México está muy lejos de la carrera espacial, pero abrió la puerta para que sus habitantes salgan de la Tierra y de la Vía Láctea hacia los confines del Universo conocido, en un viaje virtual, imposible en cualquier otro país de América Latina.
Sentados bajo un domo de 23 metros de diámetro sobre el que nueve cámaras proyectan imágenes reales del espacio con 16 millones de colores distintos, los ”viajeros” podrán adentrarse, por ejemplo, en la nebulosa de Orión, la fábrica de estrellas más cercana a la Tierra, a 1.500 años luz de distancia.
”Pasaporte al Universo” es un show interactivo en tres dimensiones y sonido envolvente, con el que el Papalote Museo del Niño estrenará el 3 de febrero el domo digital más grande del mundo.
El show, elaborado por el Planetario Hayden del estadounidense Museo Nacional de Historia Natural, con sede en Nueva York, ofrece algunas de las más espectaculares imágenes del cosmos a distancias cercanas a los 15.000 millones de años luz.
Las imágenes, de la Agencia Espacial de Estados Unidos (más conocida por sus siglas en inglés, NASA) y de la Agencia Espacial Europea, son resultado de los más recientes descubrimientos de la astrofísica y la exploración del espacio para responder a la pregunta ¿de dónde venimos?
”Es un viaje de conocimiento sobre el Universo que habitamos y sobre el universo que habita en nosotros”, dijo a Tierramérica la gerenta del llamado Domodigital, Berta Mendieta.
En un país donde la ciencia espacial está en pañales, el nuevo centro de proyección fue recibido con entusiasmo por la comunidad científica y empresarios privados, que incluso aportaron fondos para materializarlo.
La apuesta del Papalote (expresión local que significa cometa, como las de papel o tela) es difundir la ciencia, y durante 10 años lo ha hecho con éxito, por lo que hay plena confianza en el nuevo proyecto que costó más de tres millones de dólares, dijo a Tierramérica la directora general del museo, Marinela Servitje.
Ed Lantz, gerente de desarrollo de la empresa estadounidense Spitz, especializada en sistemas de domos digitales con unas 1.200 instalaciones en el mundo, explicó a Tierramérica que la técnica de proyección del museo es la de ”un teatro de visualización inmersiva”.
Se trata de ”un entorno multimedia que pretende generar lo que llamamos sentido de presencia, es decir, sentirse dentro de un determinado universo. Es una emocionante experiencia interactiva”, apuntó.
Astrónomos y científicos mexicanos están maravillados por su calidad y porque abonará el interés del público en las ciencias y en la inversión en tecnología, terrenos en los que México está rezagado.
Menos de 0,5 por ciento del producto interno bruto se destina a la investigación científica, y la relacionada al espacio es prácticamente inexistente.
Los directivos del Papalote esperan que durante 2004 unas 624.000 personas paguen un boleto de unos cinco dólares para ver ”Pasaporte al Universo”.
En 2005 se exhibirá otro espectáculo, también del Museo Nacional de Historia Natural, ”La búsqueda de la vida, ¿estamos solos?”, que describe los intentos de la comunidad científica global de hallar huellas de vida más allá de la Tierra.
El museo Papalote, que en 2003 cumplió 10 años enseñando y entreteniendo con la ciencia especialmente a los niños, ha recibido 12 millones de visitantes, y es por tanto uno de los seis de su tipo más concurridos del mundo.
Ideado y manejado en forma privada, el museo se financia casi totalmente con ingresos propios, un contraste respecto de las instituciones de divulgación científica y técnica del mundo, que en gran parte subsisten por donaciones y fondos públicos.
Con cientos de metros cuadrados de instalaciones y cerca de 300 exhibiciones, el Papalote dispone asimismo de una propuesta itinerante que recorre el interior del país, y de proyectos en marcha para asesorar la creación de museos en otras ciudades mexicanas y de América Latina.
En 10 años, casi cuatro millones de niños de zonas rurales de México y de Guatemala han subido a esos camiones para aprender y disfrutar.
La calidad educativa del Papalote fue premiada por el gobierno y fundaciones privadas y se ha ganado elogios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
*Publicado originalmente el 24 de enero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica