La concepción de una Unión Europea (UE) con «dos velocidades» de integración es motivo de disputas, en especial tras el colapso el fin de semana de la cumbre sobre el Tratado Constitucional del bloque.
Al cabo de la reunión del sábado, Alemania y Francia se refirieron a la posibilidad de que países con posiciones similares forjen entre ellas alianzas más estrechas a falta de Tratado Constitucional. Eso arrastraría a otros estados a un espacio marginal.
"Si no alcanzamos un consenso en el futuro predecible, surgirá una Europa de 'dos velocidades'. Esa sería la lógica de tal fracaso", dijo el canciller (jefe de gobierno) alemán Gerhard Schroeder en una conferencia de prensa luego de la ruptura de las negociaciones.
El presidente de Francia, Jacques Chirac, dijo que esperaba ver un pequeño grupo de países trabajando juntos en una cooperación más estrecha dentro de la UE. "Esto nos dará un motor, un ejemplo que permita a Europa avanzar mejor, más rápido y más profundo", agregó.
Chirac mencionó la defensa, la política económica y la justicia como tres áreas en que esos pocos países podrían cooperar.
Pero el ex primer ministro italiano Giuliano Amato rechazó el mero concepto de una Europa de dos velocidades. Amato es uno de los dos vicepresidentes de la Convención Europea, órgano a cargo de proyectar el Tratado Constitucional del bloque.
El Tratado Constitucional está a consideración de la Convención Europea, órgano que preside el ex presidente francés Valery Giscard D'Estaing y que se integra por representantes de los 15 países integrantes de la UE y de los 10 que ingresarán en el bloque en los próximos años.
Los países pequeños que ya integran o que se integrarán a la UE —la mayoría repúblicas ex comunistas de Europa central y oriental— muestran recelo frente a Alemania y Francia, que pretenden hacer prevalecer la población de un Estado por encima del principio de "un país, un voto".
Veinte de los 25 países que formarán el bloque en 2004 se oponen al proyecto franco-alemán. Las declaraciones sobre una "Europa de dos velocidades" parecen responder a esa iniciativa.
"Me opongo a la perspectiva de una vanguardia europea conduciéndose sola. Si nos dividimos sin crear un fuerte campo común, el resultado serán dos Europas, cada una de ellas conduciéndose sola y ambas debilitándose mutuamente y sin ningún peso en el mundo", dijo Amato en un comunicado este lunes.
El fracaso de la cumbre pone una sombra de duda sobre la ampliación de la UE, dijo a IPS el experto John Palmer, director del Centro Europeo de Políticas.
"Las indefiniciones sobre aspectos clave de la nueva constitución reflejan límites a una integración europea entre 25 países, al menos por algún tiempo", dijo.
"La crisis de la cumbre deben ser vista en el contexto de un menguante apoyo del público a la UE y a su ampliación, al menos tal como lo reflejó la última encuesta Eurobarómetro, y también en el contexto de una débil y vulnerable recuperación económica", agregó.
Este año, las divisiones en torno de la invasión a Iraq y la adopción del euro como divisa única del bloque parecen preanunciar nuevos conflictos, sostuvo Palmer.
El manejo del debate sobre la constitución europea corresponderá ahora a Irlanda, que asumirá la presidencia de la UE de manos de Italia en enero.
El primer ministro irlandés Bertie Ahern descartó que pueda celebrarse una nueva conferencia intergubernamental sobre el Tratado Constitucional antes de marzo, cuando presentará un informe al respecto al Consejo de Europa.
Por su parte, el primer ministro de Suecia, Goran Persson, pronosticó que, al parecer, no se desarrollará ningún diálogo significativo antes del primer semestre de 2005.
El fracaso de las negociaciones hundió al bloque en una crisis política. Los 15 miembros actuales y los 10 que aspiran a incorporarse en mayor próximo parecen más divididos que nunca.
El diálogo entre los líderes de la UE por el tratado constitucional naufragó por diferencias irreconciliables sobre el derecho de sufragio. España y Polonia pretendían mantener la cantidad de votos que se les había asignado hace tres años en el Tratado de Niza.
Pero eso les habría atribuido el mismo peso que a Alemania, cuya población es más del doble que la de cada uno de esos países.
Polonia se negó a aceptar el acuerdo propuesto por el primer ministro italiano y hoy al frente de la presidencia rotativa de la UE, Silvio Berlusconi, que habría retrasado la aplicación del Tratado de Niza para 2014.
La próxima prueba para la UE serán las elecciones al Parlamento Europeo, en junio próximo. Se teme una alta abstención.
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+Unión Europea (http://europa.eu.int/index-es.htm)