La celebración en India del recién finalizado IV Foro Social Mundial (FSM) dejó una marca indeleble en este movimiento, que sufre dolores de crecimiento a sus cuatro años de edad.
Al concluir la reunión celebrada del 16 al 21 de este mes, la brecha ente ricos y pobres quedó clara para sus participantes a pocos metros de la sede en el occidental puerto de Mumbai.
También fue destacable en el mismo sentido la gran participación en la conferencia de grupos indios marginados, como los dalits o intocables (integrantes de la casta social inferior para la religión hindú) o los trabajadores sociales.
Muchos veteranos de las ediciones anteriores del FSM, realizadas en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, le pusieron así rostro a los problemas contra los que dicen haber combatido siempre.
La mezcla de asuntos considerados por las 150.000 personas que asistieron al FSM en un país donde la mayoría de sus 1.100 millones de habitantes son pobres demuestra la evolución de la conferencia.
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Ahora, esta organización no es el simple movimiento internacional de protesta dedicado fundamentalmente a un solo asunto —el actual curso del proceso de globalización— que nació en Porto Alegre en 2001.
El FSM desplegó su creciente confianza en sí mismo al dejar que Asia meridional, la región anfitriona, desplegara sus mayores preocupaciones.
De ese modo, el movimiento ubicó entre sus prioridades nuevos problemas, como la discriminación por etnia, género y casta y el fundamentalismo religioso, por ejemplo.
Esta tendencia es bienvenida por algunos de los activistas brasileños que participaron en este FSM junto con personas de otros 140 países. "Los problemas de India, como las castas, debían abordarse", dijo a IPS el escritor Jeferson Assumçao, natural de Porto Alegre.
Para Ana Paula Stock, una estudiante universitaria también portoalegrense, el sabor sudasiático del FSM sirvió este año para abrir los ojos de los participantes de otras partes del mundo.
"Los latinoamericanos no estamos al tanto del verdadero alcance de la discriminación de castas, por lo que fue para nosotros una educación asistir al espacio abierto para los dalits. Creo que ellos también se sintieron motivados por el apoyo internacional que recibieron en el FSM", dijo.
Hombres y mujeres dalit hicieron notar su presencia en el FSM con coloridas protestas, muchas de ellas condimentadas con baile, música y canto.
También realizaron una marcha de siete kilómetros hacia el lejano centro de Mumbai el miércoles en que finalizó la conferencia. La manifestación atravesó el parque donde el héroe nacional de India, Mahatma Gandhi, predicaba la lucha no violenta contra los colonizadores británicos.
La protesta —en la que participaron 30.000 personas, según los organizadores, y 10.000, según las autoridades—, fue encabezada por monjes tibetanos. Algunos participantes portaban carteles de oposición a la invasión encabezada por Estados Unidos contra Iraq.
Esta marcha reflejó los aires de carnaval que refrescaron desde el 16 de enero en la sede del FSM, en el distrito de Goregaon, una populosa zona cubierta de árboles tropicales y miserables edificios otrora bullente de actividad industrial.
Ahora que India dejó su marca en el FSM, los organizadores del foro consideran la posibilidad de trasladar su sede a Africa subsahariana, probablemente en 2006. El año próximo, la conferencia volverá a Brasil.
En esta ocasión, los 1.200 talleres, debates y grupos de trabajo del FSM estuvieron atravesados por un aire de descontento que preanuncia las dificultades que tendrá la sexta edición en 2005.
El surgimiento de Resistencia Mumbai 2004, una conferencia paralela que consideran al FSM demasiado débil en su oposición al actual curso de la globalización, siembra dudas sobre la dirección actual del foro nacido en Porto Alegre.
Activistas entrevistados por IPS también consideraron que el FSM sigue manteniendo distancia de los pobres y desvalidos, y muchos participantes del Norte rico admitieron que su primer contacto con la miseria fue esta semana en India.
"No estamos comprometidos con la clase obrera. No nos comprendemos mutuamente. El proceso que dio origen a nuestro movimiento no comienza desde la base", dijo el escritor británico George Monbiot, para quien sólo una agenda radical podrá salvar al FSM de la irrelevancia.
"Nos hemos convertido en una organización verticalista. Los intelectuales internacionales han capturado al movimiento", advirtió. Por su parte, la periodista indonesia Maria Hartiningsih, del diario Kompas Daily, consideró que "el FSM había sido, hasta ahora, un foro de pensadores, pero en esta edición fue dominado por las bases". "Espero que la brecha se achique el año que viene", agregó.
Otros participantes calificaron de conservador al secretariado permanente del FSM.
"Dicen intentar cambiar el mundo declarando que 'otro mundo es posible' y sin decir cómo. No hay agenda de acción para respaldar tan impresionantes palabras. Esto es una burla", dijo a IPS el dirigente del Partido Comunista de India D. Raja.
"Si eligen ignorar los llamados a la acción, el FSM se convertirá en cadáver", dijo a IPS el cientista político tailandés Ji Ungpakorn.
Pero tales críticas no se sostienen "si se considera al FSM como un espacio para volcar ideas alternativas sobre la mesa y luego consolidar el apoyo", dijo uno de los organizadores del foro en Mumbai, Gautam Modi.
"El resto corresponde a los individuos. No nos dedicamos a la política para indicar direcciones, sino para determinar nuestro propio destino", sostuvo Modi.