El Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, en La Haya, se ha transformado en un centro de poder para Serbia: sus dos reclusos más famosos hacen campaña desde sus celdas para las elecciones parlamentarias de este mes.
El ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic y su antiguo aliado político Vojislav Seselj encabezan las listas del Partido Socialista de Serbia (SPS) y el Partido Radical Serbio (SRS), respectivamente, para los comicios del día 28.
Esto implica que ambos podrían ser elegidos para el parlamento, pese a que están acusados de crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos en los años 90, durante las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia. Milosevic también está acusado de genocidio.
El hecho de que puedan postularse se debe a la presunción de inocencia, explicó Radoslav Vacovic, presidente de la Comisión Electoral de Serbia. Pero si son elegidos, perderán automáticamente el cargo una vez que sean sentenciados, aclaró.
Slobodan Vucetic, presidente de la Corte Constitucional, admitió que hay un vacío legal. No existen bases legales para impedir la postulación de los acusados, dijo a la prensa. Ninguna ley prevé ese acontecimiento, agregó.
Milosevic y Seselj recibieron delegaciones de sus partidos en varias ocasiones en las últimas semanas, dieron instrucciones a los miembros del partido y grabaron mensajes de campaña. Medios de prensa serbio emitieron estos mensajes.
Los partidos reformistas que derrocaron a Milosevic hace tres años y lo extraditaron a La Haya en junio de 2001 están indignados, pero no pueden hacer mucho.
En una visita a Belgrado el lunes, Javier Solana, representante de la política exterior y de seguridad de la Unión Europea, consideró que las candidaturas de Milosevic y Seselj son una provocación innecesaria.
Solana exhortó a los serbios a votar por partidos democráticos y recordó que hace tres años eligieron entrar a la familia de naciones de la Unión Europea cuando derrocaron a Milosevic. Esta vez, elegirán entre Europa y el camino al pasado, advirtió.
Algunos críticos culpan al tribunal de La Haya por no impedir la conducción de asuntos políticos serbios a la distancia.
Sólo la semana pasada, el tribunal prohibió las comunicaciones telefónicas y personales de Milosevic y Seselj por 30 días, salvo con familiares y abogados.
Es demasiado tarde, dijo a IPS la analista Ljiljana Smajlovic. Esto sólo agrandará el aura de mártires de ese par, y eso es lo que menos quieren ahora los partidos orientados a la reforma, agregó.
Las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia dejaron cerca de 250.000 muertos en una población de 23,5 millones. La mayoría eran civiles.
Yugoslavia se desintegró por completo y hasta perdió su nombre este año. Lo que quedó de la antigua federación después de las guerras se llama ahora Serbia y Montenegro.
El conflicto estalló en 1991, con una campaña de independencia de Eslovenia y Croacia, dos de las seis repúblicas que entonces constituían Yugoslavia. Ambas pretendían la liberación de la órbita de Belgrado, capital de la mayor de las repúblicas, Serbia. Bosnia-Herzegovina les siguió en 1992.
La guerra en Bosnia-Herzegovina duró hasta 1995 y dejó cerca de 200.000 muertos. El conflicto estalló en medio de una ola nacionalista serbia iniciada en Belgrado por el entonces presidente Milosevic.
La fiscalía del Tribunal acusó a Milosevic de presidir un plan maestro para crear una Gran Serbia, proyecto que, según la parte acusadora, habría tenido como resultado la muerte de un cuarto de millón de no serbios en Croacia, Bosnia-Herzegovina y la provincia serbia de Kosovo.
Mientras, los líderes del SRS alentaron el odio nacionalista contra los no serbios y juntaron voluntarios para pelear en las guerras de Croacia y Bosnia, entre 1991 y 1995.
Se cree que miles de paramilitares voluntarios de Seselj, la policía y los servicios secretos de Serbia cometieron la mayoría de los crímenes de guerra contra los no serbios.
Cansados del aislamiento, las sanciones internacionales y la pobreza, los serbios votaron en septiembre de 2000 por la reformista Oposición Democrática de Serbia, pero la falta de avance del gobierno hacia la recuperación económica hizo volver el péndulo hacia la derecha, representada por el SRS y el SPS.
La transición hacia la economía de mercado dejó a decenas de miles de serbios sin empleo, y el aumento del nivel de vida ha sido muy lento.
Además, la extradición de Milosevic a La Haya hirió profundamente los sentimientos nacionalistas de muchos serbios.
Como resultado, el candidato del ultranacionalista SRS, Tomislav Nikolic, obtuvo el mayor número de votos en las elecciones presidenciales del mes pasado, aunque los comicios fueron anulados porque no alcanzaron la participación electoral mínima exigida por la ley, de 50 por ciento.
Lo absurdo de la ley serbia es que se les puede llamar (a Milosevic y Seselj) inocentes, señaló Biljana Kovacevic Vuco, presidenta del Comité Yugoslavo de Abogados por los Derechos Humanos.
Pero luego de lo que pasó en las guerras y lo que está pasando ahora en el Tribunal Penal, se puede deducir que no lo son, agregó, en declaraciones a IPS.
Un portavoz del SRS declaró que su partido espera que Seselj se convierta en un parlamentario activo, pero Ivica Dacic, del SPS de Milosevic, dijo a IPS que la candidatura del ex presidente es meramente simbólica y una muestra de apoyo hacia Milosevic. (