Las tensiones políticas entre Cuba y Estados Unidos parecen crecer y multiplicarse a la par de los negocios entre el sector agropecuario del país norteamericano y la isla socialista del Caribe.
Pese a los peligros de una epidemia en Estados Unidos de encefalopatía espongiforme bovina, más conocida como ”mal de las vacas locas”, Cuba negocia esta semana una compra de ganado en el mercado estadounidense.
”No cancelamos, ni cancelaremos ningún contrato”, dijo Pedro Alvarez, director de la empresa cubana importadora de alimentos, Alimport.
Cifras de Alimport indican que en los últimos 25 meses las compras cubanas de alimentos estadounidenses sumaron más de dos millones de toneladas, con un valor de 692 millones de dólares, del que ya se han pagado 524,2 millones.
Según fuentes del Consejo Económico Comercial Estados Unidos-Cuba, desde la apertura de los negocios bilaterales, la isla se ha convertido en el mercado más seguro para las exportaciones de las empresas estadounidenses.
En franco contraste, las tensiones políticas entre ambos países, en conflicto desde hace más de cuatro décadas, afloran una tras otra y es casi seguro que se exacerbarán este año, como suele suceder siempre que hay elecciones en Estados Unidos.
El año comenzó con la noticia de la expulsión de un diplomático cubano de Estados Unidos, desacuerdos sobre asuntos migratorios y acusaciones contra Cuba del subsecretario de Estado estadounidense para asuntos interamericanos, Roger Noriega.
Fidel Castro ”no representa una amenaza para los Estados Unidos”, pero cada vez es ”más claro que está apelando a formas de desestabilización política y económica en países vecinos” de América Latina, dijo Noriega a periodistas el martes.
El funcionario se abstuvo de confirmar versiones de prensa sobre la posibilidad de que los supuestos planes estratégicos de Castro para desestabilizar las democracias de Bolivia, Colombia, Ecuador y Uruguay sean financiados por Venezuela.
Sin mencionar para nada ese antecedente, la cancillería cubana expresó en la noche del martes su rechazo a la decisión estadounidense de cancelar una ronda de conversaciones migratorias bilaterales que debía realizarse el 8 de este mes.
”El verdadero sentido de esta acción tiene más que ver con la politiquería” de sectores radicales del exilio cubano en Estados Unidos, que ”con los verdaderos intereses nacionales, de seguridad y migratorios” estadounidenses, afirmó.
La suspensión se mantendrá, según el gobierno encabezado por el presidente George W. Bush, hasta que Cuba muestre un interés real por abordar ”seriamente” aspectos ”muy importantes” para garantizar un flujo migratorio ordenado, legal y seguro entre ambos países.
En la ronda pasada, realizada en junio de 2003, Washington presentó una lista de unas 600 personas residentes en Cuba, sobre las cuales afirmó que tenían visados para emigrar a Estados Unidos, pero no habían recibido permiso de las autoridades migratorias cubanas para salir del país.
La Habana respondió con un desmentido, pero reivindicó también su derecho a regular la salida de determinados profesionales para evitar un ”robo de cerebros”, por ejemplo en el caso de los médicos.
Ahora, la cancillería cubana aseguró que Washington ”intenta desviar la atención” de aspectos importantes dentro de la relación migratoria entre ambos países y de asuntos que constituyen violaciones a los acuerdos bilaterales.
Los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos establecen la entrega de al menos 20.000 visados anuales para emigrantes cubanos, y la repatriación a la isla de toda persona interceptada en un viaje ilegal a territorio estadounidense.
Las partes se comprometieron, además, a garantizar una emigración legal, ordenada y segura.
Las críticas de La Habana a su contraparte incluyen ”la dramática reducción de visas para ciudadanos cubanos que desean visitar a familiares en los Estados Unidos y la no devolución a Cuba de una parte de los emigrantes ilegales interceptados”.
El gobierno cubano también se quejó del ”estímulo a la emigración ilegal y a la comisión de actos violentos para emigrar que se realiza desde estaciones de radio radicadas en los Estados Unidos; y la falta de una acción decisiva (por parte de Washington) contra los traficantes de emigrantes ilegales”.
Mientras los acuerdos migratorios se mantienen en la cuerda floja, Cuba hizo público este martes un comunicado conjunto de Alimport y el central estado estadounidense de Kansas, primero de su tipo que se firma con un organismo gubernamental de Estados Unidos.
El texto expresa la disposición de Alimport a negociar y firmar contratos con empresas de Kansas para la compra de productos agropecuarios básicos e industrializados por un valor de 10 millones de dólares.
Por su parte, la gobernadora de Kansas, Kathleen Sebelius, se comprometió a ”seguir estimulando a la delegación de Kansas en el Congreso (estadounidense) para que continúe votando a favor de la revocación de las restricciones sobre el comercio y los viajes” a Cuba y por ”la normalización de las relaciones” bilaterales. (