AGRICULTURA: Ultimo round contra colza transgénica en Canadá

El futuro de la agricultura mundial y de la biodiversidad está en juego en la batalla legal en Canadá entre el agricultor Percy Schmeiser y la compañía estadounidense Monsanto, que se reanudará la semana próxima.

El 20 de enero, la Corte Suprema de Canadá comenzará a considerar si la patente de Monsanto sobre una variedad transgénica del oleaginoso colza es válido. Contrariamente a lo sucedido en Estados Unidos, la justicia canadiense ha entendido que vegetales y animales no pueden patentarse.

El caso tendrá enormes consecuencias para el mundo en desarrollo, dijo a IPS Andrew Kimbrell, director ejecutivo del no gubernamental Centro para la Seguridad Alimentaria, de Estados Unidos.

Al igual que Canadá, la mayoría de los países no admiten la patente de semillas y vegetales, pero si Monsanto gana el juicio, gozará, de hecho, de los beneficios de esa invención.

"Es una estratagema legal para esquivar la prohibición de patentes sobre formas de vida", estimó Kimbrell.

Una victoria de Monsanto significará que los agricultores no estarán dispuestos a almacenar sus propias semillas, pues podrían contener trazas genéticas desarrolladas por la compañía e invisibles a simple vista, advirtió el experto.

Así, deberán comprarlas antes de cada siembra, lo cual reducirá la diversidad natural, al igual que el "contagio" accidental de los genes patentados por Monsanto.

Esta transnacional con casa matriz en Estados Unidos, una de las principales fabricantes de productos químicos y agrícolas del mundo, creó mediante manipulación genética una variedad de colza resistente a RoundUp, un herbicida también desarrollado por la compañía.

Expertos consideran que los poseedores de patentes agrícolas han ido demasiado lejos, lo cual es peligroso para el ambiente y para la biodiversidad, dijo la directora del programa internacional de la Asociación Canadiense de Derecho Ambiental, Michelle Swenarchuk.

Los acuerdos comerciales, y los de la Organización Internacional del Comercio (OMC) en particular, insisten en armonizar las legislaciones sobre patentes pero tienden a la adopción del régimen de propiedad intelectual estadounidense, explicó la experta.

"Hay mucho debate y muchas acciones legales en los países en desarrollo, en un intento por reducir el alcance de esos derechos", agregó Swenarchuk.

Schmeiser perdió las dos primeras instancias judiciales, y podría verse obligado a pagar un millón de dólares en multas y costas judiciales por guardar semillas de su cosecha de colza de 1997, como lo hizo durante medio siglo años.

Monsanto tomó muestras de colza de su hacienda al año siguiente, y detectó genes de la variedad patentada.

Schmeiser dijo a IPS que su hacienda había resultado contaminado en años anteriores por polen de los campos de un vecino y por semillas caídas de camiones en su camino a una procesadora.

Los tribunales de primera y de segunda instancia sentenciaron que Schmeiser había violado los derechos de Monsanto cuando cosechó y vendió sus granos, sin importar cómo llegaron los genes manipulados a su hacienda.

"Continuamos confiando en que la Corte Suprema mantendrá las decisiones anteriores que reconocieron la validez de las patentes sobre esta tecnología", indicó la portavoz de Monsanto Canadá Trish Jordan.

La compañía no contestó las consultas efectuadas por IPS para este informe.

Monsanto asegura que Schmeiser violó a sabiendas y deliberadamente los derechos de patente de Monsanto al sembrar, cosechar, almacenar y vender colza de la variedad RoundUp Ready sin pagar la licencia requerida.

Las praderas canadienses estuvieron hace millones de años en el fondo de un océano. Son muy llanas y el viento sopla con fuerza la mayoría del tiempo.

Estos vientos cargan grandes cantidades de semillas de colza del tamaño de la cabeza de un alfiler, e incluso plantas enteras luego de cosechadas.

Buena parte de los dos millones de hectáreas cultivados con colza están cubiertas por variedades transgénicas. Los genes patentados aparecen, sin mediar intervención humana, en plantas que crecen a lo largo de carreteras, en patios de escuelas, en parques y en campos baldíos.

"Este caso trasciende la persona de Percy Schmeiser", dijo Terry Boehm, dirigente del Sindicato Nacional de Granjeros de Canadá.

"Dado el alcance de la contaminación de colza transgénica de Monsanto en Canadá occidental, la insinuada responsabilidad de los agricultores canadienses es enorme. No soportaríamos, sencillamente, el mantenimiento del actual veredicto contra Schmeiser", añadió.

Al menos 500 granjeros en Canadá y en Estados Unidos han sido amenazados por Monsanto de demandas judiciales, dijo Kimbrell. La mayoría de esos agricultores han pagado lo que les exige la compañía y firman acuerdos de confidencialidad.

Monsanto ha ganado casi un centenar de demandas presentadas ante la justicia canadiense, con un promedio de pagos de 150.000 dólares para la empresa en cada uno de esos casos, indicó el dirigente canadiense.

Así, la compañía "ha recaudado millones de dólares y quebrado a cantidad de granjeros", añadió.

El caso es que Schmeiser, un hoy famoso agricultor de 73 años, se opone a los cultivos transgénicos, así como a la patente de formas de vida. El gobierno nacional de Canadá se ha negado a apoyar su posición, pero el de la provincia de Ontario lo apoya.

Está previsto que la Corte Suprema de Justicia falle en marzo.

***** +Página en apoyo a Percy Schmeiser, en inglés (http://www.percyschmeiser.com/) +Monsanto Canadá (http://www.monsanto.ca/)

(FIN/IPS/tra-eng/sl/ml/mj/en dv/04)

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