El aumento en los precios internacionales del café es insuficiente para revertir la tendencia a la sustitución del cultivo de ese producto por el de plantas narcóticas, según la Organización Internacional del Café (OIC).
La organización con sede en Londres expresó preocupación porque muchos cultivadores de café siguen volcándose al cultivo de adormidera (planta de la familia de la amapola, de cuyo fruto se extrae el opio), marihuana y otras plantas narcóticas o estimulantes, porque los bajos precios del café vuelven poco o nada redituable su producción.
"En Colombia y otros países latinoamericanos, esta tendencia ha adquirido dimensiones preocupantes", dijo a IPS Pablo Dubois, jefe de operaciones de la OIC, con sede en Londres.
El indicador compuesto del precio del café aumentó de 50 centavos de dólar por libra (450 gramos) el año pasado a 56 centavos este mes. Esto es "un aumento, no una recuperación", aclaró Dubois.
La producción de café actualmente es inferior a la demanda, principalmente por el déficit en Brasil, el mayor productor y exportador mundial de café. Se trata del primer déficit de producción en ese país sudamericano, después de cinco años de superávit.
Todo indica que la producción este año será inferior a lo esperado, pero de todos modos esto no garantiza la recuperación de los precios, que serán afectados por las grandes reservas almacenadas en país importadores y por factores naturales, advirtió Dubois.
El precio actual de 56 centavos la libra está muy lejos de proveer a los agricultores los márgenes que obtenían en la década de 1980, cuando el café se cotizaba a 120 centavos la libra.
A fines de los años 80, los países productores ganaban entre 10.000 y 12.000 millones de dólares al año por la venta de café. Ahora, ganan apenas 5.000 millones de dólares anuales.
El pequeño aumento del precio no marcará una diferencia en aquellas áreas en que los agricultores ya abandonaron el cultivo de café.
En Etiopía, cada vez más agricultores cultivan la cata o el kat (catha edulis), una planta de efectos estimulantes, advirtió la organización humanitaria británica Oxfam en un informe. En Perú y Colombia, los agricultores reemplazan el café por la adormidera o la coca, agregó.
"No es que los cultivadores de café se hayan convertido de repente en narcotraficantes internacionales", aclaró Oxfam. Sucede que "las gigantescas empresas transnacionales que controlan el mercado mundial del café no han querido resolver la peor crisis en los últimos 100 años", afirmó la organización.
En Perú, la coca (que se utiliza para elaborar cocaína) se paga tres dólares la libra, y un litro de látex de opio, hasta 1.000 dólares, destaca el informe.
"Si no hay más voluntad política para compensar a los agricultores por los precios bajos e insostenibles del café y dar solución a la crisis, más y más comenzarán a cultivar materia prima para la industria de los narcóticos", advierte.
El fracaso de la última conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio, realizada en Cancún, México, el año pasado, significó un revés para los cultivadores de café, según Oxfam.
"Cualquier posibilidad de que los países acordaran mejores formas de estimular a esos agricultores para diversificaran su producción, emprendiendo otros cultivos legales, desapareció en Cancún", lamentó la organización.
Constantino Casasbuenas, de Oxfam, dijo a IPS que "si la OMC eliminara subsidios y aranceles y creara un terreno parejo para los diferentes países, la situación cambiaría".
En la actual situación, "es imposible para los cultivadores de café de América Latina competir contra otros que gozan de altos subsidios", señaló.
Los métodos utilizados para combatir la adopción de cultivos ilícitos no ayudan, afirmó Casasbuenas. "En Colombia y Perú, en lugar de buscar una verdadera solución para los pequeños productores, rocían sustancias tóxicas sobre los cultivos ilícitos", lamentó.
"Esas sustancias destruyen el suelo, que se volverá estéril por décadas", dijo. Por eso, además de perjudicar a los agricultores, la política de fumigación está creando "un desastre ambiental", advirtió el activista.
Casasbuenas exhortó a las instituciones internacionales a reconocer su responsabilidad en la crisis. "Son sus políticas las que no ofrecen a los agricultores la oportunidad de diversificar su producción", sentenció.