AMERICA: ALCA se cuela en declaración final

La Cumbre de las Américas terminó en la ciudad mexicana de Monterrey con una declaración donde el ALCA es mencionado como un proyecto que debe avanzar en los tiempos previstos pues fomentará el crecimiento.

La mención significa una derrota para las posiciones sostenidas por Brasil y Venezuela.

El tira y afloja de las negociaciones sobre el texto culminó pocas horas antes de ser firmado. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo suscribió aclarando que el párrafo sobre el proyecto de creación del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) no era apoyado por su país.

Las divergencias entre Estados Unidos y varias naciones latinoamericanas marcaron la cumbre extraordinaria, que fue convocada para hablar sobre equidad, desarrollo social y gobernabilidad democrática, asuntos que ocupan gran parte de la declaración final.

Brasil y Venezuela se oponían a incluir en el texto cualquier referencia al ALCA, por considerar que no era el tema de la reunión, al contrario de lo impulsado por Estados Unidos.

Esos países sudamericanos y Argentina cuestionan el modelo de integración del ALCA y no creen que pueda materializarse en los plazos previstos.

El ALCA, según se ratificó en Monterrey, debería ser aprobada en enero de 2005, en consonancia con lo definido en la primera Cumbre de las Américas, celebrada en la ciudad estadounidense de Miami en 1994, con auspicio de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Aunque en principio se trató de un proyecto para crear una zona continental de libre comercio abierta y sin barreras (excluyendo a Cuba), en la cita ministerial de Miami, el año pasado, se acordó que cada país se sumaría según plazos y términos flexibles.

Para gran parte de los movimientos sociales de América Latina y el Caribe, el ALCA es un proyecto diseñado por Washington para expandir su control económico en la región a costa de la pobreza de millones y el quiebre de empresas locales que no podrán competir frente a las transnacionales.

”La reiteración de los presidentes de que el ALCA avanza es una derrota para Brasil y Venezuela, pero también para los movimientos sociales que se oponen”, opinó el politólogo mexicano Carlos Hernández.

Más allá del ALCA, que apenas ocupó unas líneas del texto firmado en México, la mayoría de puntos concertados en la Declaración de Nuevo León (nombre del estado donde se encuentra la ciudad de Monterrey) reiteran pronunciamientos de foros previos.

Además, en el texto los gobiernos prometen intensificar su cooperación en la lucha contra la corrupción, en el combate al terrorismo y en el fomento del comercio y de las pequeñas y medianas empresas.

La declaración también incluye una exhortación a ”todos los acreedores a participar en acuerdos de alivio de la deuda” de los países más pobres y endeudados, en apoyo a sus reformas económicas y a programas de reducción de la pobreza.

Adicionalmente consigna un compromiso para reducir a la mitad los costos de las transferencias de remesas de los inmigrantes a sus países a través del fomento de la competencia entre las compañías que se dedican a esos servicios financieros.

La declaración costó varios días de intensa negociación entre los representantes de varios gobiernos y los de Estados Unidos, en un clima previo de diferencias.

Apenas una semana antes de la reunión, el secretario adjunto del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos para Asuntos Hemisféricos, Roger Noriega, sostuvo que Cuba estaba promoviendo la desestabilización de varias democracias latinoamericanas, y sugirió que esa tarea era financiada por Caracas.

Además manifestó preocupación por las relaciones de Buenos Aires con La Habana y efectuó advertencias al gobierno venezolano de Chávez, que afronta el intento opositor de convocar un referendo para revocar su mandato.

Argentina y Venezuela replicaron duramente a Noriega. Mientras, Buenos Aires y Washington discutían la agenda de la reunión que sostendrían en Monterrey el presidente argentino Néstor Kirchner y su par de Estados Unidos, George W. Bush.

Un tema central de esa reunión era la preocupación de Washington por la propuesta argentina de pagar a los tenedores privados de deuda -muchos de ellos estadounidenses— con quitas de 75 por ciento del capital.

Simultáneamente, en Brasil se adoptaban medidas de control a los viajeros estadounidenses similares a las impuestas la semana pasada por Estados Unidos: registro fotográfico y de huellas digitales.

Todas estas diferencias entre Washington y varios gobiernos de la región continúan pendientes, pero la cumbre sirvió para varios encuentros bilaterales donde las posturas se expresaron en clima cordial.

En cambio fue imposible materializar una reunión entre los mandatarios Ricardo Lagos, de Chile, y Carlos Mesa, de Bolivia, para discutir el reclamo de este país de una salida al mar.

Mesa pidió una entrevista para discutir con Lagos la posibilidad de una salida al mar por su territorio, perdida en una guerra con Chile en el siglo XIX, a lo que el mandatario chileno respondió que el tema no debía tratarse en una cumbre y recordó ya había sido discutido varias veces en el pasado.

Otro presidente, Jean-Bertrand Aristide, afronta en Haití una ola de protestas en reclamo de elecciones, por las que ya han muerto decenas de personas.

El presidente haitiano aprovechó el foro para anunciar que en seis meses convocará a elecciones presidenciales.

”Esta cumbre extraordinaria ha servido para vigorizar nuestro compromiso en torno a los elementos que deben integrar una agenda básica y fundamental para el hemisferio”, dijo el presidente mexicano Vicente Fox al terminar el encuentro.

En uno de los actos finales, como es tradición, los jefes de Estado y de gobierno dejaron de lado sus diferencias y se retrataron juntos y sonrientes. (FIN/IPS/dc/dcl/ip/04).

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