Apenas 31 por ciento de los estadounidenses están a favor de subsidiar a los grandes hacendados que hoy reciben 80 por ciento de esos beneficios, según una encuesta.
Los entrevistados para el último sondeo del Programa de Actitudes en Política Internacional (PIPA) de la Universidad de Maryland se opusieron a un aspecto de la política agrícola del gobierno estadounidense que ha obstaculizado la liberalización del comercio internacional.
Más de la mitad de los encuestados apoyaron, en principio, el aumento del comercio mundial. Pero también se mostraron insatisfechos por el modo en que Washington afronta ”los efectos del comercio en el empleo estadounidense, los pobres de otros países y el ambiente”.
La Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) fracasó en septiembre en Cancún, México, en parte por la oposición del mundo en desarrollo a los subsidios agrícolas de países del Norte industrial como Estados Unidos, Japón y los de la Unión Europea.
Desde entonces, Washington, lejos de reducir sus aportes a los productores agrícolas, los aumentó.
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Setenta y siete por ciento de los entrevistados por PIPA se mostraron dispuestos a subsidiar a las pequeñas haciendas (de menos de 200 hectáreas), y sólo 31 por ciento opinaron lo mismo sobre los predios mayores.
Por otra parte, la mayoría de los encuestados rechazaron la actual política de ofrecer subsidios sobre una base regular anual, y se inclinaron por aportarlos sólo en años de vacas flacas.
Sólo 34 por ciento se mostraron a favor de dar a los pequeños agricultores ayuda financiera anual, mientras apenas nueve por ciento se pronunciaron por darla a los grandes hacendados.
La mayoría de los estadounidenses encuestados rechazan la política comercial de Washington por los daños que le atribuyen a los trabajadores del país, los pobres del Sur en desarrollo y el ambiente mundial, según una encuesta.
Pero apenas 18 por ciento se manifestaron contrarios al crecimiento del comercio internacional, si bien sólo 20 por ciento dijeron apoyar las políticas del gobierno en la materia.
Sesenta y tres por ciento de los encuestados consideraron inadecuados ”los esfuerzos del gobierno para ayudar a recapacitar a los trabajadores que perdieron el empleo debido al comercio internacional”, frente a 57 por ciento que contestaron lo mismo en 1999, también para una encuesta de PIPA.
Los entrevistados también mostraron preocupación por el impacto del comercio en las condiciones laborales y ambientales: nueve de cada 10 está a favor de incorporar normas laborales y ambientales a los acuerdos comerciales.
”Al mismo tiempo, dos tercios dijeron que, en principio, apoyan el abatimiento recíproco de barreras comerciales, si bien sienten que debe hacerse más para mitigar el efecto sobre los trabajadores y el ambiente”, dijo el director de PIPA, Steven Kull.
La encuesta fue realizada con un muestreo nacional de 1.896 personas, entre el 19 de diciembre y el 5 de enero. Su margen de error es de entre 2,3 y cuatro por ciento.
El estudio se conoce cuando Washington negocia acuerdos de libre comercio con numerosos países y bloques de todo el planeta.
Están en sus fases finales las conversaciones con Australia y con Marruecos, así como con cinco países de Africa austral (Botswana, Lesotho, Namibia, Sudáfrica y Swazilandia).
El gobierno de George W. Bush también manifestó su intención de negociar acuerdos con Bahrein y Tailandia, y de constituir un área de libre comercio con Medio Oriente en un plazo de 10 años.
Al mismo tiempo, Estados Unidos está comprometido con la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que abarcaría 34 países, todos los del continente excepto Cuba.
Por otra parte, Washington ha concluido negociaciones con cuatro países de América Central, mientras continúa el diálogo con Costa Rica.
Estados Unidos tiene convenios vigentes son Canadá y México —el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, también conocido como NAFTA)—, Israel y Jordania.
Pero la encuesta divulgada este jueves indicó que la política comercial de Bush da ”un modesto (saldo) negativo neto” para el presidente en lo que se refiere a sus perspectivas electorales el 2 de noviembre.
El empleo será uno de los puntos fundamentales sen la campaña electoral de este año. Apenas 21 por ciento de los encuestados por PIPA afirmaron que la política comercial del presidente podría aumentar sus deseos de votarlo, contra 37 por ciento para quienes podría reducirlos.
Además, 77 por ciento de los entrevistados advirtieron que el gobierno ”presta demasiado poca atención a los trabajadores”, y 62 por ciento consideraron que no le preocupa para nada la situación del ambiente.
Sesenta y dos por ciento de los entrevistados manifestaron que Bush ”le presta demasiado poca atención al crecimiento de la economía”, frente a 36 por ciento que contestaron lo mismo en 1999.