No quiero llevar el equipaje extra de identificarme como pakistaní en el Foro Social Mundial (FSM), dijo el activista Aly Ercelawn, que asistirá esta semana a la cuarta edición de esa conferencia, en la oriental ciudad india de Mumbai.
Prefiero que se me identifique como ciudadano sudasiático, sentenció Ercelawn. Y otro activista pakistaní, Karamat Alí, cuestionó la necesidad de discriminar la nacionalidad de los participantes en esta reunión anual de movimientos sociales, políticos e intelectuales de izquierda.
Ambos pretenden ser considerados ciudadanos del universo cuando comience a sesionar este viernes el FSM, al que asistirán 75.000 activistas de todo el mundo que critican curso actual del proceso de globalización.
Ni Ercelawn ni Karamat quieren que los perciba como representantes de un pensamiento pakistaní específico, sino de un más amplio pensamiento de cooperación sudasiática.
Esto es especialmente así luego del más reciente deshielo de relaciones entre India y Pakistán, vecinas y rivales, ambas poseedoras de armas nucleares con que se amenazan mutuamente desde 1998.
El primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee y el presidente pakistaní Pervez Musharraf acordaron el 5 de este mes en Islamabad iniciar en febrero un proceso de diálogo bilateral sobre la disputada provincia de Cachemira.
Este avance, luego de cinco años de fracasados intentos de diálogo signados por una guerra fronteriza en 1999 y una gran tensión militar en 2001, se registró inesperadamente al cierre de la cumbre de la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional.
Pero aun tras este logro, cruzar la frontera para asistir a conferencias internacionales, como el FSM, es para indios y pakistaníes todo un reto.
Considerarse representantes del pensamiento sudasiático no significa disolver la identidad propia, sino agregar otras nuevas, dijo Karamat, director del Instituto Pakistaní de Educación e Investigación Laboral.
Las identidades que damos por sentadas son una mera división del pueblo sobre la base de la etnia, la religión y las fronteras, agregó.
Pocos días antes del inicio del FSM en Mumbai, el secretario nacional del Foro Social Pakistaní, Irfan Mufti, consideró difícil predecir cuántos activistas asistirían desde su país, dadas las dificultades para obtener la visa.
Mufti dijo confiar en que el gobierno de India cumpliría con su promesa de facilitar la concurrencia de unas 1.200 personas, mediante un mecanismo especial de visado.
Pero hasta el 8 de enero, esas promesas no habían sido cumplidas, aseguró, a pesar del compromiso al diálogo de paz con que concluyó la cumbre sudasiática de Islamabad.
No puedo hacer mis reservaciones sin la visa. Envidio a aquellos que pueden mantener la calma en medio de tal imprevisibilidad, dijo un activista pakistaní.
No sabemos a cuántos solicitantes de visa se rechazará. Nos enteraremos pronto, y estamos mentalmente preparados, dijo Ercelawn, coordinador de la no gubernamental Creed Alliance.
De cualquier modo, sostuvo Mufti, es un foro mundial, y no corresponde a India decidir quién podrá asistir y quién no.
Aun así, las ventajas de celebrar el FSM en la vecina India son muchas para los pakistaníes. Podemos participar más activistas que en las tres ediciones anteriores, cuando apenas una decena pudieron viajar cada año a la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, dijo Ercelawn.
Esta vez es tan cerca que miles de activistas quieren participar, dijo el profesor H. Nayyar, del Departamento de Física de la Universidad Quaid-I-Azzam, de Islamabad.
De todos modos, la travesía está plagada de dolores de cabeza.
Los horarios del Expreso Samjhota, la línea ferroviaria que une los puestos fronterizos de Wagah en India y Atari en Pakistán, fueron divulgados muy tarde, poco antes de la apertura del FSM. Por esa razón, muchos activistas decidieron hacer la travesía a pie para tomar el tren a Mumbai en territorio indio.
Se prevé que los vuelos entre los dos países, suspendidos por India en enero de 2002 a raíz de un atentado contra el parlamento en Nueva Delhi, se reanuden en breve, pero el horario del trayecto Karachi-Mumbai se conocerá sólo este jueves, un día antes del inicio del FSM.
Desde el ataque terrorista de enero pasado, los vuelos comerciales entre los dos países debían canalizarse a través de aeropuertos de terceros países, como Emiratos Arabes Unidos.
Siempre hubo idas y venidas en las relaciones entre India y Pakistán, desde que ambas se independizaron en 1947 del imperio británico.
Los dos países se enfrentaron en tres guerras por la región de Cachemira, rica en petróleo y de mayoría musulmana, como lo es Pakistán. En India predomina el hinduismo.
La Organización de las Naciones Unidas estableció en la región una frontera provisional, llamada línea de control, a través de la cual es frecuente el intercambio de disparos.
En la parte bajo control indio, integrada al estado de Jammu y Cachemira, actúan organizaciones separatistas que han perpetrado varios atentados en los últimos años.
India acusa a Pakistán de respaldar militarmente a esos guerrilleros islámicos, pero Islamabad sostiene que sólo les brinda apoyo moral y diplomático.
Hemos bautizado nuestra delegación a Mumbai como 'Caravana de la Paz', dijo Mufti.
Hay un genuino sentimiento de buena voluntad entre los pueblos de la región, añadió Karamat. Y eso se debe a estas iniciativas de paz. Nos llevó 50 años llegar aquí, y aun así los pueblos deben movilizarse para torcerle el brazo a los gobiernos de India y de Pakistán.
Es imperativo que los pueblos reconozcan que sus 'eternos enemigos' deben amigarse para compartir su historia como sudasiáticos, concluyó el activista. (