El tiempo de la filial chilena de la firma transnacional de lácteos Parmalat para retener a los cerca de 200 productores que entregan leche en sus plantas, se acaba. Tres asambleas de proveedores realizadas el miércoles en el interior del país decidieron que a partir de este veirnes empezarían a enviar su producción a plantas procesadoras de otras empresas. La medida se debe a que hasta ahora los ejecutivos de empresa, cuya sede central en Italia fue intervenida por la falta de 15.000 millones de dólares, no se habían puesto en contacto con ellos para señalarles cuándo y de qué manera les pagarán los adeudos que se arrastran desde diciembre.