Es poco probable que Brasil mantenga por muchos días más el control policíaco de visitantes estadounidenses, pues crecen las presiones del sector turístico, pero la decisión judicial que lo impuso cuenta con amplio apoyo popular.
Es "ojo por ojo, diente por diente", proclamaron Eduardo Mohila y José Barreto, ambos de Sao Paulo, en una página abierta por la agencia de noticias Estado a comentarios sobre el asunto.
La casi totalidad de los participantes del "foro de lectores", que superaron los 200 entre el martes y el miércoles, apoyaron el fallo del juez Julier Sebastiao da Silva, que ordenó la identificación por foto y huellas digitales a partir del 1 de este mes de todos los estadounidenses que desembarquen en Brasil.
La medida judicial fue adoptada en base al "principio de reciprocidad", ya que el gobierno de Estados Unidos impuso desde el lunes pasado el mismo procedimiento de "fichaje de todos los extranjeros que arriban a ese país, a excepción de los ciudadanos de 28 países, la mayoría europeos.
"Prepotencia" y "estupidez" son algunos adjetivos usados por los lectores para calificar la actitud de Washington, justificada como una acción preventiva para impedir la entrada de supuestos terroristas al país.
Hasta ahora no se mencionan efectos de la represalia en las relaciones entre ambos países, ya afectadas por otras discrepancias.
La alcaldía de Río de Janeiro anunció que apelará de la decisión del juez Da Silva, por entender que perjudica el turismo, una importante actividad económica de la ciudad, particularmente durante el verano austral y culminando en carnaval, que esta vez cae en la última semana de febrero.
El secretario municipal de Turismo, Sergio de Almeida, dijo contar con el apoyo del ministro del área, Walfrido Mares Guias, en la iniciativa de suspender la medida.
Las presiones se intensificarán ante las informaciones concretas sobre los daños para la industria turística que conlleve la medida.
La Policía Federal tuvo que destinar 14 de sus agentes para identificar a más de 600 turistas estadounidenses que desembarcaron el miércoles en Río de Janeiro, como pasajeros de un navío transatlántico holandés.
Esa operación, que duró dos horas y media, puede repetirse de modo casi cotidiano, pues hasta marzo son esperadas otras 35 embarcaciones similares, cargadas de turistas extranjeros.
En ese marco, se informó también el miércoles que una empresa de Estados Unidos decidió cambiar la ruta de 240 funcionarios a los cuales concedió, como premio por su desempeño laboral, un viaje internacional. Brasil era el destino de la excursión, pero fue descartado a causa de las nuevas exigencias migratorias.
Precisamente, las pérdidas en el turismo y el rezago tecnológico para aplicar la medida judicial son las reservas más mencionadas en el "foro de lectores de la agencia Estado, incluso por los que la apoyaron.
La recolección de huellas digitales aún se hace manualmente en Brasil, con lo cual se ensucian de tinta los dedos de los turistas y se forman colas que duraron hasta siete horas en el aeropuerto de Río de Janeiro, el lunes, provocando irritación de los pasajeros y protestas de la embajada estadounidense.
A pesar de todo ello, la decisión del juez da Silva es "absolutamente correcta", dijo a IPS la presidenta de la Sociedad de Cardiólogos del oriental estado de Minas Gerais, Marcia Barbosa, quien en octubre fue "tratada como una criminal" en un aeropuerto estadounidense e impedida de ingresar a ese país donde tenía previsto participar en un curso especializado.
"Espero que el gobierno brasileño no renuncie a la reciprocidad", porque la discriminación la inició Estados Unidos, al aplicar las nuevas exigencias exceptuando a los países ricos pese a señalar que algunos de los autores del ataque del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington procedían de Europa.
La médica Barbosa señaló con firmeza que no pretende volver a Estados Unidos, a donde viajó más de 20 veces, en algunos casos invitada a encuentros de medicina. "Sólo por absoluta necesidad profesional" repetirá el viaje, añadió.
La represalia decidida por el juez Da Silva agregó una nueva fuente de tensiones en las relaciones entre Brasil y Estados Unidos en vísperas de la Cumbre de las Américas, que tendrá lugar el lunes y el martes de la semana próxima en la nororiental ciudad mexicana de Monterrey.
Brasil desafía el liderazgo de Washington en las negociaciones para crear el Area de Libre Comercio de las Américas y encabezó la alianza de países en desarrollo, el llamado Grupo de los 20, que trabó el intento estadounidense y de la Unión Europea de imponer sus visiones en la V Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio, en septiembre en Cancún, otra ciudad mexicana.
Además, la actual estrategia diplomática brasileña de impulsar la unidad de América del Sur y un eje de grandes países en desarrollo, con India, China y Sudáfrica, no contribuye precisamente a un mejor entendimiento con Washington, apuntan expertos.
Tampoco la reciente gira del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, por cinco países árabes, incluyendo Libia y Siria, y el rechazo de este gobierno a la invasión de Iraq por tropas estadounidenses y británicas en marzo.
Pese a todo, el canciller brasileño, Celso Amorim, discutió con la embajadora de Washington en Brasilia, Donna Hrinak, la posibilidad de exceptuar a los brasileños del control a que son sometidos en el país de América del Norte.
Con otras preocupaciones, algunos lectores de agencia Estado rechazan la medida "de reciprocidad", porque "imitar a Estados Unidos" puede conducir a graves enredos. "No necesitamos imitarlos, incluso porque somos mejores", afirmó Antonio Carlos Apolinario, de Sao Paulo.
"No se combate paranoia con paranoia", escribió a su vez Alberto Wagner Rodrigues, de Belo Horizonte, sosteniendo que los brasileños no son paranoicos.