fase de desinstitucionalización muy acelerada, agregó el sociólogo.
En mi opinión, en Venezuela no habrá ni violencia ni sublevación si la decisión del CNE es contraria a los deseos de la oposición y es tomada con apego a la Constitución, las leyes y de modo transparente, dijo Carter.
Venezuela vive una crisis de gobernanza por la aguda polarización entre Chávez y sus opositores, la cual dio lugar a un frustrado golpe de estado en abril de 2002 y a una huelga empresarial y sindical de 63 días entre diciembre de 2002 y febrero de 2003.
De la mano del secretario general de la OEA, César Gaviria, las partes pactaron en mayo buscar una salida electoral apelando a la figura de los referendos revocatorios para el mandato de Chávez y de una parte de los parlamentarios opositores y oficialistas- y entre noviembre y diciembre se recogieron firmas para sus solicitudes.
Si en un referéndum sobre Chávez votan por revocar su mandato más electores que los 3.757.763 que lo invistieron en 2000, el gobernante deberá dejar la presidencia, a menos que aparezcan más votos a favor de que permanezca en el cargo.
Si el mandato es revocado antes del 19 de agosto de este año se organizarán nuevas elecciones presidenciales, pero si ocurre después de esa fecha será el vicepresidente quien complete el período hasta los primeros días de 2007, lo cual explica la prisa opositora.
Carrasquero dijo que técnica y jurídicamente es imposible que un referendo se efectúe tan tarde, pues la decisión del CNE sobre las firmas se producirá a mediados de febrero y 97 días después habría el referendo, es decir, en mayo.
A la oposición le conviene que no haya referéndum, porque les vamos a ganar por knock out, afirmó Chávez este martes. Pero, reiteró, que en caso de que la consulta se realice y el oficialismo la pierda, entrego la presidencia y me voy.