AFGANISTAN: Un país sin ley

A pesar de la enorme presencia militar occidental y de los dos años de vida de un gobierno respaldado por Estados Unidos, Afganistán no es más que un país sin ley, advirtió este lunes un alto funcionario de la ONU.

La situación de la seguridad ”es muy mala”, dijo el representante especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para Afganistán, Lakhdar Brahimi, a delegados afganos en la ceremonia de clausura de la asamblea constituyente llamada Loya Jirga, o gran consejo tradicional, convocado para redactar un proyecto de carta magna.

Brahimi, subsecretario adjunto del foro mundial, criticó implícitamente al gobierno, a la policía, al ejército, a la comunidad internacional y a la Fuerza Internacional de Asistencia en Seguridad, de 4.500 efectivos, por el fracaso en poner fin a la inseguridad del país.

”Existe desde luego lo que leemos en la prensa, oímos en la radio y vemos en la televisión: bombas y explosiones aquí y allá, proyectiles que caen aquí y allá”, dijo Brahimi.

”Pero también existe la inseguridad que no aparece en la prensa: el temor que está en el corazón de todo afgano, porque la ley no rige en este país”, agregó.

El funcionario, ex canciller argelino conocido por sus comentarios directos, abandonará su cargo en la ONU este mes.

Interrogado acerca de los rumores sobre que Brahimi podría dirigir las operaciones del foro mundial en Iraq, su portavoz Fred Eckhard dijo la semana pasada: ”Francamente, no sé si Brahimi está interesado en otro trabajo desafiante en las Naciones Unidas. Creo que siente que ha hecho todo lo que puede por la ONU”.

”Estamos especialmente agradecidos por que haya prestado su prestigio y su trabajo duro a favor del proceso afgano”, agregó Eckhard.

Las declaraciones de Brahimi se producen en medio de reportes acerca de que la ONU considera reducir sus actividades o incluso retirar a su personal internacional de Afganistán por la creciente inseguridad, así como lo hizo en Iraq el año pasado, luego que su cuartel general fue bombardeado.

En noviembre, la ciudadana francesa Bettina Goislard, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, fue asesinada a balazos en la oriental ciudad de Ghazni, convirtiéndose en la primera integrante del foro mundial muerta en Afganistán.

El domingo, un socorrista afgano que trabajaba para la organización humanitaria cristiana Shelter for Life (Refugio para la Vida) fue secuestrado en la principal carretera afgana por presuntos militantes del grupo islámico Talibán, que controló el país hasta octubre de 2001 cuando éste fue invadido por tropas estadounidenses.

Washington lanzó bombardeos y envió tropas a Afganistán luego de que el régimen Talibán, fundamentalista islámico, se negó a entregar al saudita Osama bin Laden, acusado por Estados Unidos de pergeñar los atentados suicidas del 11 de septiembre de 2001 contra las torres gemelas del World Trade Center y la sede del Departamento (ministerio) de Defensa.

Rebeldes armados afganos continúan atacando a trabajadores humanitarios y socorristas, a los que acusan de ser aliados de las naciones occidentales que han ocupado el país.

Ante la pregunta de si esos ataques están destinados a forzar la salida de la ONU, el subsecretario adjunto del foro mundial para Operaciones de Mantenimiento de Paz, Jean-Marie Guehenno, dijo en diciembre que ”ciertos elementos quieren desalentar cualquier presencia extranjera en Afganistán”..

”Es necesario asegurar que tales elementos no cuenten con respaldo de la población, que ya ve los beneficios del trabajo de la ONU en muchos frentes, incluyendo la remoción de minas terrestres y la educación”, agregó.

Pero, advirtió Guehenno, la ONU necesita considerar la seguridad de su personal y evaluar cuidadosamente la realidad en el terreno.

El deterioro de la situación de seguridad es ”una preocupación de primer orden” en todo Afganistán, donde ”la criminalidad, los combates entre facciones y el narcotráfico suman impactos negativos”, señaló el mes pasado en un informe el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

Brahimi comentó que la población afgana teme a las armas en manos de ”la gente equivocada”, que no se usan para defenderla ni para lanzar una ”guerra santa”, sino para aterrorizarla.

”La gente habla sobre individuos llamadas comandantes que establecieron cárceles privadas en varios lugares del país, y conozco más de un caso en que tales comandantes dispusieron arrestos sin razón alguna, salvo su deseo de apoderarse de las casas u otras propiedades de las víctimas, o de casarse con sus hijas”, añadió.

El representante especial dijo a los delegados que conocía el caso de un afgano que se autodenomina ”mujaidín”(luchador religioso por la libertad) y comandante, y aterroriza a un distrito entero, y el de otro que ”se hace llamar policía y aterroriza a toda una ciudad”.

Ambos dicen contar con apoyo de ”gente importante en el país”, destacó.

Brahimi informó que había puesto esos casos a consideración del gobierno de Kabul, y aseguró que la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés) continuará sus tareas de supervisión de la situación de seguridad en ese país.

”Tenemos grandes esperanzas de que el gobierno no sólo adopte medidas contra esos individuos (responsables de abusos), sino que también ponga fin a tal tipo de comportamiento en todo el país. Esa gente daña la reputación de la guerra santa”, alegó.

El mes pasado, el representante especial criticó el bombardeo indiscriminado estadounidense que causó la muerte de civiles afganos, entre ellos niños y niñas.

”Este tipo de incidente tiene un efecto desestabilizador, porque agrava los sentimientos de inseguridad y miedo en el país”, sostuvo Brahimi tras la muerte de nueve niños debido a un ataque aéreo de fuerzas de Estados Unidos contra una aldea afgana, el 7 de diciembre:

Ese ataque estadounidense fue el segundo con víctimas fatales infantiles en una semana.

”Es lamentable y preocupante que este tipo de incidente facilite la acción de quienes tratan de estropear el proceso de paz y reunir apoyo para sus propios intereses”, alertó el funcionario de la ONU.

Annan comentó a periodistas, sobre esas muertes de niños, que ”la lucha contra el terrorismo no se puede ganar a costa de las vidas de inocentes”.

Por otra parte, la Loya Jirga anunció este lunes, luego de tres semanas de intensos debates, que sus 502 integrantes se pusieron de acuerdo sobre un proyecto de nueva Constitución.

Los delegados participantes, en nombre de toda la población, aprobaron un sistema de gobierno democrático con un presidente y una asamblea nacional bicameral, y la realización de elecciones generales dentro de seis meses. (

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