IRAQ-MEXICO: «Que regresen nuestros hijos”

«Nuestros hijos deben regresar a casa y no seguir muriendo en esta ocupación militar absurda”, dijo este miércoles a IPS desde Iraq el mexicano Fernando Suárez, padre de un joven soldado estadounidense fallecido en ese país.

"Estoy en Iraq para expresar apoyo a este pueblo y decir a los soldados de Estados Unidos, principalmente a los latinos, que vuelvan a su país, que no sigan en esta locura bélica”, señaló Suárez en entrevista telefónica.

Este mexicano de 48 años, quien se fue a Estados Unidos a mediados de los años 90 sin contar con permisos migratorios, perdió a su único hijo Jesús en marzo, cuando éste piso un mina terrestre pocos días después de llegar a Iraq como parte de las tropas invasoras.

Tras la muerte de su hijo, de 20 años, Suárez dejó sus actividades privadas y se transformó en un activista de grupos sociales que demandan el regreso de los soldados estadounidense a casa. Ahora visita Iraq como parte de sus nuevas tareas.

"Han muerto cientos de soldados de Estados Unidos desde que empezó la guerra en marzo y muchos de ellos de origen latinoamericano y todo por las decisiones de ese señor (George W.) Bush, al que llaman presidente”, señaló.

Al igual que gran parte de los 120.000 efectivos de origen latinoamericano que pertenecen al ejército de Estados Unidos, el hijo de Suárez se enroló como soldado animado por la oferta de obtener la nacionalidad estadounidense y acceso a créditos y becas de estudio.

"La muerte de Jesús fue lo peor que le pudo pasar a mi familia y lo mismo pasa con otras que perdieron a sus hijos, pero esto me sirvió para entender que, si la sociedad civil no se moviliza, las muertes de tantos jóvenes valiosos continuarán”, declaró.

Suárez llegó a Bagdad el lunes y permanecerá hasta el domingo próximo junto a otras nueve personas, la mayoría estadounidenses.

Hospitales, centros de atención infantil y lugares donde se brinda atención humanitaria forman parte de su periplo, financiado por la organización no gubernamental Global Exchange, con sede en la occidental ciudad estadounidense de San Francisco.

“Todo aquí es ahora confusión, nadie parece querer la guerra, pero al mismo tiempo se observa a la población entregada a sus actividades laborales y comerciales de un forma frenética”, relató.

Al momento de ser entrevistado por IPS, Suárez visitaba en Bagdad un hospital de niños, a quienes entregó copias de 3.000 cartas escritas por menores estadounidense donde repudian la guerra en Iraq y ofrecen su solidaridad.

El activista mexicano, que luego de la muerte de su hijo señaló que estaba arrepentido de haber emigrado a Estados Unidos, denunció que el gobierno de Bush lo acusa de loco y mal agradecido por formar parte de las campañas contra la guerra.

“Yo les explico aquí que el pueblo de Estados Unidos no es el que desea la ocupación de Iraq, que esto es entera responsabilidad de un gobierno mentiroso que encabeza un presidente ilegítimo y enloquecido por transformar en muertos y asesinos a un puñado de soldados inexpertos”, expresó.

Suárez señala la ilegitimidad de la presidencia de Bush haciéndose eco de las denuncias de irregularidad en su favor en el cómputos de votos en el sudoriental estado de Florida, gobernado por su hermanos Jeb, que finalmente le permitieron llegar al gobierno.

Unos 30.000 de los 140.000 soldados estadounidenses presentes en Iraq son de origen latinoamericano. Además, hay 1.144 que pertenecen a las fuerzas armadas de El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana.

Según datos del gobierno de Estados Unidos, más de 400 de sus soldados han muerto desde que comenzó la guerra en marzo. De ellos, más de 150 llevaban la sangre de sus progenitores latinoamericanos, calculan activistas sociales.

La guerra, desatada contra Iraq por Estados Unidos con ayuda británica para sacar del poder a Saddam Hussein, objetivo logrado, derivó en una ocupación que se mantendrá hasta lograr que ese país árabe sea seguro y establezca un clara ruta hacia la democracia, sostiene Washington.

Pero el objetivo ha chocado contra una agresiva resistencia de grupos afines a Saddam Hussein, que a través de ataques sorpresivos y suicidas ha provocado la muerte de decenas de soldados, civiles y diplomáticos de distintos países.

Este miércoles fue atacada con morteros la base de las fuerzas militares de Honduras en la meridional ciudad iraquí de Nayaf. En Tegucigalpa, el presidente Ricardo Maduro lamentó el ataque, pero advirtió que no repatriará a los soldados de hondureños.

“Nuestros hijos deben regresar a casa y no seguir muriendo en esta ocupación militar absurda”, enfatizó Suárez.

“Yo digo que los jóvenes latinos no deben ingresar al ejército de Estados Unidos, donde los enganchan a través de promesas y mentiras, y que su lugar deben ser las escuelas y las universidades”, manifestó Suárez..

“Mi hijo se dejó engañar y por eso entró a un ejército que lo mató, que lo privó de lo mejor de la vida. Esto no debe pasar a otros, hay que decirlo en voz alta, hay que gritarlo”, añadió.

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