PAKISTAN: Más lejos de islamistas, más cerca de EEUU

La nueva represión del extremismo islámico y las iniciativas de paz hacia India podrían interpretarse como un cambio de actitud del gobierno militar de Pakistán, pero los críticos sostienen que son sólo una estrategia para complacer a Estados Unidos.

Para los partidos islámicos pakistaníes, el cese unilateral del fuego sobre la Línea de Control que divide a la región de Cachemira entre India y Pakistán, anunciado por el primer ministro Zafarullah Khan Jamali, es una señal de ”derrotismo” por parte del gobierno.

”India lo usará como un instrumento de propaganda y como prueba de la participación pakistaní en el terrorismo y la agresión”, advirtió Qazi Hussain Ahmed, líder del partido religioso de derecha Jamaat-i-Islami.

India y Pakistán se enfrentaron tres veces en guerra (una de ellas no declarada) desde 1947 por el valle de Cachemira, parte del único estado indio de mayoría musulmana, que los pakistaníes reclaman para sí.

Aunque el discurso de Jamali a la nación aumentó las esperanzas de normalización de las relaciones entre ambos vecinos, que poseen armas nucleares, sus propuestas de paz aumentaron el descontento creado entre grupos islamistas y de derecha por la represión de partidos religiosos y organizaciones radicales, realizada bajo presión de Estados Unidos.

Pese a la desaprobación de organizaciones de derecha, Islamabad anunció la restauración de los vínculos aéreos con India, que Nueva Delhi había suspendido luego de un ataque a su parlamento, en diciembre de 2001, que atribuyó a grupos separatistas cachemiros establecidos en Pakistán.

Los últimos acercamientos aumentaron las probabilidades de una reunión entre Jamali y su par indio Atal Behari Vajpayee al margen de la cumbre de la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional, a realizarse en Islamabad el mes próximo.

Pero según los partidos islámicos, las recientes medidas del gobierno pakistaní tienen como propósito complacer a Estados Unidos y otros países occidentales, que acorralan a Pakistán utilizando como pretexto la ”guerra contra el terrorismo”.

”La verdad es que India continúa una guerra unilateral contra los musulmanes de Cachemira, ahora abandonados por el ejército pakistaní”, lamentó Qazi, cuyo partido forma parte de Muttahida Majlis-i-Amal (MMA), una alianza de seis partidos religiosos que sorprendió en las elecciones de octubre de 2002 al conquistar el gobierno de la Provincia de la Frontera Noroccidental.

MMA expresó preocupación por la restricción de las actividades de los grupos islámicos. ”La última represión contra grupos religiosos fue por presión de los estadounidenses”, dijo a IPS Hafiz Hussain Ahmed, uno de los principales líderes de la alianza islámica.

El gobierno negó que sus medidas respondieran a presiones de Washington, pero el anuncio oficial de la proscripción de tres organizaciones islámicas por sus vínculos con el terrorismo, el 15 de noviembre, se realizó un día después de que la embajadora de Estados Unidos señalara el resurgimiento de grupos extremistas islámicos en Pakistán.

La embajadora Nancy Powell había manifestado en una recepción en la meridional ciudad de Karachi que su país estaba alarmado por el resurgimiento de grupos radicales islámicos proscriptos, los cuales, dijo, presentaban una grave amenaza para Pakistán, para la región y para Estados Unidos.

En círculos gubernamentales pakistaníes, las declaraciones de Powell fueron consideradas como una reprimenda de Washington por la incapacidad de Islamabad de contener el extremismo. Este fue citado por India como la causa de su falta de respuesta a las ofertas de paz de Pakistán en el pasado.

El gobierno se apresuró entonces a proscribir y detener a los líderes de Islami-Tehreek-e-Pakistan, Millat-e-Islamia Pakistan y Khuddam-ul-Islam, en virtud de la Ley Antiterrorismo de 1997. Pocos días después, hizo lo mismo con los grupos Hizb-ul-Tehreer, Jamaat-al-Furqan y Jamiat-ul-Ansar.

Las tres organizaciones proscriptas en primer lugar existían antes bajo los nombres de Tehrik Jaferia Pakistan (portavoz político de los chiitas), Sipah-i-Sahaba Pakistan y Jaish-e-Muhammad, acusado de la autoría intelectual del ataque al parlamento indio en diciembre de 2001.

Islamabad ya los había proscripto en enero de 2002, pero no había detenido a sus líderes.

Algunos partidos que promueven la autodeterminación de Cachemira consideran que existe un vínculo directo entre la represión del extremismo y el acercamiento a India, y temen que los actuales esfuerzos dividan a esa región y conviertan a la Línea de Control en una frontera permanente.

”Estados Unidos y la Unión Europea están presionando a Pakistán e India para que reconozcan la línea de cese del fuego (Línea de Control) como límite permanente”, sostuvo Amanullah Khan, líder del Frente de Liberación de Jammu y Cachemira.

Khan dijo a IPS que su partido siempre respaldó las iniciativas de paz indo-pakistaníes, pero que éstas no deben prosperar a costa del pueblo cachemiro.

El Frente de Liberación resistirá cualquier plan para dividir a Cachemira. ”No permitiremos que eso ocurra, porque el pueblo cachemiro ha sacrificado su vida por la independencia de Cachemira”, advirtió. (

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