La generación de electricidad en centrales termoeléctricas a gas natural en Brasil refuerza transformaciones profundas en la matriz energética del país. A fines de la década, el hidrocarburo podría llegar a cubrir 15 por ciento del consumo.
En los próximos meses se iniciará la construcción del Gasoducto de la Unificación Nacional (Gasun), con más de 5.000 kilómetros de extensión, para llevar gas natural importado de Bolivia a una parte de la septentrional región amazónica y al semiárido Nordeste.
Este proyecto se vio reforzado cuando la compañía petrolera estatal Petrobrás anunció el hallazgo de una gran reserva de gas natural en la bacia (tazón) de Santos, en el sudoriental estado de Sao Paulo.
Así, se volvió necesario hallar un nuevo destino para el gas boliviano, cuyo gasoducto hacia el sur y sudeste de Brasil ya está en operación.
La primera etapa de la obra (a un costo total de 2.480 millones de dólares) concluirá en 2007. El tramo inicial de Gasun será un ramal del ducto Brasil-Bolivia, que ya abastece el sudeste y sur brasileños.
El tramo propio de Gasun partirá de Mimoso, en el sudoccidental Mato Grosso do Sul, donde entroncará con el gasoducto Brasil-Bolivia. De allí correrá hasta Brasilia, pasando por Goiania.
Según los cálculos oficiales, esa etapa costará 634 millones de dólares y creará 1.300 empleos directos, con un potencial de creación de otros 31.000, después de concluida la obra.
El tramo más costoso será el centro-norte, que conectará el central estado de Goiás al nororiental Maranhão con 2.260 kilómetros de tubos. Su costo será de 1.100 millones de dólares, y pasará por Palmas y Belém..
El gasoducto debería estar concluido en 2026, y en todo el periodo los gobiernos de los estados involucrados prevén la creación de más de 7.000 puestos de trabajo en su construcción.
La llegada del gas natural a los estados nordestinos como Pará, Tocantins, Maranhão y Piauí, que están entre los más pobres de Brasil, incentivará la creación de empleos mediante el uso de una fuente de energía de bajo impacto ambiental. Por ejemplo, ya se crearon empresas estatales para distribuir el gas.
La expectativa es muy grande en nuestro estado, afirma el secretario de Industria y Comercio de Piauí, Jorge Lopes.
El desarrollo del estado depende de la disponibilidad de más recursos energéticos en el futuro, como el gas natural, según Lopes. Tras garantizarles que contarán con el energético, algunas empresas fabricantes de cerámica están dispuestas a instalarse en Piauí, aseveró.
En Maranhão también hay expectativa por el gasoducto, sobre todo para proyectos estratégicos como una nueva planta de la Compañía Vale do Rio Doce, una de las mayores empresas mineras del mundo.
Otro destino del gas natural sería alimentar al Consorcio de Aluminio de Maranhão (Alumar) formado por las transnacionales Alcoa, Alcan y BHP Billiton, uno de los mayores complejos de producción de aluminio y alúmina del mundo.
Este complejo, de enorme demanda de energía eléctrica, es abastecido por la central hidroeléctrica de Tucurui, acusada por grupos de la sociedad civil de vender electricidad a las empresas multinacionales y no ofrecer beneficio alguno a la población local.
Pero los estados septentrionales tienen en la mira la posibilidad de atraer cerca de 70.000 industrias ahora instaladas en el sur y el sudeste, zonas con costos operativos más altos que las áreas a beneficiar con el gasoducto.
No obstante, aún no hay estudios sobre los impactos ambientales que provocaría la instalación de tantas empresas en áreas de ecosistemas frágiles, como la Amazonia oriental y el Nordeste.
En tanto, la opción del uso de gas natural en industrias que son grandes consumidoras de energía (como las siderúrgicas, químicas, petroquímicas, cerámicas, y de cemento, papel y celulosa) es considerada un avance ambiental.
Algunas de esas industrias, como las cerámicas y siderúrgicas, todavía dependen de la leña, y el carbón vegetal o coque. El cambio a calderas de gas reduciría significativamente las emisiones contaminantes, según el científico Gilberto Jannuzzi, de la Universidad Estatal de Campinas, en el sur del país.
El Gasun es parte de un ambicioso proyecto de Petrobrás, el Plan de Masificación del Uso del Gas Natural, para ampliar la participación de esa fuente en la matriz energética del país.
Inicialmente este plan fue elaborado para atender la demanda de las fábricas incluidas en el Programa Prioritario de Termoeléctricas, creado luego de la crisis y el racionamiento energético de 2001.
El programa se convirtió en una importante herramienta para garantizar el suministro del sector industrial. Y forma parte del mismo un mayor uso del gas para mover la flota vehicular.
El objetivo es lograr, en poco tiempo, conectar todo el territorio a una gran red de gasoductos.
El gas natural podrá suministrar 15 por ciento del consumo energético brasileño a fines de esta década. La estimación -superior a la proyección de 12 por ciento que venía manejando Petrobrás- es del director del Área de Gas y Energía de la compañía, Ildo Sauer. (